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‘Me too’ en los videojuegos

Los gigantes del sector afrontan una cascada tardía de denuncias por acoso y masculinidad tóxica que obliga a transformar las empresas

Una imagen de la serie 'Express'.

Mythic Quest es una serie de Apple TV que recrea el ambiente de trabajo en una empresa volcada en el lanzamiento de un videojuego. Es entretenimiento, específicamente una comedia, pero para su producción contó con el asesoramiento especial de una de las grandes del sector de videojuegos, Ubisoft, con el fin de garantizar la mayor «sinceridad» posible en el tratamiento de las tramas y personajes. Y no es una caricatura que la ingeniera creativa del negocio, interpretada por la actriz Charlotte Nicdao, sea una mujer infravalorada en una oficina dominada por los hombres.

Más alarmante es que la fama de entorno tóxico que se ha granjeado el sector haya llegado a los tribunales, con casos denunciados de acoso y hostigamiento sexual. La misma Ubisoft, creadora del éxito global Assassin’s Creed, no se libró de la sospecha, y fue denunciada este verano ante la justicia francesa por «acoso sexual institucionalizado» por parte de la empresa, del que algunos trabajadores hacen responsable a su CEO y fundador, Yves Guillaumot.

Demanda estatal

Según la queja, uno de cada cuatro empleados ha sido testigo o víctima de estas malas conductas. Esta y otras situaciones irregulares han sido expuestas en The Conversation por la canadiense Johanna Weststar, experta en relaciones sociales y que ha estudiado las toxicidades en empresas de videojuegos. Las más graves aluden a otro gigante del sector, Activision Blizzard, que está detrás de franquicias tan conocidas como World of Warcraft y Call of Duty. Weststar destaca que el estado de California ha demandado a la empresa por presunta discriminación contra las empleadas, acoso sexual y no tomar medidas para prevenir la discriminación. Hasta 3.000 exempleados y trabajadores suscribieron las quejas. El presidente de la compañía, J. Allen Brack, se vio obligado a dimitir en el mes de agosto por el escándalo, y el director ejecutivo, Robert Kotick, puede tener los días contados: el Wall Street Journal ha revelado que en el marco de la investigación se ha descubierto que recibió un correo electrónico del abogado de una trabajadora que relataba haber sido violada en la oficina por su jefe en 2016 y 2017 y que ocultó esa información.

Mil afectadas

Otro gigante de la industria, Riot Games, ya ha depurado responsabilidades por conductas tóxicas. En 2018 afloraron las primeras protestas por sexismo y acoso en la oficina a partir de un reportaje de la revista especializada Kotaku. Riot Games incorporó a su página web una serie de compromisos de buena conducta y responsabilidad social para neutralizar el impacto de las denuncias. Pero la denuncia de dos mujeres que alegaron discriminación salarial por razón de sexo llevó a Riot Games a aceptar la culpa.

La empresa accedió a indemnizar hasta un total de 10 millones de dólares al millar de empleadas que habían trabajado en los últimos cinco años en la compañía. Riot Games depuró responsabilidades internas, también, y renovó algunos cargos. El CEO de la compañía, Nicolo Laurent, por su parte, salió absuelto en primavera de acusaciones de acoso y conducta inapropiada.

Combatir la cultura tóxica en el entorno de los videojuegos es posible, pero también urge un cambio enérgico en las normas de conducta de la comunidad gamer: más de un tercio de las jugadoras ha sufrido acoso y muchas acaban desplegando estrategias de evitación, como esconder su género en las partidas, apuntan los expertos. El 57% de las mujeres entre 18 y 29 años jugaban a videojuegos de e-sports en Estados Unidos antes de la pandemia, según un estudio de Pew Research Center, y la tendencia indica un crecimiento exponencial y multiplicador en otros países después de este tiempo prolongado de confinamiento.

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