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Ciencia y paisaje en la senda del mejor turismo

La Fundación Starlight fomenta la lucha contra la contaminación lumínica en todo el planeta

Ciencia y paisaje en la senda del mejor turismo

No es raro que los investigadores de las Ciencias de Espacio luchen por tener los cielos más limpios ya que su trabajo depende de ello. Pero es relativamente reciente que las virtudes del firmamento con mayor calidad del planeta puedan tener, además, ventajas económicas.

Más allá de la influencia que pueda tener en el PIB de la región, lo cierto es que la conocida como Ley del Cielo ha abierto una puerta a un sector económico: el astroturismo. Se trata de elegir lugares para visitar por la belleza de su paisaje nocturno, pero también de «una manera de defender la sostenibilidad».

Son palabras de Antonia Varela, directora de la Fundación Starlight, un ente dependiente del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que ha conseguido no solo colocar al Archipiélago en el mapa de este tipo de visitantes sino despertar el interés por luchar contra la contaminación lumínica fuera de las fronteras isleñas.

El germen de este camino es la propia Ley del Cielo. Tal y como argumenta Varela, «si no tienes una normativa de este tipo es imposible sensibilizar a la sociedad y en concreto a las administraciones públicas de la importancia de preservar este recurso natural».

Una vez lograda la normativa y tras la puesta en marcha de la Oficina Técnica de Protección del Cielo, desde el Astrofísico quisieron dar un paso más y exportar sus logros. «Fuimos los astrónomos los primeros en defender el cielo pero había que concienciar a la ciudadanía de los beneficios de tener un firmamento de calidad», añade.

Con ese ansia divulgativa se auspició en 2007 la celebración de un gran encuentro internacional para defender la «salud de las estrellas». Ese fue el lema de la primera Conferencia Starlight en La Palma, en la que participaron entidades tales como la Unesco, la Organización Mundial del Turismo, la Unión Astronómica Internacional y organizaciones y universidades de 23 países.

«El resultado fue el más bello manifiesto jamás escrito en defensa del cielo nocturno, no solo como recurso científico sino también por el patrimonio cultural asociado a la luz de las estrellas, la conservación de las especies y por la salud del ser humano», asegura Varela.

Entre los logros de esa conferencia se encuentra precisamente la creación de la Fundación Starlight «con la intención de poner todos los recursos humanos y económicos para defender ese primer manifiesto». Con es documento como guía, la entidad elaboró un sistema de certificaciones que vienen a validar las condiciones excelentes de una determinada región en lo que se refiere a la calidad de su cielo.

Reservas o destinos. Es la clasificación por la que ha apostado la Fundación Starlight para fomentar entre las entidades locales el cuidado del cielo, además de otras modalidades dirigidas también al sector privado, fundamentalmente turístico.

«Tenemos más de 150 acreditaciones en todo el mundo», resume la responsable de la Fundación Starlight. O lo que es lo mismo, al menos esa cantidad de regiones han impulsado medidas para evitar la contaminación lumínica y mantener la oscuridad y la calidad de sus noches.

Algunas de ellas también están en Canarias. La Palma, la cumbre de Tenerife, los municipios de Fuencaliente y La Matanza o zonas como la Reserva Biosfera de Gran Canaria son varios de los que han obtenido la certificación, a los que hay que añadir otros que se encuentran en trámite de lograr la acreditación.

«Se trata de promover que en cualquier sitio existan ordenanzas y regulaciones inspiradas en la ley de cielo», resume Varela quien insiste en que lograr ser Reserva o Destino Starlight no es nada fácil.

En general, los aspectos que examinan se centran en la nubosidad de la zona, la nitidez o la calidad del aire, la calidad atmosférica y sobre todo «el gran campo de batalla» que es la reducción de contaminación lumínica. Todo ello medido con centenares de parámetros que tiene el mismo fin: limpiar el cielo del planeta.

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