El pergamino de Clío
La ruta de las ratas
En 2012 se revelaron documentos secretos nazis que indicaban que unos 9.000 militares y colaboradores del régimen huyeron a América del Sur al terminar la guerra

Gorros nazis en el museo de Historia de Berlín.
Meses antes de la rendición de Alemania ante los aliados, los altos mandos nazis decidieron prepararse para una más que posible derrota. Sabían que la Wehrmacht no resistiría el avance de los aliados y que, llegado el momento, deberían responder por los crímenes de guerra.
Para evitar enfrentarse a los juicios comenzaron a planear las rutas de escape de los altos mandos, cuyo principal destino fue Latinoamérica. Estas vías de escape se conocieron en inglés como ratlines, por donde saldrían desde Alemania hacia tres puntos, el mar del Norte, la península itálica y la ibérica. La primera, llamada también ruta nórdica, pasaba por Dinamarca hacia Suecia. La ibérica la coordinaban colaboradores nazis que residían en España y usaban puertos como los de Galicia bajo el visto bueno del generalísimo.
Para sorpresa de nadie, la ruta más popular fue la que cruzaba los Alpes hacia Italia, en donde recibieron la ayuda de la iglesia Católica. Como ejemplo, destaca el caso de Otto Wächter, jerarca nazi y criminal de guerra que murió en un hospital romano bajo un nombre falso en 1949. Le llevaron ante los médicos unos monjes y fue a visitarle un obispo.
Según algunos estudios, El Vaticano ayudó a llegar a Sudamérica al menos a Mengele, Priebke y Eichmann. A la asistencia prestada por la Santa Sede se le conoce como ruta del Vaticano o ruta de los monasterios. Al cruzar los Alpes, los nazis eran acogidos en los monasterios de la provincia de Trentino-Alto Adigio. Después se dirigían a Roma en donde el Vaticano les proporcionaba unos documentos falsos que los acreditaba como refugiados de guerra para que les pudieran dar el sello de la Cruz Roja con el que podrían pasar a otros países.
Otro ejemplo fue el de Josef Mengele, un alto cargo nazi que viajó hasta Argentina y luego a Paraguay y Brasil. En este último país murió a los 67 años evitando su juicio.
Otra escala popular de la ratline fue Génova. Desde ahí miles de nazis viajaron a lugares como Chile, Brasil y, sobre todo, Argentina, país con el que el Tercer Reich mantenía relaciones extraoficiales por las que recibía a prófugos nazis y les proporcionaba una nueva identidad.
En 2012 se revelaron documentos secretos nazis que indicaban que unos 9.000 militares y colaboradores del régimen huyeron a América del Sur al terminar la guerra. De ellos, aproximadamente 5.000 se quedaron en Argentina. Muchos creen que la razón por la cual los prófugos preferían este país como lugar de destino fue por la simpatía que sentía Juan Domingo Perón, gobernante del país por aquel entonces, hacia el Tercer Reich. Sin embargo, algunos investigadores, como el periodista argentino Uki Goñi, aseguran que la relación entre Alemania y Argentina era anterior al peronismo. Al parecer, desde 1943 ya existía un acuerdo secreto entre las SS y el servicio secreto de la marina argentina por el cual el país sudamericano proporcionaría documentos a los militares nazis para poderse mover libremente por Sudamérica a cambio de información sobre sus países vecinos.
Suscríbete para seguir leyendo
- Reyerta de más de 30 personas en el exterior de un campo de fútbol de Tenerife
- La tienda de Quevedo en Tenerife desata la locura con cientos de personas en cola
- Zonas verdes, ocio y escaleras hacia el mar: así será el Muelle de Enlace de Santa Cruz de Tenerife
- DIRECTO: Manifestación 18M en Canarias: horario, recorrido y reacciones
- Tenerife en riesgo de inundación: zonas donde están las 16.300 viviendas en peligro
- Un joven con un cuchillo muere a tiros al atacar a un taxista y a la Policía en el aeropuerto de Gran Canaria
- El Gobierno canario construirá un nuevo centro de salud en Santa Cruz
- Suspenden en Vigo a una profesora de Inglés durante un año por no saber dar clase