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Maribel Verdú Protagonista de ‘Ana Tramel. El juego’

Maribel Verdú: «Quiero personajes de mujeres luchadoras para dar ejemplo»

Maribel Verdú, en la serie de Televisión Española, es una abogada en horas bajas que pondrá su empeño en salvar a su hermano, enfrentándose a las poderosas corporaciones del juego

Maribel Verdú. TVE

A sus 50 años, el currículum de Maribel Verdú es de esos que quitan el hipo, con alrededor de 100 títulos. Por eso sorprende tanto que diga que su personaje en Ana Tramel. El juego, la nueva serie que protagoniza en TVE-1, sea el más difícil de su carrera. El thriller está basado en una novela de Roberto Santiago que pretende levantar ampollas acerca de cómo se trata la ludopatía en España. La actriz se enfrentó al papel antes de embarcarse en dos proyectos internacionales: Now and then, la serie de Bambú y el creador de Homeland para Apple+, y la película The Flash del universo DC.

Ana Tramel es una abogada que esconde muchos secretos. El primero, por qué lleva tanto tiempo sin hablar con su hermano.

Eso es lo guay, que no te imaginas lo que sucederá. En cada episodio se va averiguando qué ha ocurrido en su pasado para que ella se comporte así, haya desaparecido, no le haya cogido el teléfono a su hermano, tenga ese carácter… Y cuando crees que ya lo sabes todo hay más vueltas de tuerca que te hacen averiguar cosas nuevas. Es muy apasionante.

La trama de la serie la lleva a enfrentarse a una corporación de la industria del juego.

Es David contra Golliat. Una mujer sola, que no tiene apenas recursos, que se dedica a recurrir multas, que fue una abogada muy potente, pero que decidió alejarse de todo y sumirse en la más profunda oscuridad por propia decisión. Y que de repente dice: yo por mi hermano voy a hacer lo que sea, y reúne a la gente de su bufete, que no tiene experiencia en esos casos y, gracias a su amiga Concha [Natalia Verbeke], decide tirar hacia delante, pero pasan muchas cosas en medio muy heavies. Y lo bueno de todo es que Roberto Santiago escribió el libro y la serie basándose en experiencias reales.

¿Por qué no se prodiga mucho en televisión?

Porque me han ofrecido personajes que no me molaban, sin agarre ni fuerza. Yo quiero personajes muy concretos, de mujeres luchadoras, que no se rinden, porque creo que hay que dar ejemplo. Y de repente me llega Ana Tramel y casi digo que no por todo lo contrario, del susto que me metí y del miedo de pensar: ¿Voy a poder yo con esta barbaridad? ¡Menos mal que al final me convencieron, porque al principio me asusté y lo rechacé!

Parece mentira que usted, que interpreta desde los 13 años, tuviera miedo a un personaje.

Ya, pero porque soy un poco absurda, pero ya se ha acabado. Tras la pandemia y de cosas que he vivido, que he visto y que espero no olvidar nunca porque afortunadamente tengo empatía, ahora ya priorizo mucho en mi vida. Mi tabla de valores ha cambiado completamente y ahora eso de tener miedo porque voy enfrentarme a un personaje se ha acabado. Ahora tendré miedo a cosas realmente importantes.

¿Volver a trabajar con Gracia Querejeta fue un motivo para sumarse a la serie?

Eso ha sido una gozada. Pero no fue por eso, porque al principio el proyecto iba a ser con Salva García Ruiz, pero como las series no se hacen con un único director me dijeron que estaban pensando en Gracia y yo di un salto de alegría, porque trabajar con ella es como estar en casa. Además ha hecho un tándem maravilloso con Salva, que para mí ha sido un descubrimiento.

¿No tiene televisión en casa?

No, siempre he tenido tele. Lo que pasa es que no veo nada, excepto una cosa a la que soy adicta desde hace años, que es el rosco de Pasapalabra. Luego veo las noticias y ya nos quedamos Pedro y yo a ver nuestras series y películas. Pero por el día no enciendo la tele ni veo programas, nunca lo he hecho. No tengo ni idea de nada, en eso soy una profana. Por ejemplo, este año he ido al programa de Calleja, pero nunca lo había visto. Así que de repente me puse a ver diez seguidos porque quería saber de qué iba.

Ha comentado alguna vez que no le apetecía trabajar a EEUU. Y ahora va a estar en una superproducción del universo DC. ¿Qué le ha llevado a cambiar de idea?

Quizá por todo lo que me pasó el año pasado, que ya no existe el miedo en mí. Y porque quien hay detrás me mola mucho y me encuentro muy feliz. Además, no es mi único proyecto internacional: he rodado una serie muy bestia en Miami.

¿Se sigue poniendo nerviosa en los rodajes?

¡No sabes qué mal he dormido esta noche porque me iba a enfrentar otra vez a prensa que había visto un trabajo mío! No he pegado ojo. Pero son nervios, no ese miedo que me podía llegar a aniquilar. Ahora trato de controlarlo para que por lo menos sea ese miedo que, en vez de anularte, te pone, el que te ayuda, te motiva.

¿Es el papel de Ana Tramel el más difícil que ha hecho?

Sí, es el más difícil de mi carrera.

¡Y eso que ha hecho un centenar!

Es que el segundo capítulo es demoledor, como una película aparte. Me dejaron hacer y me llevaron por ese lugar de una mujer destruida completamente, aniquilada, que no ha salido de la cama en mucho tiempo, que incluso se le ha ido la cabeza. Es un papel con un nivel dramático muy especial. Con Natalia Verbeke formamos un tándem muy bestia. ¡No sé cómo aguantará la gente ver la serie semana a semana!

Un personaje con tanta carga dramática, ¿se lo lleva a casa?

No soy de las que se lleva los personajes a casa. Si no los separase de mi vida, me volvería loca. Otra cosa es que llegues un día a casa tocada y agotada porque has hecho una escena concreta que te ha dejado vacía, por todo lo que has puesto en ella. Pero no me llevo el personaje a casa en absoluto.

¿Ni con Ana Tramel?

Tampoco. Es que si no sería una mujer amargadísima.

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