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El pergamino de Clío

‘Mouches’, los lunares postizos

‘Mouches’, los lunares postizos lara de armas moreno

En la Europa finisecular del siglo XVII surgió la moda de los lunares postizos. No solo tuvieron una utilidad estética, también se usaron para transmitir ciertos mensajes, pero la teoría más apoyada sostiene que nacieron con la intención de ocultar los estragos causados por la viruela la cual dejaba notables marcas y cicatrices. No obstante, existen evidencias del uso de lunares postizos de tela en la antigua Roma, los esplenia lunata.

Su uso se extendió durante el siglo XVIII y fueron utilizados por mujeres y hombres. Podían estar hechos de seda o terciopelo y tenían un sinfín de formas: estrellas, medias lunas, cuadrados, soles, diamantes… También podían pintarse con nitrato argéntico para conferirles una mayor naturalidad. Se colocaban indistintamente en el cuello, escote y rostro.

Ya en el siglo XVIII apareció la vacuna contra la viruela y se consiguió erradicar la enfermedad, por ello, los lunares pasaron a tener un uso puramente estético. Fue tan extendido que quedó reflejado en la literatura y en la pintura de la época. Ejemplo de ello fue La Cenicienta, de Charles Perrault (1628-1703), obra en la que se relata lo siguiente: «Buscaron una buena peluquería [refiriéndose a las hermanastras] que les hiciera los peinados de dos pisos, y encargaron en la sastrería lunares postizos; llamaron a Cenicienta para pedirle su opinión, ya que tenía muy buen gusto».

El popular uso de estas mouches o moscas propició la creación de un lenguaje secreto que tenía la intención de transmitir cierta información de manera discreta. De hecho, en 1654 se publicó en Francia un ensayo titulado Sobre la situación de los lunares sobre el rostro de las damas con observaciones exactas de su tamaño y forma, según los lugares donde ellos son colocados (Loterie d’Amour. La Vie privée d’autrefois). Según este ensayo, una mujer quería transmitir lo siguiente según en dónde colocase su lunar:

Mejilla derecha: casada

Mejilla izquierda: prometida o viuda

Junto a la boca: disponible

Junto al labio superior: mujer soltera disponible para tener citas

Lunar en forma de cupido: busco amor

Media luna: disponible para cita nocturna

Junto al ojo: en busca de sexo.

Como suele suceder, la moda terminó por desfallecer y fue entonces acogida por las prostitutas del siglo XIX para ocultar rastros de enfermedades venéreas. Más tarde fue Hollywood quien recuperó su uso.

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