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Resumen 2021 | Crisis del coronavirus

El virus que vino para quedarse

Con casi 3.000 contagios diarios durante esta última semana, Canarias ha vivido el segundo año de pandemia entre sobresaltos y una tasa de vacunación de las más altas de España

Una niña se vacuna contra el covid en las instalaciones de Infecar, en Las Palmas de Gran Canaria. José Carlos Guerra

Y vuelta a empezar. Cuando parecía que la crisis del coronavirus estaba, cuanto menos, domesticada, la tasa de contagios ha vuelto a poner a la Islas y al resto del país en una situación que no vivíamos desde hace muchos meses. Con más de 3.000 contagios diarios, la nueva variante ómicron ha provocado que, en muchos factores, Canarias retroceda los pasos que ya había comenzado a dar en busca de la normalidad aunque la tasa de vacunación sea de las más altas de España, con un 80,32% de población diana con pauta completa tras ser incluidos en la estrategia niños de entre 5 y 11 años.

El año comenzó, además de con la campaña de vacunación masiva, con los datos nefastos que dejaba la debacle turística y laboral en un archipiélago que casi por primera vez vivía el cero turístico —en los años 60, la gran crisis económica mantuvo a las islas en otra caótica situación con respecto a la llegada de viajeros se refiere, aunque nada que ver con esta actual de la Covid 19—. No fue hasta el 5 de marzo cuando Canarias se volviera a abrir al turismo, coincidiendo con la Semana Santa. En mayo, afortunadamente, comenzaron a regresar los turistas procedentes de Alemania, Países Bajos y Dinamarca.

Mientras, en mayo, la patronal y el empresariado turístico ponían el grito en el cielo por el abandono del Estado aunque el 3 de junio se puso en marcha el bono para animar a los canarios a quedarse en vacaciones en las islas, aunque se tratase de una especie de bicoca a la que no todos tenían acceso. El bono turístico consistía en un sorteo de 200 euros entre 50.000 canarios. De nuevo, el avance de los contagios obligó a nuevas restricciones que provocaron la bronca de las autonomías contra Carolina Darias, ministra de Sanidad, por las restricciones. Las medidas no impiden que en agosto el turismo local y el nacional salven el verano del Archipiélago.

Pero como decíamos al principio, y pese a que Sanidad dejaba de exigir en septiembre el certificado covid a quienes viajan a Canarias, la situación se ha torcido de nuevo estas semanas con el dramático aumento de casos. No obstante, la Covid 19 nos ha dejado a lo largo de 2021 un tsunami de noticias cuanto menos curioso referente a la pandemia y, también, sobre las dosis de los viales.

Así, el 5 de febrero publicaban EL DÍA y La Provincia que el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, de 71 años, mintió para vacunarse, sumándose a la larga lista de cargos políticos o de otra índole que se han vacunado irregularmente contra la Covid-19 desde que se comenzaron a inyectar los viales en España. Álvarez recibió la dosis el 13 de enero en la Residencia Sacerdotal San Juan de Ávila como el resto de residentes y personal sanitario del centro, incluidos en la lista de la primera fase de la Consejería de Sanidad por tratarse de un centro de mayores y cumplir el protocolo. Él, entonces, argumentó que estaba incluido en la lista y había sido vacunado por residir en el centro sacerdotal. Sin embargo, el obispo no vive allí. Ni siquiera tiene contacto con los internos.

Unas semanas más tarde, el Gobierno de Canarias corrige al Estado y relaja el uso de la mascarilla en playas y piscinas, una normativa que fue muy mal recibida en las islas. También en abril, la Universidad anunciaba que recuperaba en otoño las clases presenciales y, por fin, el 9 mayo España sale del estado de alarma. Pese a todo, la situación sanitaria fue dando bandazos a partir de entonces, celebrándose, por ejemplo, actos multitudinarios como San Juan aunque sin permitir las hogueras.

El 26 de junio, asimismo, los canarios y las canarias se despedían (momentáneamente) de las mascarillas en exteriores —esta misma semana su uso ha vuelto a ser obligatorio por decreto del Gobierno de España—. Mientras, en el mes de junio, y ante la quinta ola, el Tribunal Supremo desestimaba el toque de queda en las Islas. El 19 de noviembre Canarias recuperó el control del covid a través de certificado en ocio y aeropuertos, aunque la medida no se tomaba demasiado en serio por la sociedad, sobre todo por los más jóvenes.

Con la situación ya complicada por el aumento de los contagios provocados, principalmente, por jóvenes en encuentros festivos, desde el 5 de diciembre se vuelve a exigir certificado covid en bares y restaurantes para las fiestas navideñas a la vez que la Consejería de Sanidad vuelve a recurrir al Ejército para rastrear el avance de la covid ante la saturación de los profesionales de los centros de salud. Pese a que desde principios de diciembre ya se conocía la aparición en Sudáfrica de la variante del coronavirus ómicron y, además, se había anunciado que esta cepa podría evadir parte de nuestra inmunidad, la sociedad pareció mirar hacia otro lado y los contagios se dispararon.

Los expertos ya detectaron un aumento en la cantidad de personas que contrajeron covid varias veces y, asimismo, se determinó que se multiplicaba 70 veces más rápido que la variante delta. De hecho, el 16 diciembre el Ministerio de Sanidad notifica 78 casos de la variante ómicron, cuya primera confirmación en Canarias es anunciada el 7 de diciembre por las autoridades sanitarias.

A partir de ahí, el drama de la Covid 19 parece repetir sus episodios de enero, febrero y marzo de este año, con días de más de 3.000 contagios y las islas de Gran Canaria y Tenerife alcanzando, de nuevo, el nivel 3 de alerta.

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