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Migración

El drama que el mar devora

Más de 37.500 personas alcanzaron en cayucos y pateras durante 2023 las costas de Canarias en una peligrosa travesía que este año le ha costado la vida, al menos, a 868 africanos

Salvamento rescata a 66 personas en un cayuco al sur de El Hierro

@salvamentogob

Nancy Alapont

La vida y la muerte, en ocasiones, viajan en el mismo barco. Lo sabe bien Canarias donde, a lo largo de los últimos doce meses, más de 40.500 migrantes a bordo de cayucos, pateras y zodiacs han llegado a sus costas procedentes de África , un triste récord que pulveriza la cifra registrada en 2006 durante la llamada crisis de los cayucos, cuando 32.000 personas alcanzaron las Islas con la esperanza de encontrar una vida mejor. Pero aquellos datos y los nuevos registros de la última anualidad sólo tienen una lectura: en 17 años no se ha sabido poner solución a un drama que en 2023 le ha costado la vida a más de 868 personas.

Todos sabemos, sin embargo, que es mucho mayor el número de víctimas engullidas por el mar en la llamada ruta canaria de la migración, considerada la más peligrosa entre las vías utilizadas por las mafias para trasladar hasta Europa a los miles de africanos que, desesperados, huyen de sus países.

Madres con sus hijos recién nacidos; jóvenes tan ilusionados como desinformados; mujeres embarazadas; adultos convencidos de que alcanzar las costas europeas del Archipiélago es su última esperanza... En cada rudimentaria embarcación -561 según los registros oficiales de 2023- que recorre los más de 100 kilómetros que separan Canarias del continente africano no se desplazan únicamente hombres, mujeres y niños. 

En esas cáscaras de nuez sobre las cuales sufren las inclemencias del océano y, también, hambre, sed, abusos o, entre otras barbaridades, violaciones, viajan miles de sueños que casi siempre se quedan en ilusiones imposibles de cumplir. 

Las 561 embarcaciones que llegaron este año al Archipiélago canario pulverizan el récord de 2006, durante la llamada crisis de los cayucos,cuando 32.000 personas llegaron al Archipiélago en busca de oportunidades que, en la mayoría de los casos, se vieron truncadas con la devolución a su país

Ninguno de ellos se va a convertir en el nuevo Leo Messi; ninguna de ellas podrá criar en Europa a esos hijos que protegen entre sus manos durante la peligrosa travesía entre sus brazos y otros tantos, por desgracia, ni tan siquiera llegarán vivos para realizar desde las Islas aquella llamada a su familia con la que tanto habían fantaseado diciéndoles «ya estoy en Canarias».

El Ministerio de Interior cifraba en junio de este año en más de cien el número de migrantes que cada día alcanzaban las costas del Archipiélago durante los primeros meses del año pero si en un lugar de Canarias se ha notado la presión por la llegada de barquillas ese es El Hierro, donde el goteo constante de cayucos, zodiacs y pateras ha obligado a que el Gobierno central inaugure en la pequeña isla un centro de acogida con capacidad para 500 personas.

Tragedias

El drama de la migración no ha cesado desde los primeros meses del año, aunque hay casos que causaron en Canarias enorme tristeza, como la desaparición el 21 de junio de una treintena de personas en el mar tras naufragar la lancha neumática en la que navegaban hacia las Islas. 

La oenegé Caminando Fronteras, que alertó de la salida de la embarcación y de la señal de socorro que lanzaron los migrantes, denunció que éstos esperaron doce horas a que llegara su rescate, que coordinaba Marruecos. La zodiac, que había partido desde Cabo Bojador con 60 personas a bordo, entre ellas seis mujeres y un menor, fue localizada por un avión de Salvamento Marítimo a 150 kilómetros del sur de Gran Canaria

Los supervivientes y los cuerpos de los fallecidos -entre ellos el de un niño que el helicóptero español Helimer 201 trasladó al aeropuerto de Gando- se recuperaron días más tarde. Los 24 ocupantes que sobrevivieron lo hicieron agarrados a los restos de la lancha neumática.

Sólo diez días más tarde, otra lancha neumática con 51 personas naufragó dejando dos muertos y 34 desaparecidos, en medio de la polémica sobre quién debía actuar en el rescate, España o Marruecos, teniendo en cuenta los límites marítimos y las competencias. 

La embarcación desaparecida partió de la localidad marroquí de Tan Tan con 51 personas a bordo, once de ellas mujeres y tres niños, de países como Senegal, Gambia, Etiopía, Sudán o Sri Lanka. En esas mismas fechas se estimaba que al menos 266 personas más estaban desaparecidas en el mar tras haber partido de las costas africanas con rumbo a las Islas Canarias procedentes de Marruecos o el África subsahariana.

El Hierro se ha visto colapsada por la constante llegada de barquillas con migrantes a sus costas, una situación que obligó al Gobierno central a poner en marcha un centro de acogida con 500 plazas

Debido a esta dramática situación, en su primera comparecencia en el Congreso de esta legislatura, el 14 de diciembre, Fernando Grande-Marlaska recibió agrias imprecaciones de diferentes grupos políticos por la oleada migratoria que rompe en los muelles de Canarias, una gestión que el ministro autocalificó de ejemplar, generando un revuelo enorme entre los diputados. 

«El pueblo canario no va a permitir que se nos convierta en una suerte de cárcel de Alcatraz para personas migrantes», dijo por su parte la diputada de Podemos, la canaria Noemí Santana, recordando el hacinamiento de seres humanos arribados al muelle de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, el año pasado, una situación que esta anualidad se ha repetido en El Hierro y Los Cristianos, en Tenerife.

Cansado y alarmado ante esta situación, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, lleva desde el mes de septiembre exigiendo al Gobierno central un mando único para la migración. 

El día 20 de ese mismo mes, la máxima autoridad política en las Islas Canarias trasladó al rey Felipe VI su preocupación por la llegada masiva de migrantes al Archipiélago canario. 

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