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El pergamino de Clío

El búnker de Hitler

Se ha creado una idea mitificada del famoso búnker, dejándonos en la memoria recuerdos de un lugar idílico, pero nada más lejos de la realidad

Una maqueta del búnker de Adolf Hitler. REUTERS

Películas exitosas como The búnker o El Hundimiento se han encargado de narrar lo sucedido durante las últimas horas de vida del führer. No obstante, nos resulta siempre interesante conocer detalles sobre el famoso Führerbunker. Ya, en febrero de 1945, el nacionalsocialismo había perdido la guerra. Los dirigentes nazis y Hitler sabían que el avance soviético sobre Berlín era inminente y no albergaban esperanzas de una nueva victoria. Ante la inminente avanzada roja, Hitler comprendió que necesitaba ponerse a salvo cuanto antes y, a mediados de febrero (algunas fuentes afirman que fue antes) decidió retirarse a la seguridad de su búnker, un refugio antiaéreo situado a los alrededores de la Cancillería.

Con el tiempo, se ha creado una idea mitificada del famoso búnker, dejándonos en la memoria recuerdos de un lugar idílico, una suerte de mansión subterránea. Nada más lejos de la realidad, los testigos que pudieron acceder al búnker y que tuvieron la suerte de sobrevivir, afirman que en realidad se trataba de un agujero inmundo. El historiador Joachim Fest afirmó en su obra El hundimiento que «cuando en días del inminente final faltó a veces agua, tomó cuerpo, procedente sobre todo del antebúnker, un hedor casi insoportable […] el penetrante olor a orina y el sudor humano formaban una mezcla repugnante».

La construcción

En 1933, Hitler ordenó reformar ciertas áreas de la Cancillería y exigió que se construyera en el futuro un búnker subterráneo. En 1936 se dotó de un refugio antiaéreo al salón de actos en uno de los jardines del área gubernamental. Se añadieron también algunas salas más a este complejo. El resultado fue una fortificación subterránea pequeña en las afueras de la sede del gobierno. Al comenzar la II Guerra Mundial se construyó un túnel que conectaba los suburbios de la nueva Cancillería con este pequeño búnker llamado Vorbunker. A pesar de que tenía las dimensiones adecuadas para proteger la vida del Führer, tras el desastre de Moscú de 1941, Hitler decidió asegurar aun más su protección, previniéndose así de un posible ataque aéreo y encargó un proyecto de construcción de otras catacumbas con más metros de profundidad. Este nuevo refugio se llamaría Antebúnker, bajo él, el Führerbunker, unido por una escalera de caracol, estaba formado por 30 habitaciones cubiertas por muros de hormigón de espesor entre 2,2 metros y 4 metros.

Una maqueta del búnker de Adolf Hitler. REUTERS

Al Vorbunker se accedía desde la cocina de la nueva Cancillería. Al principio conectaba con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Propaganda. Unos peldaños más abajo se encontraba un corredor que conectaba con una salida y con una comunicación hacia el Führerbunker. Tenía 12 habitaciones. En algunas se alojaba al servicio, otras eran utilizadas como zonas de ocio, otras dos eran utilizadas como cocinas y otras eran despensas y bodegas. Más adelante, en una de estas estancias, se alojó Goebbels con su mujer y sus hijos. Todos los testigos afirman que las estancias eran frías y no estaban decoradas, además, sus bajos techos generaban sensaciones claustrofóbicas. Al final del corredor se encontraba la escalera de caracol que daba al Führerbunker.

El complejo estaba dividido en dos mitades y equipado con protección antiaérea como trajes antigás o cascos de acero.

Hitler terminó con su encierro el 30 de abril de 1945 suicidándose, también lo haría su mujer Eva Braun y Goebbels y su familia.

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