Una japonesa de vanguardia

La fotografía japonesa es poco conocida en España. Apenas nombres como los de Shomei Tomatsu y Nobuyoshi Araki han expuesto obra por aquí en alguna ocasión. Precisamente una discípula de Araki, Sakiko Nomura, presenta una gran exposición que recorre sus principales facetas artísticas. Y es un mérito añadido el hecho de ser mujer, tradicionalmente marginada en el mundo de la fotografía en Japón. Fuera de su país, Nomura ha llevado su obra a México y a varios países europeos, pero su reconocimiento internacional ha venido a través de sus más de treinta fotolibros, que aunque puedan parecer muchos, es una actividad muy arraigada en la fotografía japonesa (su maestro Nobuyohsi Araki publicó 450). En la Fundación Mapfre, en Madrid, se pueden ver 18 de estos fotolibros y también una película formada por secuencias de tres cortometrajes de la artista.

Nomura nunca data sus fotografías, para que sea el espectador quien interprete el sentido de su obra. De este modo sus exposiciones nunca obedecen a un orden cronológico. El título de esta exposición, Tierna es la noche, se inspira en la novela del mismo título de Scott Fitgerald publicada en 1934, cuyos protagonistas son también jóvenes atractivos, tiernos y con deseos eróticos.

Una de sus especialidades es el desnudo masculino, ya desde su primer fotolibro, La habitación desnuda, de 1994. A algunos de sus modelos los retrató durante mucho tiempo, como a Kintaro Matsumoto y a Hiroki Kurotaki, que posó desnudo para ella durante veinte años, hasta su muerte.

Sakiko Nomura es una de las pocas mujeres que ha practicado el género con hombres como modelos, subvirtiendo las reglas que concebían el desnudo femenino para complacer la mirada de los hombres. De este modo se aleja del tópico del cuerpo desnudo como fantasía sexual. Son desnudos de hombres realizados en blanco y negro en atmósferas misteriosas. Suele alternarlos con imágenes de animales y naturalezas muertas, sobre todo flores. También con paisajes urbanos, habitaciones de hotel y reflejos en movimiento. Con estas imágenes Nomura quiere transmitir la fugacidad del tiempo y las relaciones entre la vida y la muerte.

Los modelos de estos desnudos suelen ser amigos o conocidos a quienes permite moverse libremente después de establecer con ellos un vínculo de confianza. En el fotolibro Vuelo nocturno, de 2008, una de sus escasas publicaciones en color, alterna fotografías de hombres desnudos con imágenes de aviones despegando o aterrizando, con chimeneas industriales y con imágenes de fuegos artificiales. En sus series de flores también expone la fugacidad de la existencia a través de orquídeas, crisantemos y rosas en descomposición.

Atracción por la oscuridad

La presencia de la noche y del mundo nocturno es una de las constantes en la obra de Sakiko Nomura. Su atracción por la oscuridad y por la luz tenue y la utilización del objeto desenfocado trasladan a estas fotografías como una intención de encontrar la luz al final del viaje. La oscuridad les proporciona una cierta magia. En Oscuridad negra, término budista que alude al infierno, Nomura muestra imágenes muy oscuras en blanco y negro, de desnudos masculinos al lado de fotografías de rascacielos, dormitorios vacíos y también flores, en imágenes muy oscuras. Y en Nude/A room/Flowers incluye el color en fotos de ciudades como Venecia, Berlín o Pekín con interiores de iglesias, cementerios y hospitales. Nomura también experimentó con solarizaciones impresas en su serie Otra oscuridad negra, su obra más reflexiva y analítica, en la que hay que esforzarse para descifrar las imágenes de hombres desnudos, siluetas de ciudades, coches y árboles.

Una de las secciones está dedicada a las fotografías que Nomura hizo en Granada expresamente para esta exposición durante el verano de 2024, unos 200 carretes en analógico, según dijo en la presentación.

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