Más allá de las balas, las bombas y los discursos patrióticos el arte en tiempos de conflicto bélico se convierte en una herramienta de guerra de la que no ha quedado exenta la actual contienda entre Ucrania y Rusia.
Los creadores ucranianos han puesto a disposición del país toda su imaginación elaborando cartelería que se exhibe en marquesinas y mupis publicitarios de las ciudades ucranianas, soportes a los que en este caso se ha sumado el poderoso altavoz de Internet y, especialmente, el carácter multiplicador que ofrecen las redes sociales.
Putin encañonado en la boca o aplastado por la bota de un soldado ucraniano son dos ejemplos del uso que a día de hoy se está haciendo de ese tipo de propaganda cuya finalidad es insuflar un sentimiento patriótico entre la sociedad y, de paso, demonizar al enemigo.
En esta batalla artística donde pinceles y píxeles se tornan en herramientas de guerra -que están siendo empleadas por ambos bandos en conflicto- parece que Ucrania lleva ventaja gracias a la iniciativa de diversos colectivos de creadores que cuelgan en sus perfiles de Twitter, Instagram, Facebook o Tik Tok ilustraciones y piezas de vídeo, creaciones con encendidos mensajes patrióticos.
Desde la I Guerra Mundial es habitual convertir en trinchera el poder del arte pero aunque Rusia, en tiempos de la URSS, manejó como nadie ese tipo de propaganda en la actualidad su impacto resulta casi inocuo.