Brian Wilson: dios o, incluso, Dios del pop

El alma de los Beach Boys, compositor, productor, cantante y multiinstrumentista lega la construcción de California como paraíso adolescente y obras mayúsculas como ‘Pet Sounds’. Solo él tuteó a los Beatles en los años 60

El compositor, productor y cantante Brian Wilson, alma de los Beach Boys.

El compositor, productor y cantante Brian Wilson, alma de los Beach Boys.

Ramón Vendrell

La banda estadounidense Velvet Crush tituló su estupendo segundo elepé Teenage symphonies to God en referencia a una descripción que Brian Wilson hizo de la música que estaba creando para Smile, el álbum (no álbum, de hecho) con el que se alejó de la cordura. Pero para Velvet Crush el título del disco tenía un doble significado: God, Dios, era Brian Wilson. Y como para Velvet Crush, para miles de aficionados al pop y de músicos de pop.

Brian Wilson, un dios del pop, el Dios del pop para no pocos maximalistas, el único artista que tuteó a los Beatles en la década de 1960, falleció a los 82 años, anunció el miércoles pasado su familia. Padecía un trastorno neurocognitivo similar a la demencia, motivo por el que tras la muerte de su esposa había quedado bajo tutela judicial. Sus hermanos Dennis y Carl murieron respectivamente en 1983 y 1998. Con ellos y con su primo Mike Love y el compañero de estudios Al Jardine formó Brian The Beach Boys a principios de los 60. El resto es historia gloriosa, y triste.

No solo ‘Pet sounds’

Las listas de los mejores elepés de la música popular moderna sitúan siempre Pet sounds (1966) en lugar privilegiado, y de la misma manera ignoran siempre la producción anterior y posterior de los Beach Boys. Es un error. Los Beach Boys fueron maravillosos desde Surfin’ safari (1962).

Nadie como ellos contribuyó a acuñar la imagen de California como territorio dorado, surf, coches trucados, barbacoas y romances, el paraíso de la adolescencia, con The Beach Boys today! (1965) como cima de esa etapa. De igual modo, hay en la discografía posterior a Pet sounds joyas sobrecogedoras y ensimismadas del calibre de Surf’s up (1971) y Holland (1973), así como muy destacables muestras de magisterio pop como 20/20 (1969) y Carl and The Passions. So though (1972).

Armonías fraternales

Brian Wilson nació en Inglewood, California, el 20 de junio de 1942. Era mayor que Dennis (1944) y Carl (1946). Su padre, Murry, rebasaba de largo los límites de la exigencia razonable, máxime en cuanto los chicos empezaron con la música. Como el padre de los Jackson. Había habido armonías fraternales celestiales antes, por ejemplo las de The Louvin Brothers. Las hay ahora, por ejemplo las de The Lemon Twigs. Pero ningún caso como el de los Beach Boys para defender que las armonías vocales hechas por hermanos son mágicas.

Éxito adolescente tras éxito adolescente, y qué hay de malo en ello, los Beach Boys dieron un salto cuántico con The Beach Boys today!, con estructuras, instrumentación y producción mucho más sofisticadas. Todo a cargo de Brian. Murry había sido despedido de su papel de guía del grupo y Brian se había retirado de los escenarios tras una crisis nerviosa, como suele decirse. Emergía a lo bestia Brian, mago pop total, maniático del estudio obsesionado con las capas de sonido de Phil Spector, de quien en sueños sospechaba que le espiaba; emergía Brian, capaz de dictar a cada instrumentista lo que quería de él, a veces con explicaciones muy raras, la música estaba en su cabeza, ¿no le entendían?

Ese Brian Wilson hizo una explosión atómica con Pet sounds, alianza celestial de pop y de experimentación. Para abreviar: Paul McCartney lo puso por las nubes y admitió que fue un acicate para Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

La competición no le sentó bien a Brian, ni el LSD, ni la marihuana, ni la cocaína. Smile, el disco maldito por excelencia, se le atragantó de mala manera. Para la sesión de la canción Fire hizo que los músicos de la orquesta se pusieran cascos de bombero. Se eternizaba y se eternizaba la continuación de Pet Sounds, con prodigios anticipados como Good vibrations, pero el álbum no llegaba y nunca llegó en su momento, fue cancelado. Sí hubo reconstrucciones posteriores.

Aquí y allá

Una ilustración del legendario libro Rock dreams, de Guy Pellaert y con textos de Nick Cohn, presenta a Brian extraviado ante un piano. Más o menos así se quedó. Se dice que tenía un recipiente con arena de Malibú para poner los pies, a ver si le reconectaba con la inspiración. Piezas compuestas para Smile fueron emergiendo aquí y allá en las entregas posteriores de los Beach Boys, para empezar Heroes & Villains en Smiley smile (1967).

Tirando a siniestro, el psiquiatra Eugene Landy no hizo mucho por la salud mental de Brian en los años 70, y tampoco el resto de los Beach Boys le arropó precisamente. El grupo, lo que queda de él, que es un cancionero inmenso firmado en su mayoría por Brian, tiene varias fechas programadas en España para este verano, y es poco probable que las cancele.

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