El pergamino de Clío

La domesticación del gato

La domesticación del gato

La domesticación del gato / LP / ED

lara de armas moreno

Según un estudio de ADN sobre la propagación del gato doméstico, este animal vivió durante miles de años junto a nosotros hasta que fue domesticado. Según la investigación, la selección artificial de los individuos gatunos más tranquilos y sociables para generar una raza que se adaptase a nuestra forma de vida es muy reciente, hace solo dos siglos, aunque se sabe que ya ayudaban a controlar la población de roedores en Mesopotamia. 

Sin embargo, los gatos establecieron relaciones con el ser humano anteriormente, de hecho, se han encontrado restos del animal en yacimientos de Polonia datados de entre 4.300 y 2.300 a.C., antecesor del conocido como gato de Nubia (Felis silvestris lybica), el antepasado del gato doméstico europeo que fue originario de Oriente y del norte de África. Es una subespecie de gato montés que conoció la domesticación hace unos 9.000 años. Estos gatos están representados en infinidad de figuras de piedra en yacimientos de Israel, Siria y Anatolia. Se cree que fue durante el Neolítico cuando se dieron las primeras relaciones entre humanos y gatos. La creación de los primeros asentamientos permanentes atrajo a los roedores, algo que a su vez sirvió como reclamo de los gatos salvajes. Esto generaría una relación casual pero beneficiosa entre las especies. Este proceso hizo que, durante generaciones, el gato terminase por domesticarse de forma accidental, debido al contacto casual con el ser humano.

Los investigadores usaron para su estudio el ADN de más de 200 gatos, algunas de estas muestras se recogieron de momias de gatos egipcios. Pudieron concluir que el felino actual se conformó por dos linajes concretos, el de Nubia y el gato egipcio, que se extendió por el Mediterráneo hacia Europa occidental en torno al 1.500 a.C. Su carácter afable y dócil lo hizo más atractivo al ser humano. 

En el Egipto faraónico sirvió como representación de una deidad muy importante, Bastet, adornada sobre todo en Bubastis, una divinidad benévola que, cuando se enfadaba, se convertía en una leona. El cariño que los egipcios tuvieron a estos animales queda de manifiesto en las numerosas escenas funerarias que se encuentran en infinidad de yacimientos egipcios. 

Algo que es sin duda sorprendente es que las rallas y manchas que conocemos hoy no poblaron el pelaje de los gatos hasta la Edad Media. El gen de este tipo de pelo se remonta al Imperio Otomano de donde comenzó a expandirse por Europa y África y no fue hasta el siglo XVIII cuando las marcas se convirtieron en algo común en los gatos domésticos. Ya en el siglo XIX se comenzó a cruzar a los gatos con rasgos más particulares hasta dar con las razas sofisticadas que conocemos hoy.

A los dueños de gatos no les sorprenderá leer que el carácter de los felinos no ha variado demasiado durante los siglos. Así, las mascotas de hoy son muy similares a los gatos salvajes de antaño y, en su mayoría, se limitan a tolerar a los humanos con los que conviven.

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