Desde el siglo XVII, las guerras coloniales británicas desembocaron en enfermedades tropicales, principalmente transmitidas por mosquitos. Entre estas enfermedades destaca la malaria. En 1840, los británicos residentes en la India usaban unas 700 toneladas anuales de corteza en polvo de quinina, un árbol del que procede un antídoto contra la malaria. Este antídoto se probó por primera vez en la esposa del virrey de Perú, la condesa de Chinchón, que se curó de unas fiebres de malaria al tomar el extracto de la corteza de este árbol, ofrecido por los indígenas de Perú. Sería ella misma la que introduciría las cortezas en Europa en 1638. Así, la quinina se convirtió en objeto de estudio entre botánicos, científicos y médicos.

La quinina tiene un sabor muy amargo, por ello, para que el medicamento fuese bebible lo mezclaron con agua y azúcar y crearon el Indian Tonic Water, lo que sería la tónica actual. Terminó gustando y fue muy popular entre las tropas británicas. Fue esta amarga bebida la que hizo posible que la población de Reino Unido prosperase en las colonias tropicales.

No obstante, seguía siendo una bebida amarga a pesar de llevar azúcar y no tardaron en encontrar un remedio que, además, ayudase a vigorizar a los soldados. Por ello, pensaron que añadirle alcohol barato ayudaría a mitigar el sabor e infundiría valor entre las tropas. Este alcohol de bajo coste sería la ginebra. Durante el reinado de Guillermo III fue cuando los marinos británicos que apoyaban a Holanda durante la Guerra de Independencia holandesa de 1568 aprendieron sobre este método de destilado que llamaron «coraje holandés». En un contexto de guerras, era más seguro beber alcohol que agua y, además, la ginebra era mucho más barata que la cerveza.

A partir de 1721 la ginebra se convirtió en la bebida alcohólica de los grupos más humildes y su consumo estaba permitido a mayores de 15 años. La producción de la ginebra estaba en auge y no supuso un problema introducir una pequeña cantidad en el «agua india». El uso del alcohol en este remedio fue, sin duda, la formula perfecta para socializar esta medicina, necesaria para la supervivencia de la colonia. Se popularizó su consumo también en Reino Unido gracias a que los soldados que regresaban pedían en los bares esta bebida y su consumo fue emulado por las masas.

Más tarde, Johann Jacob Sch-weppe desarrolló en 1783 un método para carbonatar el agua. En 1870 apareció la tónica tal y como la conocemos hoy, con quinina, azúcar y agua carbonatada.

Así pues, el Gin Tonic es una buena metáfora sobre un mundo colonial globalizado, una bebida europea traída de Sudamérica y la India.