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menores y conectados

Guía sobre la vida digital de los adolescentes

2.500 canarios

participan en

un estudio de

Unicef que

ofrece un

diagnóstico

del impacto de

la tecnología

entre los

alumnos de la

Enseñanza

Secundaria

Obligatoria

(ESO): cómo,

cuánto y

cuándo usan

internet y las

redes sociales

Guía sobre la vida digital de los adolescentes

Los niños españoles tienen su primer móvil con poco más de 11 años. Es la media, dicen los investigadores, sabedores de que para muchos —porque no son pocos— llega a ser incluso el regalo de la primera comunión. En todo caso, entre Tercero de Primaria y Primero de la ESO la práctica totalidad de los escolares tienen en su poder una «bomba de relojería», como lo califica algún especialista, ya que es el dispositivo principal —el más manejable aunque no el único— a través del cual los jóvenes acceden a internet, al juego online y a las redes sociales, por citar tres usos.

Y ahora se sabe que uno de cada tres adolescentes entre 11 y 17 años hace un uso problemático de internet, de las redes sociales y, por extensión, de las TRIC (tecnologías para la relación, la información y la comunicación). Así lo diagnostica un informe de Unicef —Relaciones, riesgos y oportunidades—que, además de plasmar como nunca cuánto, cómo, dónde y con qué objetivo usan las tecnologías los menores, ha hecho hincapié en las posibles conductas alarmantes, los usos problemáticos y los potencialmente adictivos. Y describe que hay pocas normas paternas, que hay muchos usos intensivos y abusivos, que son tecnologías por las que los jóvenes se mueven como pez en el agua, y donde se esconden muchos lobos al acecho.

El objetivo fundamental del estudio ha sido llevar a cabo un diagnóstico del uso e impacto de la tecnología en la adolescencia. Se han estudiado los hábitos de uso de Internet, las redes sociales, el consumo de videojuegos y el juego online, así como diferentes prácticas de riesgo (como el sexting o el contacto con desconocidos), informando además del grado de supervisión parental. Se analizan también las motivaciones, creencias y expectativas relacionadas con el uso de las pantallas, ya que sólo a través de la opinión de las y los adolescentes es posible entender el espacio que la tecnología ocupa en sus vidas. El informe de Unicef también constituye una magnífica oportunidad para actualizar las tasas tanto de acoso escolar como de ciberacoso del territorio nacional.

El diagnóstico se ha hecho con las respuestas de más de 50.000 menores españoles de centros educativos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), tanto de titularidad pública como privada y/o concertada, entre ellos, más de 2.500 canarios de 15 centros diferentes. Y si bien se recoge los usos saludables y responsables de estas tecnologías, los especialistas remarcan que «siguen constituyendo uno de los grandes desafíos a los que a día de hoy nos enfrentamos como sociedad, especialmente en el ámbito de la infancia y la adolescencia. Solo a través de sus opiniones creíamos posible entender el papel que la tecnología desempeña en sus vidas».

Ante los datos recabados las familias se sienten interpeladas. No es para menos. En una puntuación de 0 a 9, las restricciones que ponen los padres y las madres al uso de internet por parte de los menores se sitúa en el 2,24. «La puntuación media en la escala de control parental (cuyos valores pueden oscilar entre 0 y 21) es de tan solo 5,57, lo que denota un bajo nivel de control. Es ligeramente mayor en las chicas y se diluye en la segunda etapa de la ESO, justo cuando mayores son las tasas de prácticas de riesgo online», dicen los investigadores. Pero a veces, ni poniendo interés se puede ejercer la supervisión que uno desearía, si no se tiene el conocimiento necesario. Porque otro elocuente dato es que el 64% de las chicas y el 53,9% de los chicos tiene más de un perfil en una misma red social: es su forma de mostrarle una cara a los padres, y otra al resto del mundo en la red.

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