Tras la pista de Jane Austen
De Londres a Chawton o Bath, el 250º aniversario del nacimiento de la cronista de la nobleza rural inglesa llega cargado de homenajes literarios y es una excusa ideal para conocer los rincones de Inglaterra asociados a la famosa y popular escritora

The Pump Room, en Bath. / El Día
maría josé iglesias
En medio del silencio solemne de la Poet’s Corner de la Abadía de Westminster, cerca del monumento a Shakespeare, una placa recuerda a Jane Austen (Stevenson 1775-Winchester, 1817), «lady» de las letras inglesas y voz de la vida cotidiana de la pequeña nobleza rural (gentry) en la era Georgiana y la Regencia. Austen vivió y reflejó ese ecosistema de finales del siglo XVIII y principios del XIX, poblado de bailes, tés con nube de leche, visitas al calor de la chimenea, lecturas, bordados, vestidos, sombreros y lazos, paseos por el campo y romances de salón, en el que las mujeres como ella tenían como única salida casarse «bien».
Jane y su inseparable hermana Cassandra burlaron al destino. La osadía de la primera llegó más lejos: vivió independiente y ganó dinero con sus novelas. El incombustible recuerdo de la séptima hija del reverendo anglicano George Austen revive este año, cuando se cumplen 250 de su nacimiento, un 17 de diciembre, en la rectoría de Stevenson (Hamsphire), al sur de Inglaterra, el condado donde se alza el castillo de Highclere (la televisiva Downton Abbey) y de donde sale la ginebra Bombay. Viajes, literatura y cine van aquí de la mano.
Entre los homenajes literarios en este 2025 a la creadora de Emma o Sentido y sensibilidad destaca la Enciclopedia visual escrita por las reconocidas austenitas Gwen Giret y Claire Saim, editada por Lunwerg (Planeta), un fascinante recorrido por la vida y obra de una dama de la campiña inglesa, autora de seis novelas completas, dos apenas esbozadas, cartas y escritos juveniles, alabada por Rudyard Kipling y venerada por Virginia Woolf, Somerset Maugham, Water Scott o Joyce Carol Oates, entre otros.
Todos ellos hubiesen muerto por pasar al menos un día con Jane en el cotagge de Chawton, la casa de campo de Hampshire ubicada en terrenos heredados por su hermano Edward Austen Knigh, hoy convertida en museo, que habitó durante ocho años y en la que redactó Orgullo y prejuicio; acompañarla en una de sus expediciones a Twinings, la tienda de tés más antigua de Londres, en el 216 de Strand Street; o simplemente participar en una de esas tertulias reflejadas en los libros, un espejo de la vida de Jane y de lo que la rodeaba. Austen, que nunca se casó, es precursora del naturalismo que llegaría en el XIX con Zola, Clarín o Emilia Pardo Bazán, por su afán en integrar paisajes y personajes en argumentos que no buscan el impacto de la novela gótica o la creación de mundos mágicos o fantásticos.
Pasó por alto acontecimientos contemporáneos, como la Revolución francesa, y sobrevoló la política de la época (asunto vetado a las mujeres). Se la ha criticado por ello. A cambio, construyó escenarios donde la condición humana aparece reflejada de forma tan intensa que incluso ha sido equiparada a Shakespeare. La catedral de Winchester, antigua capital de Inglaterra, alberga la tumba de la madre literaria de Fitzwilliam Darcy, Charles Bingley o Fanny Price, fallecida a los 41 años. Aunque vivió principalmente entre Bath y Hampshire, Londres también tuvo un significado especial en su existencia. De hecho, muchas escenas de sus novelas suceden en la capital.
Los adoradores de Jane Austen pueden además alojarse en el Henry’s Townhouse, un hotel del barrio de Marylebone, inspirado en el hermano favorito de Austen, con el que pasó temporadas. El retrato que Cassandra le hizo a Jane permanece en la National Portrait Gallery, lugar reservado a glorias nacionales de Gran Bretaña como Nelson.
Inglaterra se prepara para conmemorar por todo lo alto a su heroína, que, por cierto, estuvo interna en un colegio de Reading, lugar natal de la princesa de Gales. Y es que motivos y destinos para viajar con Jane Austen no faltan. Nada representa de forma tan gráfica la época de la Regencia en Bath como dos novelas de Jane Austen, residente de la ciudad entre 1801 y 1806. Allí transcurren La abadía de Northanger y Persuasión. El Centro Jane Austen, en una casa georgiana cerca de los baños romanos, recuerda a la autora, visitante asidua del Pump Room (salón de té) y los Asembly Rooms, salas de reuniones en las que se bailaba y alternaba. Frente al dramatismo de Byron o Shelley, Austen eligió la serenidad, esa que transmiten las calles de la población de Somerset donde cada septiembre se celebra un festival dedicado a la escritora.
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