una musa del cine italiano

Vida, obra y desmanes de unadivade otro tiempo

La mítica actriz italiana Gina Lollobrigida falleció el pasado lunes a los 95 años | El coleccionista canario Andrés Padrón recupera de sus archivos imágenes poco conocidas de la intérprete de ’Trapecio’

Gina Lollobrigida, en el rodaje de ’Salomón y la reina de Saba’.

Gina Lollobrigida, en el rodaje de ’Salomón y la reina de Saba’.

G. Sánchez/M. Ayala

Un siglo da para mucho y más si eres Gina Lollobrigida. La mítica actriz italiana, fallecida el pasado lunes con 95 años, tuvo una vida de película, empedrada por joyas y glamour, pero culminada por un sainete sentimental que empañó sus últimos días.

Lollobrigida es una musa indiscutible del nutrido panteón de la cinematografía italiana, coronada como icono de la belleza mediterránea pero profundamente marcada a lo largo de su vida por el amor, el desamor y, por supuesto, los pleitos.

El archivo fotográfico del coleccionista canario de material de cine Andrés Padrón, compuesto por casi un millón de imágenes, affiches y carteles originales —que corren el peligro de desaparecer ante la desidia de las autoridades del Archipiélago en cuanto Padrón fallezca—, da fe del periplo vital y profesional de la que fue denominada como la mujer más bella del mundo.

Algunas de las imágenes que sobre La Lollo conserva el coleccionista grancanario vienen dedicadas y firmadas por la intérprete para el grancanario, que la conoció personalmente. «Es tanto el material que de ella tengo que hasta yo me he quedado sorprendido», reconoce Padrón tras haber descubierto a raíz del fallecimiento d e la diva italiana más material en sus casi infinitos archivos.

La infancia en la guerra

Luigina Lollobrigida nació en Subiaco (centro) el 4 de julio de 1927 en el seno de una familia acomodada que perdió su patrimonio en la Segunda Guerra Mundial y en 1947, con 20 años, se mudó a la cercana Roma, donde comenzó a estudiar Bellas Artes. Según explica en su biografía, ella era la «privilegiada» en una familia de «refugiados» que malvivía en una adusta habitación y comía «lo poco que lograba recoger».

El trampolín al mundo del espectáculo se produjo a su llegada a la ciudad, cuando acabó en el escenario del certamen Miss Roma, en el que quedó segunda, y posteriormente fue invitada a la final de Miss Italia, en la que finalmente triunfó Lucía Bosé.

Poco a poco logró entrar en los estudios romanos de Cinecittà, interpretando pequeños papeles, y tres años más tarde recibió una oferta del millonario productor Howard Huges por la que tomó un avión para volar a aquel Hollywood efervescente.

Sin embargo, tardó poco en arrepentirse, al darse cuenta de que solo podría trabajar en producciones de su mecenas, y fue entonces cuando decidió regresar a su Roma para iniciar una carrera que la consagraría como una de las actrices más aplaudidas en Europa.

Bandera de la italianidad

Sus primeros éxitos llegaron a las órdenes de Luigi Zampa, con cintas como Campane a martello (1949). En 1952 protagonizó junto al divo francés Gérard Philipe Fanfán La Tulipe, del realizador francés Christian-Jaque, una película premiada en Cannes y en Berlín, lo que le dio gran visibilidad en el continente.

Fue el comienzo de una trayectoria en la que, con su mirada profunda y su exuberante busto, interpretó más de 60 cintas, además de otras tantas piezas teatrales o papeles en series televisivas. Todos los directores de los años 1950 la querían, pero fue Luigi Comencini quién la impulsó a su máximo esplendor en Pane, amore e fantasia (1953), con la que ganó su primer premio, el Nastro d’Argento, gracias a un recordado papel junto a Vittorio de Sica. En aquella época trabajó en grandes producciones internacionales, como Beat the Devil (1953), con Humphrey Bogart; Trapeze (1956), con Tony Curtis, o Notre-Dame de Paris (1956), junto a un Anthony Quinn jorobado.

Quizá una de sus trabajos más emblemáticos sea la producción de título premonitorio La donna più bella del mondo (1956), junto a Vittorio Gassman, en la que incluso cantó fragmentos de la Tosca de Giacomo Puccini.

Asentada como uno de los grandes iconos de la italianidad, Lollobrigida fue poco a poco separándose del mundo del cine, en el que conquistó numerosos galardones, a excepción del Óscar.

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Entre la leyenda y la ficción transita uno de los relatos que rodean a la actriz recién fallecida Gina Lollobrígida, que tiene como compañera de esta historia a la trapecista canaria Pinito del Oro quienes, al parecer, se cruzaron en el aire, en 1956, cuando la malabarista grancanaria tuvo que asumir las escenas de riesgo que la actriz italiana debía protagonizar en el largometraje Trapecio, de 1953, con un reparto compuesto por Burt Lancaster, Tony Curtis y una aún desconocida Gina Lollobrígida, que comenzaba a brillar en el panorama del estrellato en Hollywood. Pinito del Oro, nacida María Cristina del Pino Segura, era una de las grandes figuras del circo mundial a mediados de los años 50 y resultó que en pleno éxito le propusieron doblar a la actriz italiana en las escenas circenses que compartía con Lancaster, quien sí tenía conocimientos de trapecista porque lo fue de joven. Hay quien, sin embargo, pone en duda ese relato porque Pinito no lo recoge en su libro de memorias. | M. A.

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En 1949 se casó con el médico yugoslavo Milko Skofic, con el que tuvo un hijo, Andrea, y del que se divorció en 1971. Y recordada es su relación con el empresario español Javier Rigau, 34 años más joven que ella. La actriz terminó denunciándole por estafa y falsedad documental por el matrimonio «por poderes» que contrajeron en 2010, aunque el esposo fue absuelto en marzo de 2017 y anulado también el casamiento por mano del mismísimo papa Francisco. Lollobrígida vivía en una villa de la vía Appia Antica de Roma y contaba con la ayuda de su asistente Andrea Piazzolla, a quien Rigau y la familia de la estrella denunció acusándole de manipularla y de dilapidar su fortuna. En los últimos años se vio obligada a subastar su imponente joyero. Parte importante de su patrimonio, como los muebles de su mansión, acabaron en un depósito custodiado por orden del juez, después de que la familia iniciara su ofensiva contra el manirroto Piazzolla. | G. S.

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