Entrevista | Raquel García Directora de ‘Tras la Máscara’

«Pedí premios por género como reconocimiento pero ese no era el modelo idóneo»

Raquel García, directora del documental ‘Tras la Máscara’.

Raquel García, directora del documental ‘Tras la Máscara’. / Carsten W. Lauritsen

M. Plasencia

M. Plasencia

¿Por qué rodar Tras la Máscara?

Me saltó una alarma haciendo un proyecto audiovisual de Carnaval desde dentro y durante esas entrevistas preguntaba por sus referentes en la fiesta. La mayoría me hablaban de los padres del Carnaval y me pregunté dónde estarían las madres. En medio de ese proyecto, me llegó una oferta también para grabar una serie de entrevistas de nuevo con todos los padres del Carnaval y la alarma volvió a saltar, como la salida en un camino feminista en el que todavía estoy aprendiendo, porque me sentí como si el mundo me dijera que no somos válidas. Así empecé a investigar, a buscar, a preguntar, a leer, a recopilar datos, a hacer llamadas... y entendí que había muchas historias que contar. Empecé a buscar profesionales que tuviera los conocimientos de este tipo de proyectos que yo no tenía e intenté unir a personas vinculadas al Carnaval.

¿Es relevante ese equilibrio?

Sí, porque he visto como se ha producido una desafección del Carnaval, cada vez estamos más alejados de la ciudadanía y entendía que un proyecto como este va más allá de una fiesta. Era parte de los objetivos: es una oportunidad a la mujer de que se conociera, pretende sensibilizar de la importancia de una sociedad igualitaria y da a conocer el Carnaval más allá de lo que se conoce, más allá de los escenarios.

Dice que ha iniciado un camino feminista, ¿antes no lo era?

Creo que no. Ha sido mi vida personal la que me lo ha enseñado. Siempre estuve bajo el paraguas de «esto es para niños» y con esa misma frase me impidieron estar en una murga infantil. Luego cuando entré en la adulta y llegué fundar la mía, me afectó mucho que achacaran el éxito que tenía a favores sexuales. Sabía que todo habría sido más fácil si hubiera sido hombre. En mi día a día vas viviendo situaciones que saben que habrían sido diferentes, que por ser mujer me tengo que preocupar de cosas por las que los hombres no pasan y así te vas haciendo feminista. Yo he llegado a pensar y a decir que tenía que haber nacido hombre.

¿Aún así apostó por separar los premios de murgas por géneros?

Hace poco vi un vídeo de esa época y sigo entendiendo mi argumento: no quería separarnos, sino cantando en el mismo sitio y puntuándonos por igual, que se entregaran premios para las murgas femeninas y, si era así, que entraran en la final. Pero no era más que una búsqueda del reconocimiento que creía que era necesario.

¿Sigue pensando lo mismo después de más de 15 años?

Ahora sé que no era la solución idónea, pero sí creo que era necesario ese reconocimiento del trabajo que hay detrás. Es una cuestión humana, todos necesitamos ese reconocimiento y en este caso además no ayudaba a que la mujer se empoderara, porque son muchos los que hacen que te conformes, te agotes o lo dejes. Las mujeres llevamos ese autoboicot interno que nos hace sentir menos válidas que los hombres.

«Las propias mujeres que entrevistamos no lo entendían porque no se sentían protagonistas pero ahora lo que sienten es orgullo»

¿Es un relato que ha podido comprobar en el documental?

Al revés, en el fondo lo que más me llama la atención es que muchas no lo han percibido así, que ahora han ido añadiendo orgullo por lo vivido y sentido de pertenencia. Muchas mujeres aseguran que con hacer las cosas por amor, en este caso al Carnaval, ya es suficiente, pero para dar ese paso al frente es necesario un empuje y el más fuerte es el reconocimiento.

¿Cree que sigue sin reconocerse el papel de la mujer en el Carnaval?

Ha ido creciendo pero sigue siendo una mota de polvo en un desierto. De hecho, la concepción de Tras la Máscara en tres capítulos es porque en el primero había que contextualizar, en el segundo mostrar las historias y el tercero es el de la reflexión, el de mirar al futuro, porque queda mucho que hacer.

Otro de los objetivos era generar debate, ¿se ha logrado?

Para concienciar es necesario que haya debate, es más enriquecedor. Efraín Medina me dijo que había que poner las cosas en el centro del debate y es lo que buscamos. Sabíamos que iba a llegar una ola de quejas y de críticas, lo que pasa es que al percibirlo al final es diferente, pero estamos dispuestas a escuchar otras visiones. En una entrevista sobre el documental me preguntaron si era necesario o si estábamos relegadas y solo esas preguntas me hacen ver que hay que seguir en el mismo camino.

Pero hay también una respuesta positiva...

Sí, sobre todo en las propias mujeres que entrevistamos. Muchas no entendían por qué había que hacerlo y hasta me llegó a obsesionar que se pensara que era para mi propio protagonismo. Pero me liberé de ese miedo cuando vi cambios en la percepción de esas mujeres, incluso todas con las que hemos hablado y no salen. Porque se les ha escuchado y tienen ahora un sentimiento de orgullo por lo que han pasado, por lo que son. También me ha llamado la atención las voces de hombres que apoyan lo que hemos hecho aunque algunos no lo hayan mostrado públicamente, porque este trabajo no refleja una lucha, se trata de entender que el feminismo no es solo cosa de mujeres y que de hecho las hay también machistas.

¿El trabajo más complejo ha sido la búsqueda de datos? Porque no los hay.

No había, ahora tenemos una serie de datos que está analizando la Universidad de La Laguna, que están interesados en mantener esta línea de investigación desde Igualab. Y aún así, los que tenemos es porque vamos haciendo contactos y te van contando. De todas formas faltan un montón de cosas, que deberían estar al menos en la Casa del Carnaval como un centro de documentación.

¿Sigue pensando que tenía que haber nacido hombre?

No, pero sí que ellos lo tienen más fácil. Me encanta este despertar, que las mujeres cada vez apostemos menos por rivalizar y más por caminar unidas. Siempre hemos tenido que ir a la caza por gustar, desde la prehistoria: por el dueño de la cueva, por quedarnos con el rey o por convencer al jefe. Y llegamos a rivalizar por un premio.

¿Y encontró a las madres del Carnaval?

Encontramos a muchas... y las que quedan. El documental no hace justicia a la cantidad de historias que hemos conocido ni a las que saldrían si seguimos tirando del hilo.

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