Un huido de leyenda
La vida de Manuel Hernández, que fue en Firgas el alcalde más joven de la República, está marcada por sus ideas políticas, la huida a El Hierro y el idilio secreto con quien acabaría siendo su esposa

Un huido de leyenda / El Día
«Esto te lo pagaré amándote toda la vida». A Juana Casañas Quintero jamás se le borró de la memoria aquella frase del que acabaría siendo su esposo, Manuel Hernández Quintero, quien con esas ocho palabras le agradecía que hubiese mantenido silencio sobre su idilio secreto con este maestro nacional y alcalde de Firgas, el político más joven en ocupar durante la República un cargo como primer edil municipal en España, que tras el alzamiento militar de las tropas fascistas de Francisco Franco el 18 de julio de 1936 permaneció oculto en remotas cuevas de la localidad del Pinar, en El Hierro, a lo largo de ocho años, periodo en el cual inicia su noviazgo con Juanita, aquella vecina pinera que siendo una niña ya le había robado el corazón a este canario de leyenda de cuyo fallecimiento se cumplen 40 años en 2025.
La lealtad, empezando por la suya propia, fue una constante en la vida del docente y activista Manuel Hernández Quintero. Fiel a sus ideales, este miembro de la UGT y afiliado a la AS de Firgas-Gran Canaria desde marzo de 1932, además de secretario de las JS y presidente de la Federación Universitaria Escolar poco antes de ser designado en febrero de 1936 alcalde de Firgas, el golpe de Estado lo sorprende de casualidad en las tierras herreñas donde había nacido mientras, aprovechando el final del curso escolar, visitaba a su familia aquel verano.
La desaparición de la persona designada en el centro escolar firguense como su sustituto y un chivatazo sobre la existencia de una orden de los falangistas para detener al joven político de 22 años provocan que, junto a José Padrón Machín, periodista, y Miguel Padrón, sindicalista del gremio de panaderos de Firgas, decidiera esconderse en cuevas recónditas del remoto municipio del Pinar, en la aún más retirada isla del Hierro donde su población no llegaba a los 10.000 habitantes en 1936.
La complicidad de los herreños fue imprescindible durante los ocho años que Manuel Hernández permaneció oculto pues eran los propios pastores de la zona quienes no sólo le llevaban comida sino que, a través del silbo, les iban informando tanto a él como a sus compañeros sobre la ubicación en tiempo real de las patrullas de guardias civiles que trataban de localizarlos.
El mutismo de los familiares y vecinos del Pinar sobre dónde se escondía Hernández Quintero exasperaba tanto a los picoletos como a las autoridades afines al régimen en el Archipiélago porque, sobre todo, no comprendían cómo en un territorio tan reducido como el del Hierro estaba siendo imposible hallar al dirigente municipal republicano.

