Un país para viejos

El envejecimiento de la población española se ha convertido en un actor clave en la biomedicina

Un país para viejos

Un país para viejos / La Provincia

paula blanco

Más del 40% de la población española superará los 65 años en 2050. Si las previsiones de la OCDE se cumplen, España tendrá la mayor tasa de dependencia de la Unión Europea. Lejos de ser un lastre, el país será caldo de cultivo para la biotecnología, la salud y la economía enfocada a las personas mayores, la llamada silver economy (economía del envejecimiento). De ahí que José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio en España, destaque la sanidad junto a «la defensa, la tecnología, el turismo y la alimentación como uno de los sectores que pueden mostrar una mayor pujanza». «Gracias a que España cuenta con empresas con un alto componente de innovación en el sector de la sanidad y la farmacéutica, también puede posicionarse como líder en innovación y desarrollo de terapias avanzadas y en el fomento de una medicina de vanguardia y de precisión», asegura, por su parte, el socio responsable de Mercados de PwC España, Manuel Martín Espada.

La sanidad representa el 8% del PIB español y da trabajo a 1,8 millones de personas. El gasto sanitario público por habitante se sitúa en los 1.478 euros de media, aunque varía entre comunidades autónomas. En la parte más alta de la tabla se encuentra Asturias, que en 2022 destinó 1.931 euros por cada habitante, seguida de País Vasco (1.897 euros) y Navarra (1.888). Canarias gastó 1.650 euros por habitante. Madrid se sitúa en la cola con 1.179 euros por cada persona, por delante de Catalunya (1.246 euros) y Andalucía (1.372 euros). El presupuesto del Gobierno central para salud es este año de 7.049 millones de euros —un 6,7% más que en 2022—, 172 millones de euros para atención primaria y otros 500 para infraestructuras de los ambulatorios y la salud mental. El sector recibió, además, 325 millones de euros el año pasado para impulsar la innovación y desarrollo de la biomedicina.

Y es que la economía de la salud es uno de los referentes españoles. «España es una potencia a escala internacional en la realización de ensayos clínicos», señala el presidente de AFI, Borja Foncillas. Hay más de 100 plantas de producción de fármacos repartidas por el país y se avanza a pasos agigantados en nichos como la nanomedicina, la telemedicina y la neurociencia. «Existe una vibrante dinámica de generación de start-ups en el ámbito biotecnológico, que sin duda será uno de los determinantes de la prosperidad de los próximos años», agrega Xavier Ferràs, profesor de Esade y director académico del Bachelor in Transformational Business and Social Impact.

Eso sí, no hay que olvidar que España deberá compartir espacio con países líderes en sanidad, como Francia y EEUU. «Para poder competir con los grandes actores del sector, nuestro país deberá continuar desarrollando el tejido empresarial y de colaboración en este ámbito», apunta el presidente de Grant Thornton España, Ramón Galcerán.

Inversión en innovación

La manera de conseguirlo es mediante un incremento de inversión. De ahí que el Ministerio de Ciencia e Innovación, junto al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), haya destinado 10 millones de euros a 34 proyectos vinculados a la medicina personalizada y terapias avanzadas. La cuantía podrá ascender hasta los 55 millones de euros para financiar proyectos colaborativos de I+D+i. Al mismo tiempo, el Gobierno se ha valido de los fondos europeos para financiar el PERTE para la salud de vanguardia, una inversión de 1.469 millones de euros entre 2021 y 2023 donde la medicina de precisión ocupa un lugar relevante.

Los avances tecnológicos también responderán al envejecimiento de la población, que conllevará «un crecimiento y desarrollo de todos los sectores y actividades relacionadas con el ámbito sanitario y la economía de los cuidados», destaca el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. Será la generación del baby boom, aquellos nacidos entre 1957-1977, la que encabece el cambio de la economía en España. Según la última proyección de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), el envejecimiento de la población espoleará el déficit público para 2050 hasta el 191% desde el 139% sobre el total del PIB. Según la OCDE, el 25% del PIB de Europa se debe a las oportunidades de negocio relacionadas con la tercera edad y se espera que en 2025 suponga el 37,8% de sus empleos.

La economía de las canas representó el 26% del PIB español en 2021 y empleó a 4,4 millones de personas. Al año genera 118.000 millones de euros en impuestos, según un informe de la Oxford Economics y la Universidad de Salamanca, y su actividad económica alcanza a todos los sectores: al turismo, estética, antiaging, al sector residencial para mayores, el coliving y a servicios de la tercera edad, así como los servicios de acompañamiento a domicilio. De todos ellos, los servicios de asistencia a personas mayores serán la clave. «España tiene mayor potencial por la mayor empatía que tiene con la tercera edad y por la vinculación que tenemos con nuestros mayores», expone el catedrático de análisis económico de la Universidad de Valencia y director de estudios de Funcas, Santiago Carbó.

En la banca también surgirán nuevos productos financieros enfocados a la jubilación, principalmente para planificar el envejecimiento, y el sector de la moda ya está evolucionando hacia un público mayor que es el que más gasta.

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