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las tres fronteras

Homenaje a las gentes delsahel

Juan Luis Rod y José Naranjo presentan una exposición en Casa África, ‘Las tres fronteras’, dedicada a la resilencia y el coraje de las gentes de Mali, Burkina Faso y Níger

Bouchio Wallet, de Mali, junto a sus nietas en el campo de Goudébou, en Burkina Faso. | JUAN LUIS ROD

Goudébo, Mopti y Tillabéri son tres palabras que poco o nada significan para muchos de nosotros. Se corresponden con tres puntos perdidos en el mapa del Sahel, que el fotógrafo Juan Luis Rod y el periodista José Naranjo visitaron entre 2019 y 2020 buscando historias.

Cuando se cumple una década desde que comenzara la guerra en Mali, que Naranjo cubrió en guagua y que muchos señalan como el origen de la crisis de violencia, pobreza y hambre que se ha extendido por todo el Sahel en lo que llevamos de siglo, ambos nos invitan a sumergirnos en ese trabajo, dedicado a las personas que les concedieron su tiempo y sus testimonios, en una sala de exposiciones de Casa África. Su exposición, titulada Las tres fronteras, abarca tres países (Mali, Burkina Faso y Níger) y fija ante nuestros ojos momentos concretos en la vida cotidiana de personas que intentan resistir, proteger a sus comunidades y llevar adelante sus proyectos vitales a pesar de los pesares. Ambos afirman que muchos de los lugares que aparecen en sus imágenes ya no son lo suficientemente seguros para regresar.

Mahmoud Dicko, comerciante de ganado. Huyó a Dori (Burkina Faso) por la violencia. | JUAN LUIS ROD

Durante los últimos años, Rod y Naranjo han recorrido el centro de Mali, el norte de Burkina y el oeste de Níger, territorios donde quisieron retratar las bambalinas de un conflicto que, en esta última década, acabó con 25.000 vidas humanas y forzó el desplazamiento de más de tres millones de personas, que tuvieron que abandonar sus hogares con lo puesto. Plasman esta experiencia a través de 65 imágenes, varios mapas y cuatro textos, además de un vídeo que resume el sentir general de los civiles y, especialmente, de la juventud de la zona.

(L) | J.L. ROD

El Sahel es una amplia zona del continente africano que se extiende entre el Océano Atlántico y el mar Rojo, atravesando la franja de territorio que forma una cuña entre el desierto del Sáhara y las sábanas al sur. Incluye una decena de países y acogió, gracias al comercio de las rutas de las caravanas y recursos como el oro o la sal, algunos de los imperios más ricos, sabios e influyentes de la historia. En la actualidad, el Sahel es ese terreno ignoto para la mayoría de nosotros, al que hoy se cuelgan los sambenitos de migraciones, hambre, pobreza y guerra indefectiblemente y cuya creciente violencia lo ha situado sobre la mesa en la reciente cumbre de la OTAN en Madrid.

Un soldado vigila junto a una escuela en el pueblo de Inizdan, en el oeste de Níger, cerca de la frontera con Mali. | J.L. ROD

Esta exposición pretende mostrar el impacto de un conflicto que no suele ocupar las primeras páginas de los periódicos a través de las vidas de los desplazados y refugiados en las localidades burkinesas de Dori y Barsalogho, de las escuelas improvisadas para los niños que huyeron de sus casas y la desaparición del turismo en las ciudades malienses de Sevaré y Mopti, de los estigmatizados pastores de la etnia peul o de los esfuerzos por recuperar la confianza de las comunidades en los pueblos nigerinos de Abala,Takasasam o Inizdan, en la región de Tillabéri.

Acompañamiento

Mopti es el principal puerto maliense, situado en la confluencia de los ríos Bani y Níger y un punto estratégico para el comercio, la agricultura, la pesca y otros sectores económicos del país. Ciudad joven en comparación con sus vecinas, las míticas Segú y Tombuctú, ejerció de capital del Imperio Massina. Las imágenes de Rod y los textos de Naranjo reflejan algo de la cotidianeidad pausada del enclave, como la mirada de orgullo de la mujer que se sienta junto a un mortero, con el niño que mama colgado del pecho. Sin embargo, el proyecto se centra, en su vertiente maliense, en los más de 2.000 colegios cerrados en el Sahel por culpa de la violencia, la mitad de ellos en Mali, y en el medio millón de niños se escolarizar en la región. Tiendas en campamentos de desplazados, con el logo de Unicef impreso y repletas de chiquillos, sirven de escuela improvisada donde un niño aprende a escribir. Los profesores miran a la cámara o se dejan retratar rodeados de su alumnado, sentados en el suelo, ante una precaria pizarra. Las imágenes hablan de desamparo.

Son similares a las de Burkina Faso, donde Rod y Naranjo también se inclinan por retratar la estoicidad de una población en pleno éxodo. Escogen contar las historias de los malienses que se refugian en Goudébo, a una hora de la asediada ciudad de Dori, o de la población local en Barsalogho, una ciudad que ha visto duplicar sus habitantes gracias a la riada de personas que llega de otras aldeas cercanas tocadas por la violencia. Más de dos millones de desplazados, el 10 % de la población burkinesa, vaga por un país recién salido de un golpe de Estado, teóricamente provocado por la inseguridad. En Níger, Rod y Naranjo fotografían uniformes: siguen a iniciativas como la Caravana de la Paz y documentan los procesos de construcción de confianza, prevención de la radicalización y restablecimiento de diálogo y espacios de paz en el área Tillabéri. Aquí, a pesar de que cuentan cómo se intenta resolver los conflictos, se masca la tensión de la guerra. Inmortalizan hileras de niños apoyados en paredes que dan sombra, pick ups cargados de soldados armados hasta los dientes y charlas bajo su vigilancia y sobre un suelo, al amparo de árboles de copas ralas, entre alfombras, sin mujeres a la vista.

«Queremos mostrar que el sufrimiento de una guerra es exactamente el mismo en un lugar del mundo que en otro y que las guerras lo que provocan es sufrimiento y desesperación», precisa Naranjo en el vídeo de la exposición. «La población está un poco entre la espada y la pared, de ejércitos que tratan de combatir el yihadismo y de yihadistas, que ejercen una enorme violencia ambos contra la población civil».

Rod explica en los últimos minutos de ese mismo vídeo que pretenden volver pronto a Burkina, a seguir intentando comprender un conflicto complejísimo, de largo aliento, enquistado, al que damos la espalda y que queda sepultado entre las noticias que nos llegan del este de Europa.

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La exposición podrá visitarse hasta el 16 de septiembre en la sede de Casa África. Acceso libre y gratuito.

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