El Pergamino de Clío
El caballero del brazo de hierro
Götz von Berlichingen fue un mercenario católico que perdió un brazo a principios del siglo XVI y encargó dos prótesis, una para su vida diaria y otra para ir a las guerras

El caballero del brazo de hierro. / El Día
Goethe no perdió la oportunidad de escribir sobre un personaje que, a pesar de haber existido, generó un halo mitológico a su alrededor. Götz von Berlichingen fue un mercenario católico que perdió un brazo a principios del siglo XVI. Se hizo famoso al sustituir su extremidad por una original y llamativa prótesis gracias a la cual se ganó el apodo de Mit der Eisernen Hand (el de la mano de hierro).
Nació en Alemania entrono a 1480. Tras la muerte de su tío, al que había servido, pasó a estar bajo las órdenes del marqués Federico V de Brandeburgo en 1497. Después, sirvió a Maximiliano I de Habsburgo que se encontraba en guerra con los franceses mientras trataba de conquistar regiones imperiales como Lorena o Brabante. En 1500 empezó a ir por libre y formó junto a su hermano una compañía de mercenarios.
Fue en 1504 cuando perdió su brazo de un cañonazo. Götz, lejos de apartarse del campo de batalla, encargó dos prótesis, una para su vida diaria y otra para ir a las guerras. Eran, en realidad, guanteletes articulados. Los dedos podían moverse gracias a unas pequeñas ruedas y un trinquete. Mientras que la de uso cotidiano tenía mayor precisión, ya que la usaba incluso para escribir, la de combate le permitía sujetar un escudo o las riendas de su caballo.
Götz asaltó a unos comerciantes de Núremberg en 1512, algo que le enemistó con Maximiliano I, quien confiscó sus propiedades y le prohibió seguir en activo. Pagó para que le devolvieran sus bienes, pero reincidió y en 1518 la Liga de Suabia puso precio a su cabeza. La Liga estaba en guerra con el duque Ulrich von Württemberg, así que Götz le ayudó, pero pronto cayó preso. Consiguió pagar su libertad, pero también tuvo que rendirse y retirarse al castillo de Hornberg en 1517. Su paz duró solo hasta 1525, cuando estalló la Guerra de los Campesinos, unas revueltas populares contra el Sacro Imperio.
Götz combatió junto a los rebeldes, los cuales terminaron siendo derrotados. Cayó nuevamente preso de la Liga de Suabia en 1528, pero compró de nuevo su libertad pagando veinticinco mil ducados y se comprometió a no volver a saquear, a permanecer en sus tierras y a dormir siempre en su castillo.
Cumplió su promesa durante diez años, hasta que Carlos V reclamó su presencia ya que necesitaba soldados experimentados a su lado. Sin embargo, los turcos fueron implacables y Götz ni siquiera pudo intervenir en la batalla. A los sesenta años, se retiró tras dos campañas, una contra Francia y otra contra Inglaterra.
Götz vivió el resto de sus días junto a su segunda esposa y escribió una autobiografía, Lebens-Beschreibung des Herrn Gözens von Berlichingen, en la que se basó Goethe para escribir su obra sobre el caballero. En ella, aparece una frase supuestamente dicha por Götz que se popularizó y fue utilizada por el mismo Mozart. La frase, que pasó a la historia como «frase de Götz» decía: Er aber, sag’s ihm, er kann mich im Arsche lecken! (¡Dile que me puede lamer el culo!).
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