Hace tiempo que Alba Flores (Madrid, 1986) no es solo la nieta de Lola Flores, pero es innegable que ha heredado ese talento y personalidad, que ha demostrado en series de gran éxito como La casa de papel o Vis a vis . Y esa luz que desprende es la que necesitaba Bob Pop para el personaje de Lola en Maricón perdido. Como precisaba de la autenticidad de Gabriel Sánchez, un joven actor que tenía 14 años cuando la grabó (ahora tienen 16), que, pese a su inexperiencia, supo plasmar el espíritu del escritor en su adolescencia.

Alba flores. | TNT

Alba, cuando le propusieron el papel, quiso hablar con Bob. ¿Qué era lo que le preocupaba?

Nada. Solo es porque con los años me voy haciendo más exigente. Aparte de tener una excusa para poder hablar, porque yo ya era muy fan y para mí era un referente. Pero también quería entender cuáles eran sus objetivos, de qué eran las ganas que él tenía, cuál era su deseo y ver si podía acompañarle.

¿Cuáles fueron las razones para escogerla que le dio?

Creo que no ha querido tener un elenco de gente conocidísima. Solo somos tres o cuatro personas más conocidas, que nos ha elegido por cercanía, por converger en una manera de pensar, por un tipo de sensibilidad. Y también pensaba que la vibra que yo despido tiene que ver con poder encarnar un personaje muy luminoso. Eso es lo que él quería y necesitaba para el personaje de Lola. Y yo me presté. Pero seguramente le hubiera dicho que sí a cualquier otro personaje. Porque yo estaba contenta de participar en esta serie por participar en el testimonio de Bob y en esta creación tan especial.

Lola es de esas personas que tienen mucha importancia en la vida de alguien. ¿Le resultó fácil al encajar con su personalidad?

No solo por mí, sino porque en el rodaje todo fue muy fácil. Carlos (González) y yo tuvimos bastante química desde el primer momento. Luego Alejandro (Marín) como director es supercálido, acogedor y suave. Y Bob es una persona inspiradora que enseguida te da unos referentes. Recuerdo que para una escena difícil, que es cuando Roberto le dijo a Lola que tenía esclerosis múltiple, nos leyó una frase de Susan Sontag hablando sobre la enfermedad, que era superpotente y muy inspiradora. Con eso, a poco que estés un poco abierto ya tienes gasolina.

Menudo bombón de papel le ha tocado, Gabriel.

Sí, he tenido mucha suerte de empezar tan bien, con un personaje tan bonito y necesario, a mi parecer. Estoy muy contento de haber hecho esta serie y que tenga este significado y este tono.

Las críticas son muy buenas.

Para mí fue fácil por el equipo que tiene la serie; por el director, Alejandro, que es increíble; por Bob, que me ha ayudado mucho. Candela también me lo ha puesto muy fácil. Y todo el equipo de los chicos con los que estoy en el instituto me han acogido muy bien. Era un mundo que no conocía y al rodearme de actores que tenían más experiencia me ha ayudado mucho a entender cómo hacerlo y cómo enfrentarme a ello.

Tiene una mayor responsabilidad, porque da vida a Bob, aunque haya mucho de ficción. No obstante él logró que se relajara.

Sí. Desde el primer momento Bob me dio su número de teléfono y me dijo: ‘Llámame para preguntarme lo que quieras’. Y me calmó esos nervios que tenía de enfrentarme por primera vez a una cámara y a un proyecto tan grande. Siempre estaba allí para apaciguarme: ‘No te preocupes, yo te enseño’.

Alba, en cambio su personaje no existe en realidad.

Está inspirado en varias de sus amigas. Pero es más la función que cumple, que tiene que ver con dar luz y no parar de recordarle al personaje de Bob que tiene mucho deseo de ser escritor.

Dice que con esta serie Bob ha hecho una labor de educación, aportando valores que están a riesgo de perderse.

Sí. La educación que aporta siempre Bob como referente cultural. Desde hace muchos años vengo siguiendo lo que dice, lo que escribe, su monólogo en el teatro... Y siempre me parece que es un hombre que, como se ve en la serie, se ha construido a sí mismo, desde un lugar muy inteligente, de muchísima inteligencia emocional, con mucha cultura, mucho buen gusto y pensamiento crítico. Estos son valores de los que ahora mismo hay carencia en la sociedad en general, y él ha tenido la sabiduría de reconvertir eso en una serie. Y transmitir esto a través de esa ficción. De hecho, la educación está muy presente en ella. En cuanto a esa relación que tiene el abuelo con Bob y que Lola y Bob se hagan amigos en la universidad. Cómo uno se va construyendo, como Bob, y encontrando su propia voz, y como persona. Por eso es un mensaje universal, que tiene mucho que ver con cómo uno se va educando y teniendo referencias e imputs que le ayudan a abrir su mente y ampliarse como persona. No solo en lo individual, sino la mirada que tiene Bob de los años 80, los 90. La crítica social que puede tener esta ficción es inteligentísima y de un valor muy grande. A Bob hay que escucharlo.

Gabriel, cuando era niño no había estos referentes. ¿Son importantes series así para los jóvenes?

Yo hace dos años no tenía esta serie ni ninguna ficción que me dijera tú eres como esto y tú sientes lo que está sintiendo y tú te ves como es esa persona. No había ningún chico gordo como tal. Estamos avanzando en estos temas.

¿En la ficción también, Alba?

Sí. Yo creo que estamos avanzando, pero ahora no solo es cuestión de cantidad de contenidos, sino de calidad. E ir profundizando. Esta no es una serie sobre un chico gay, gordo, que luego enferma, y los problemas que tienen que ver con eso. Sino que es una historia de una persona que tiene mucha sensibilidad, muy especial, artística, culta, que tiene que ver con la literatura. Ya solo eso está muy perseguido en esta sociedad. Poco comprendido. Y por eso esta historia de Bob es una historia universal. Ahora, si a esto le sumas ciertos condicionantes, todavía está más oprimido, perseguido, encajonado, castrado...

¿Es ese su mayor valor?

Todo ese relato que tiene que ver con historias de diversidad es un paso más, porque ya no solo estamos hablando de los condicionantes, sino también de la esencia de las personas. Y cómo al final eso es lo importante. Independientemente de las circunstancias de cada uno.