‘Stubby’, el perro sargento

‘Stubby’, el perro sargento

‘Stubby’, el perro sargento / ED

Lara de Armas Moreno

Lara de Armas Moreno

Adoptar a animales como mascotas militares es algo que ha sucedido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, sin embargo, el de Stubby es, sin duda, un caso particular.

Tal como lo hicieran los legionarios con la cabra, que es en realidad un carnero, o los soldados polacos con el oso Wojtek, el ejército estadounidense adoptó a un Boston Bull Terrier que encontraron los soldados del 102º Regimiento de Infantería mientras estaban de maniobras en jardines del campus de la universidad de Yale, en Connecticut.

Fue el cabo Robert Conroy quien descubrió al animal. Enseguida le tomó cariño y lo bautizó como Stubby, mote que se usa en inglés para describir a alguien bajo y regordete. Al parecer, Conroy creyó que podría llevarlo consigo a Europa, a donde viajaba para combatir en la Primera Guerra Mundial, escondido en su equipaje. El soldado fue rápidamente descubierto por un oficial, pero según este, Stubby le hizo el saludo militar con su patita. El entrañable gesto del perrete hizo que le dejasen incorporarse a la 26º División de Infantería.

Pero ese perro rechoncho pronto sorprendió a todos sus camaradas. Su olfato le hizo útil para reconocer a los heridos atrapados en los derrumbes ocasionados por los bombardeos. Además, entró en combate el 5 de febrero de 1918, hace 107 años, en Chemin Dames en donde tuvo que esquivar balas alemanas y fue atacado por un gas tóxico que, lejos de terminar con él, lo hizo especialmente sensible al olor de los químicos, así que fue capaz de alertar a sus compañeros cada vez que intentaban atacarles estos químicos. Esta nueva habilidad le valió su ascenso a cabo primero, pero la buena racha se le acabó cuando fue herido en una pata delantera por una granada de mano. Fue enviado a la retaguardia para recuperarse y allí se preocupó de elevar la moral de los soldados heridos en combate.

Una vez recuperado, el cabo primero perruno se reincorporó a las trincheras y consiguió identificar a un espía enemigo que se encontraba cartografiando sus posiciones. Stubby le mordió los pantalones sujetándolo hasta que los soldados lo apresaron y le quitaron la cruz de guerra alemana para ponérsela a Stubby. La hazaña le valió el ascenso a sargento.

Stubby se ganó el título de héroe al participar en un total de 17 batallas. Al terminar su misión pudo volver a su hogar y se dedicó a liderar los desfiles de todo el país. Tres presidentes estadounidenses le estrecharon la patita, Wilson, Cooldige y Harding. Además, lo condecoraron con la medalla de oro de la Humane Society. Se convirtió en la mascota oficial de la universidad de Yale y lo nombraron miembro de la Cruz Roja y de la Legión de Estados Unidos.

Murió con nueve años en 1926, en los brazos de su mejor amigo, Robert Conroy. Lo disecaron y y donaron su cuerpo al Smithsonian Institution. El New York Times le dedicó más de media página de obituario y en 2006 se colocó una placa en su memoria en el Camino de Honor del Liberty Memorial en Kansas City en la que se lee: «Sargento Stubby, un héroe canino de la I Guerra Mundial. Un vagabundo valiente».

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