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Las criaturas de Ravelo y amigos

Los talleres de escritura logran despertar la afición por la escritura entre quienes lo veían algo inalcanzable

La pasión que por las letras demuestra el autor de El puñal de Abraham, el grancanario Jorge Henríquez González, no es sólo fruto de su curiosidad y hambre de cultura sino, también, del interés que en él y en otros hombres y mujeres de su generación han despertado los talleres de escritura que ofrecen autores como Alexis Ravelo o Santiago Gil. «El interés ya lo llevaba de casa pero que un escritor de la categoría de Alexis Ravelo te hable, te aconseje o te guíe, no tiene precio para alguien que empieza en esto como yo. Y es contagioso». Confiesa que también juegan un papel importante los compañeros «porque ofrecen más puntos de vista, correcciones, objeciones y ánimos», añade sobre, por ejemplo, Sara Godoy, Pedro Blas, Manuela Guimerans, Patricia Rojas, CJ Nieto o Araceli Cardero, fallecida durante la elaboración de este reportaje. «Fue una buena compañera de taller, siempre sonriente e ilusionada, de la que nos quedará Alan Brito y la ausencia en su silla», lamenta el autor. «Empecé tarde a escribir. Nunca me decidía a romper esa barrera invisible del ridículo, hasta que estuve un año solo trabajando en La Palma. Fue el momento de empezar. Ya de vuelta, seguía haciendo cosillas por mi cuenta hasta que me enteré de la existencia del taller. Y tuve que aprovechar la oportunidad de poder asistir, aprender de un escritor al que lees y al que admiras y al que tienes ahí, al alcance, es todo un privilegio. No lo puedes dejar escapar. Comencé en el taller de Escritura Creativa, creo que en 2017. Ya en el 2021, lo tuve que dejar por problemas de agenda pero me sigue quedando esa magua», cuenta Henríquez González.

«Dale una vueltita», explica entre risas que es la frase que más le repite Alexis Ravelo a los integrantes de sus talleres. «Alexis ha leído la mayoría de las cosas que he escrito, no por otra cosa sino porque la mayor parte de lo que he escrito lo he hecho en el taller. Le han gustado, de lo contrario, me lo hubiera dicho. No tiene pelos en la lengua para decirte que algo no le gusta o no le suena bien. Ojo, tampoco los tiene para decirte lo contrario. Quiere que lo que estás escribiendo lo escribas bien, que la línea, el párrafo, el capítulo, la historia salga redonda. Al principio», confiesa, «te da rabia el tirar a la papelera hojas y hojas de lo que creías que era una obra maestra, pero cuando lo piensas, lo reescribes y tienes en cuenta todos los puntos de vista, el resultado es inmejorable».

Los cursos de escritura creativa y narrativa con Alexis Ravelo se han convertido en un oasis de salvación para ecritores tardíos. Tienen una orientación teórico-práctica, dirigida principalmente hacia aquellos aspectos que mayores dificultades ofrecen al escritor novel.

En estos cursos se introduce a los y las alumnas en la elección de estilo narrativo, ya sea directo, indirecto o estilo libre. La incorporación de los fundamentos básicos de cada uno juega un papel importante.

En materia de personajes, los talleres de narrativa acercan al autor a desarrollar y diferenciar a los personajes principales o secundarios, el desarrollo de las principales características de cada uno y su evolución.

El enfoque en el espacio-tiempo en el que transcurren los acontecimientos también se desarrolla en los talleres de Ravelo. Abordar la historia desde un punto de vista concreto en estas dos dimensiones es imprescindible. Elaborar el relato partiendo de una estructura sólida también es necesario. Hechos y acontecimientos que se desarrollan por los personajes en un espacio y tiempo determinado se desarrollarán diurante estos encuentros, igual que ocurre con los diálogos.

Volviendo a El puñal de Abraham su autor concluye: «Actualmente está dando vueltas por algunas editoriales y concursos a la espera de pillar a alguien al que le guste», concluye.

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