En el tablero del narcotráfico internacional, Canarias y su entorno marítimo han jugado y juegan un papel protagonista debido a su privilegiada situación geográfica como puerta de entrada a Europa y África. Las numerosas aprehensiones de droga por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado español en aguas cercanas al Archipiélago confirman esa realidad, pero según asegura el exnarcotraficante gallego Laureano Oubiña “por mucho” que estén vigiladas las Islas “siempre hay sombras”, dice sobre la “imposible” tarea de cubrir “con vigilancia al cien por cien todas las zonas posibles” empleadas por las mafias sudamericanas de la droga para llevar a cabo sus operaciones, actividades entre las que incluye el hundimiento entre Canarias, Madeira y Azores de narcosubmarinos utilizados para transportar cocaína, una táctica a la cual restan veracidad los investigadores españoles pero que los agentes policiales de Colombia no sólo confirman sino que estiman en torno a una treintena las embarcaciones abandonadas en los fondos marinos de la región macaronésica.

Las pruebas de estos supuestos hundimientos de narcosubmarinos descansarían a 4.000 o 4.500 metros de profundidad, en las simas de las aguas próximas al Archipiélago. Se trata de naves básicas, siempre según los investigadores colombianos y el propio Laureano Oubiña, fabricadas por ingenieros y exmilitares rusos que desde los años 90 venían ofreciendo este tipo de embarcaciones a traficantes de estupefacientes para realizar sus pases de droga. De hecho, el propio Oubiña [ver entrevista en páginas siguientes] confiesa que a él mismo le ofrecieron esos servicios para trasladar hachís desde Marruecos a Galicia o el norte de Europa (Holanda e Irlanda). “La mayoría de los transbordos en temas de cocaína, según yo tengo entendido”, aclara el exnarcotraficante gallego, “los hacen a la altura de las Azores, Madeira o las Canarias, sobre el paralelo 30 31 [Canarias se encuentra en el 29 norte]” .

Fuentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en España restaban estos días credibilidad y, también, un poco de épica a la existencia de este tipo de barcos. “Rumores ha habido”, dicen, pero no les consta realmente que sea así. “Es muy difícil que haya submarinos tan rudimentarios que vayan desde el norte de Brasil hasta Canarias o Galicia”, consideran, argumentando que esas naves artesanales no cuentan con la tecnología necesaria para realizar ese trayecto con autonomía. Entre otros factores apuntan a la falta de oxígeno, la necesidad de potentes radares y, sobre todo, el peso extra que supone navegar con toneladas de mercancía en su interior.

“No descartamos que sí se puedan emplear barcos que trasladen a estos submarinos hasta 100 o 200 millas de la costa de Europa y África para luego acercar la droga”, indican las mismas fuentes que insisten en que, “de todas formas las mafias evolucionan” y aunque no tengan conocimiento “puede que eso exista y que mañana salga una; eso no se sabe porque”, lamentan, “las mafias tienen mucha información”.

El apresamiento a finales de 2019 —24 de noviembre— de un narcosubmarino en Galicia supuso el punto de partida de todos los rumores y declaraciones que posteriormente, unos —traficantes— y otros —investigadores— han ido alimentando o restando importancia. No obstante, el periódico colombiano El Tiempo se atrevía en 2020 a cuantificar no sólo el número de embarcaciones hundidas entre Azores y Canarias —30— sino el precio de dicha operación. “Poner una tonelada de cocaína colombiana de alta pureza en Europa representa un ingreso de 33 millones de euros, unos 121.000 millones de pesos. Y ensamblar un narcosubmarino para atravesar el Atlántico con el alijo vale máximo 2 millones de euros, unos 7.400 millones de pesos”. No son nuevas las tácticas de usar submarinos para el tráfico de estupefacientes, pero en los 90 eran rústicos aparatos que apenas llegaban a Centroamérica. El caso gallego demuestra que la tecnología ha mejorado y, parece, ahora son capaces de navegar 624 horas (26 días) con total autonomía, tras partir, como en el caso gallego, desde muy cerca de Leticia, en el Amazonas de Colombia, según los informadores colombianos. “Este tipo de aparatos cuentan con válvulas que los hunden una vez la droga es retirada por buzos, que la suben a barcos pesqueros o lanchas rápidas. A pesar de sus costos, son desechables”, explicaron investigadores a El Tiempo.

No es casual que se usen los profundos fondos de Canarias, Madeira y Azores para estos hundimientos “porque sería casi imposible recuperarlos”, cuenta por su parte el experimentado instructor de buceo Eduardo Vera González, de 62 años, especialista en pecios, quien dice conocer “la existencia de algún submarino hundido en aguas canarias pero no relacionado con narcos”. Lo mismo dicen desde el Instituto Oceanográfico Español: el rumor existe pero no hay pruebas.

Al parecer, los submarinos hundidos son tan rudimentarios que en poco tiempo acaban convertidos en chatarra submarina a miles de metros. “Claro que se podrían localizar pero ¿para qué servirían?”, señala una fuente. “Pues no serviría para nada; eso es agua pasada”, matiza Oubiña.