Entrevista | Marta de Santa Anta Pulido Productora del documental 'Benito Pérez Buñuel'

Marta de Santa Ana Pulido: «Quería una película que se pudiera exportar y, para eso, tenía que arriesgar»

«La secuencia de animación, cuando Buñuel habla con la voz de José Luis Gil en la habitación de Galdós, me emociona siempre que la veo», asegura la productora

Marta de Santa Ana Pulido.

Marta de Santa Ana Pulido. / Nacho González Oramas

M. A.

Marta de Santa Ana Pulido es la productora del largometraje documental Benito Pérez Buñuel, actualmente en fase de distribución. La película ha sido seleccionado en la sección Docs for Sale del IDFA (International Documentary Filmfestival Amsterdam), el principal festival de documentales de Europa y el mayor del mundo. También en Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Granada Premios Lorca y en Ventana Sur (Buenos Aires), el más importante mercado de cine iberoamericano, asociado al festival de Cannes. De Santa Ana fue una de las comisarias de la exposición Gran Cine, el cine en Gran Canaria, la primera sobre la historia del séptimo arte en esta isla. Jurado en distintos festivales de cine y comités de ayudas al cine, en sus trabajos en el ámbito de la producción destaca, entre otros, la videocreación A Meager Canary Beach, exhibida en la II Bienal Internacional de Arquitectura de Rotterdam. 

Propulsora de políticas de igualdad en el audiovisual de Canarias, fue la artífice de introducir puntos en las ayudas públicas para fomentar el trabajo de las mujeres en este sector, creó las primeras jornadas de mujeres del audiovisual en las islas, el primer premio para el fomento de la igualdad en un festival de cine de Canarias y consiguió que, por primera vez en una televisión autonómica española, se introdujeran políticas de igualdad, por unanimidad del Parlamento de Canarias. Es presidenta de la única asociación canaria de mujeres del cine y audiovisual.

¿Cuál es la mayor satisfacción para usted de Benito Pérez Buñuel?

Como productora quieres que tu película se vea lo máximo posible. Haber conseguido que se estrene comercialmente en cines de España es muy complicado para un documental, y producido desde Canarias todavía más. Además, estoy muy orgullosa de contar con la participación de Radio Televisión Española, Telemadrid y Televisión Canaria. También, de haber conseguido una distribuidora en Argentina para el mercado iberoamericano y que se haya subtitulado al inglés, francés y chino. 

¿Cómo ha conseguido sacar adelante la financiación?

El principio fue complicado, porque en la consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria no había ayudas regladas, a diferencia del Cabildo de Tenerife, y eso hacía que en las convocatorias del Gobierno de Canarias no fuéramos en igualdad de condiciones y siempre las conseguían, por pura lógica, empresas tinerfeñas. 

Pero justo el año en que la película arranca, el Cabildo de Gran Canaria, por unanimidad de la corporación, decidió crear una comisión por el Centenario de Galdós y financiar proyectos culturales de todo tipo. 

Presenté mi proyecto y recibí financiación por su «especial interés cultural para Gran Canaria». Después me presenté a las ayudas del Gobierno de Canarias. Fui la única productora de largometrajes de Gran Canaria beneficiaria ese año. 

Y la única mujer productora en solitario que las obtenía. ¿Considera que ha abierto caminos?

De las cosas de las que estoy más orgullosa es haber sido seleccionada en las primeras ayudas públicas del ayuntamiento de Madrid, con valoración de un comité de expertos, junto a películas como El buen patrón, la producida por Penélope Cruz En los márgenes, la última de Carlos Saura, etcétera. Fuimos la única producción canaria. El trato de los técnicos del ayuntamiento de Madrid ha sido en todo momento exquisito.

¿Qué dificultades ha tenido la producción?

El rodaje se desarrollaba en tres países, con localizaciones en México, Los Ángeles, Madrid, Aragón y Gran Canaria. Eso complicaba la producción y la hacía más costosa. Además, Benito Pérez Buñuel tiene cine de animación, que incrementa de forma muy notable el presupuesto, y la complicación añadida de localizar los derechos de las películas de Buñuel, que estaban repartidos por México, Francia y España. Además de toda esa presión, hubo que hacer un esfuerzo de reajuste importante y sacrificar una parte del presupuesto de publicidad, ya que se nos cayó una parte de la financiación que ya teníamos firmada y adelantada por el banco. En medio, cayó la pandemia, que retrasó los plazos previstos, con todo lo que esto conlleva. Por ejemplo, nos retrasó un año entero el rodaje de la Semana Santa de Calanda, una celebración que jamás se había suspendido antes.

¿Hubo dificultades añadidas por producir desde Gran Canaria?

La realidad es que aquí no hay industria de contenidos propios. Y yo tenía claro que quería hacer una película canaria que se pudiera exportar y proyectar en salas. Quise que la animación de la película fuera producida en Gran Canaria, pero cuando me reuní con empresas de animación de las que han venido atraídas por los incentivos fiscales, me contestaron que no hacían trabajos externos. En la parte positiva, gracias a eso, pudimos trabajar con un nominado a los Óscar, Manuel García Galiana, y un premiado en los Goya, Manuel Sirgo.

¿Considera que ese tejido industrial que se está creando no beneficia a las productoras locales?

Tengo claro que es importante y necesario que se atraigan a empresas, pienso que los incentivos fiscales propician que se cree tejido industrial, crean sinergias y mejoran el nivel profesional, pero algo está fallando. Y solucionarlo no es complicado.

¿Qué destacaría del rodaje? 

La organización de la logística de los rodajes en México y Santa Bárbara, en Los Ángeles, fue muy exigente y emocionante. Rodamos en la Casa Buñuel, donde el director vivió casi toda su vida en México y hoy es sede de la academia mexicana de cine. El lugar es historia del cine. En Madrid, la biblioteca del Senado fue un descubrimiento para todo el equipo, no puedo estar más agradecida a sus responsables por las facilidades y el trato. Rodar en el parque del Retiro fue muy complicado. Ese día, además, fue el de más frío del año en Madrid, estuvimos al límite, rodando con dron y un aviso de cierre del parque por viento y lluvias. Mereció la pena, la secuencia refleja la belleza del parque en todo su esplendor. En Calanda nos sentimos muy arropados por el pueblo y el rodaje en la escuela fue muy emotivo. Los niños se implicaron mucho y transmiten esa pasión que allí se tiene por Luis Buñuel.

¿Cuál es su momento preferido de la película?

Tengo muchos. Pero destacaría el de la secuencia de animación, cuando Buñuel habla con la voz de José Luis Gil en la habitación de Galdós, me emociona siempre que lo veo. También me gusta la entrevista de Elena Poniatowska en su casa de Ciudad de México, fue un momento muy emotivo, ella desprende una luz especial. Y las imágenes rodadas en Gran Canaria. Pero ahí no soy imparcial, porque ese rodaje fue especial para mí, ya que se rodaron secuencias en mi casa, con mi familia, mis amigas de la infancia, en lugares para mí muy significativos.