El Pergamino de Clío
Canibalismo en Leningrado
Una de las mayores tragedias de la Segunda Guerra Mundial sucedió en Leningrado. El 8 de septiembre de 1941 las tropas alemanas iniciaron uno de los más grandes asedios de la Historia en la antigua ciudad de San Petersburgo. Duró tres años y se tomó la vida de 750.000 personas, superando a los 180.000 muertos en Hiroshima y Nagasaki.
La larga duración del sitio hizo que los hombres y mujeres sucumbieran al hambre y la desesperación. Subsistir era lo importante. Primero desaparecieron los animales de la ciudad. Gatos, perros y ratas, fueron devorados por los hambrientos asediados hasta que no quedó ni uno. Después se empezaron a dar caza los unos a los otros, convirtiendo el canibalismo en una forma de vida.
Según informes de la policía secreta de la URSS, un total de 2015 personas fueron detenidas por practicar el canibalismo durante el asedio a Leningrado. Se ejecutó a 300 y 1.400 fueron encarceladas.
El Füher quiso someter a la urbe por inanición. Así, Joseph Goebbels declaró: «Hitler quiere evitar bajas entre nuestros soldados. Ya no se propone tomar San Petersburgo por la fuerza, sino obligarla a pasar hambre hasta que se someta». Los víveres básicos como harina o carne que tenía la cuidad en el momento del asedio solo daban para 45 días.
Ante los crímenes cometidos por los ciudadanos para poder hacerse con cartillas de racionamiento o alimentos, se endurecieron las medidas de control, hasta tal punto que robar una barra de pan suponía la ejecución. Además de todo esto, las bajas temperaturas no daban tregua, lo que aumentó aún más la desesperación.
Al acabarse los alimentos se empezaron a cazar cuervos, gaviotas y palomas. Para diciembre los perros, gatos y ratas ya habían desaparecido. Al terminarse no les quedó más remedio que alimentarse de los cadáveres congelados que se encontraban en la calle. Como último remedio se recurrió al asesinato y al canibalismo.
Según parece, las primeras víctimas fueron los niños. En los mercados se rumoreaba que se vendían hamburguesas humanas y los cadáveres eran colgados como jamones.
La NKVD informó regularmente de su lucha contra el canibalismo en Leningrado. En uno de estos informes se expone el caso de una madre que asfixió a su bebé de dieciocho meses para alimentar a sus otros tres hijos. En enero de 1942 la NKVD informó de nuevo sobre el asunto. Se habían constatado 75 denuncias por antropofagia.
La pesadilla duró meses. Uno de los supervivientes, Víktor Kirshin, relató lo siguiente: «Lo vi con mis propios ojos. En nuestro patio yació una mujer varios días: le habían cortado los pechos. Y vi a un niño pequeño descuartizado».
El asedio infernal terminó el 27 de enero de 1944 con el avance del Ejército Rojo. El sitio se prolongó durante 872 largos días.
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