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Evita ‘post mortem’

Eva Perón.

Eva María Duarte (su nombre de soltera) fue una política argentina, primera dama durante la presidencia de Juan Domingo Perón, su marido. Pero no se limitó a apoyarle tímidamente. Evita, como fue popularmente conocida, nació en Buenos Aires en 1919 y dedicó su juventud a la actuación. En 1944 conoció al que sería su marido que, por aquel entones, era el secretario de Trabajo y Previsión. Evita no tardó en participar activamente en la campaña electoral de su pareja en 1946. Para el siguiente año, ella consiguió sancionar la Ley del sufragio femenino, buscó la igualdad jurídica del matrimonio y luchó por conseguir la custodia compartida. Más tarde creó la fundación Eva Perón y construyó asilos, hospitales, escuelas… En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino y, dos años después, el movimiento obrero la propuso como compañera de fórmula de su marido, es decir, como vicepresidenta, en las que fueron las primeras elecciones con sufragio universal. Desafortunadamente se vio obligada a rechazar la candidatura el 31 de agosto conocido como el «Día del Renunciamiento» debido a las presiones de la oposición, la división interna del peronismo y un cáncer de útero que sufría desde el año anterior.

Tristemente, Evita falleció un año después, a los 33 años. Recibió honores oficiales póstumos y fue velada en el Congreso de la Nación y en la Confederación General del Trabajo (GGT). Su cuerpo fue embalsamado por el zaragozano doctor Ara que terminó su trabajo en julio de 1953 y fue custodiado en la sede de la CGT, pero la dictadura cívico-militar Revolución Libertadora tenía otros planes para el idolatrado cadáver de Evita. En noviembre de 1955, dos meses después del golpe de Estado contra Perón y tres años después del fallecimiento de Evita, su cadáver fue robado.

A pesar de que se había forjado una leyenda similar a la de Tutankamon por la que se creía que recaería una maldición sobre los que osaran profanar el cuerpo de Evita, los militares decidieron que no era seguro que siguiera en la CGT ya que algunos grupos peronistas y antiperonistas armados lo estaban reclamando, unos para reivindicarlo como símbolo político y otros para destruirlo y asestar un golpe devastador a la moral peronista. Es importante conocer el porqué del antiperonismo. Grosso modo, el peronismo luchaba por los derechos sociales de la clase obrera, mientras que el antiperonismo lo fundó principalmente el sector empresario que creía que el peronismo fomentaba un clima de recelos, de provocación y de rebeldía que estaba creando hostilidades y reivindicaciones.

En la noche del 17 de noviembre un comando de militares Libertadores entró por la fuerza en la CGT, derribó el busto de Evita y, a punta de pistola, entraró en la capilla en la que estaba el cadáver. Lo primero que hicieron fue sacarle fotos y, posteriormente profanaron el cuerpo orinando sobre él y desvistiéndolo parcialmente. Más tarde, ordenaron su custodia al teniente Moori Koening de quien se dice que pasó de odiar a Evita (en vida) a rozar tendencias necrófilas con su cadáver. Se lo llevaron de la CGT y lo hicieron desaparecer durante casi veinte años convirtiéndolo en uno de los grandes secretos nacionales. Diecinueve años después de su muerte, Evita fue entregada a su marido en Madrid en 1971. Había estado durante años sepultada y escondida en el Cementerio Mayor de Milán. Cuatro años más tarde llevaron el cuerpo de vuelta a Argentina y en 1976 fue entregado a su familia para que lo sepultaran en el Cementero de la Recoleta, Buenos Aires, en donde por fin ha conseguido descanso. No así el cadáver de su marido, cuya tumba sufrió una profanación el 12 de julio de 1987: le cortaron las manos, que aún se encuentran en paradero desconocido.

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