Un huido de leyenda / El Día
No tenían en cuenta, sin embargo, la orografía herreña, salpicada de cuevas que, si no se conoce su localización exacta, pasan desapercibidas incluso para los lugareños. A eso se le añadía, además, que José Padrón Machín, Miguel Padrón y Manuel Hernández iban cambiado regularmente de escondite, un factor al cual se añadía que los tres forajidos contaban con una escalera facilitada por los vecinos de la zona que les permitía adentrarse en lo más profundo de oquedades pero que, sin embargo, desde la superficie parecen pequeñas grutas.
Los falangistas, en vista de no obtener los resultados esperados con aquellas primeras medidas, deciden endurecer sus métodos acosando a la familia y el entorno de Manuel Hernández para forzar así que revelasen dónde se ocultaba.
A las constantes visitas nocturnas a sus casas y los duros interrogatorios se añadió simular un fusilamiento masivo en las dependencias militares.
Como relata Juana Casañas Quintero en su libro Historia de Manuel El Huido, texto que es la base de este reportaje pero, por encima de todo, constituye una demostración de amor de Juana hacia Manuel, los soldados afines al golpe reclamaron la presencia en el cuartel de siete u ocho personas próximas al alcalde democrático de Firgas a quienes, tras interrogarlas —de nuevo—, rociaron con un líquido rojo obligándoles después a quedarse inmóviles tirados en el suelo, fingiendo que estaban muertos para, a continuación, hacer pasar a otros vecinos y conocidos de Hernández Quintero en El Pinar con el objetivo de amedrentarlos ante semejante escena y obtener una confesión.
No obstante, ni echando mano de semejante estrategia salvaje y cruel lograron arrancarle una palabra acerca del paradero de Manuel y sus compañeros a ninguno de los convocados.
Cuando en 1939 se da por concluida la Guerra Civil con la victoria del ejército golpista y a pesar de que Manuel Hernández continúa siendo un fugitivo buscado por las autoridades, el político defensor de los postulados de izquierda, muy vinculado a la lucha sindical de los trabajadores, decide ocultarse en secreto en la vivienda de su familia en El Pinar dejando atrás las interminables y frías noches durmiendo al raso y los días subsistiendo a base de queso y el resto de alimentos básicos facilitados por los pineros.
Tras ocho años oculto en cuevas herreñas y simular los militares hasta un fusilamiento colectivo para forzar que lo delataran, ‘El Huido’ se entrega finalmente en 1944
Aunque la por entonces adolescente Juanita Casañas Quintero lo desconociese, su rostro y su sonrisa se habían instalado en la mente de Manuel, quien acabaría reconociéndole que llevaba años enamorado de esta joven vecina suya en El Hierro.
Desde su escondite dentro del domicilio familiar, Manuel observaba a aquella niña que había conocido con nueve años cuando él era ya un veinteañero. Así, durante años y sin que ella se percatase, Hernández Quintero fantaseaba con que Juanita acabara convirtiéndose en su esposa.
Pese a los riesgos que suponía para su seguridad y, por supuesto, para la niña que ya era una adolescente, Manuel salió un día de su escondite y se acercó por detrás, en silencio, para abrazar a Juanita.
«Me asusté al sentir de repente a alguien detrás de mí, un hombre al que no reconocí al principio», recordaba Juana Casañas Quintero en uno de los documentales que se han realizado sobre la figura de El Huido.
El miedo, sin embargo, no impidió que ella y Manuel iniciaran un idilio tan apasionado como peligroso.

Un huido de leyenda / El Día
Helena Hernández Casañas, hija del matrimonio, relataba que su madre se debatía entre mimar aquella relación sin levantar sospechas en su entorno. «Tenía que actuar como una joven soltera de la época; arreglarse, ir a los bailes del pueblo, relacionarse con otros chicos y chicas... Eso, claro, incomodaba a mi padre pero no tanto por celos sino porque le pesaba la pena de estar robándole» a Juanita «su juventud».
Pequeñas notas de papel que le entregaba a Juana la hermana de Manuel afianzaron la relación de la pareja hasta que en 1944 Manuel decide entregarse. Es entonces cuando le dice la frase con la cual arranca este reportaje «porque él valoraba que mi madre hubiese mantenido en secreto la relación por no perjudicarlo», añade Helena.
Tras cumplir una condena en Tenerife, Manuel Hernández acaba recobrando la libertad y ya de regreso a Gran Canaria adquiere un bar en Las Palmas de Gran Canaria que le permite prosperar, siempre junto a su amada Juanita.
En las elecciones municipales de abril de 1979, Hernández Quintero fue candidato a concejal del ayuntamiento de la capital grancanaria, ciudad donde fallece finalmente en 1985 soltando por primer vez de la mano a su eterna y leal compañera de vida, aquella a quien le prometió amor eterno. n
- El mejor yate lujoso del mundo, Kensho, en el Puerto de Santa Cruz por primera vez
- La próxima gran obra de Santa Cruz de Tenerife: una nueva zona de ocio y deporte
- La Guardia Civil investiga a 7 personas, entre ellas de Canarias, por estafa en compra de criptomoneda
- La crisis del CD Tenerife: varios equipos de cantera, en el aire para la temporada 2025/26
- Donald Trump pone en riesgo 100.644 toneladas en importaciones canarias de Estados Unidos
- Un artista renuncia a un premio de la Real Academia Canaria de Bellas Artes por defender el Monumento a Franco de Santa Cruz
- Desarticulan una organización criminal dedicada a la usurpación de vivienda en Tenerife
- Montaña Amarilla (Tenerife) en peligro: un tiktoker denuncia el estado deplorable de la zona protegida