Después de 20 temporadas como el narrador de Cuéntame cómo pasó, Carlos Hipólito (Madrid, 1956) da la cara por primera vez en la longeva serie de TVE-1 como el Carlos Alcántara del 2020, en la trama que muestra cómo se enfrentan Antonio y los suyos al coronavirus.

Este papel será un trabajo especial, ya que lleva ligado a la serie durante mucho tiempo.

Sí, es un personaje con el que llevo 20 años siendo su voz de adulto. Para hacer esa voz me he inspirado siempre en las imágenes que salían de Ricardo Gómez [el Carlos joven]. De alguna manera este Carlos Alcántara, con sus reflexiones y sus recuerdos, forma parte de mí desde hace todo ese tiempo. Ahora, al tener que ponerme delante de la cámara para hacerlo, tenía mucho trabajo hecho porque hay un bagaje anterior. A Ricardo le digo que tengo la impresión de que está conmigo todo el rato.

Este Carlos Alcántara es muy diferente del que vimos marchándose a Nueva York con Karina.

Es que han pasado 30 años... Es un Carlos no solo diferente físicamente, sino más maduro y sereno, sobre todo respecto a la última etapa que vimos de él en la serie antes de que se marchara a EEUU, en la que era un hombre bastante atormentado que estaba buscando su lugar en el mundo. Ahora es un escritor separado, con dos hijos, que vuelve para cuidar de sus padres.

La audiencia solía bromear con que Cuéntame era tan longeva que iba a llegar a nuestros días, y al final se ha hecho realidad.

Esta serie que nos ha contado a lo largo de estos años nuestra historia más reciente probablemente era la más adecuada para contarnos lo que hemos vivido en este año tan tremendo. Y que haya tomado parte en esta realidad nuestra es un punto de acercamiento al público.

¿Cree que la audiencia aprobará este salto temporal, algo que hasta ahora no había hecho la serie?

Hay gente que pensará: se va a desvirtuar la serie porque es un salto al futuro, pero hay que recordar que se mantienen los dos planos, el año en curso, que es 1992, con esos flashes del 2020. Además, la trama está armada con mucha habilidad porque se produce un paralelismo entre lo que ocurre en 1992 y lo del 2020, y eso nos hace ver reacciones diferentes de los personajes con ese intervalo de tiempo tan grande. Pero, por otro lado, no se desvela nada del futuro que pueda hacer perder el interés de la serie.

¿Temió dejar de ser la voz de Cuéntame cuando hace varias temporadas Ricardo Gómez, que había interpretado a Carlos Alcántara desde niño, anunció que abandonaba la serie?

¡Claro! Como soy muy amigo de Ricardo le dije: como pierda este trabajo por tu culpa te la has cargado. ¡Cómo nos reímos con eso! Pero afortunadamente no fue así.

¿Pensó en algún momento que su trabajo como narrador fuera a calar tanto?

Yo siempre pensé que la voz en off iba a ser algo anónimo y, sin embargo, hemos conseguido que se haya convertido casi en un personaje más, en un Carlos adulto que hasta ahora solo oíamos y no veíamos. Eso a mí me llena de orgullo porque, por un lado, es un trabajo que me ha permitido aparecer en un montón de series a lo largo de todos estos años y, por otro, fue lo que hizo que cuando Ricardo se marchó los productores y guionistas pensaran que no querían perder esa voz que se había convertido en una especie de seña de identidad de la serie.

Y eso que a usted no le gustaba demasiado su voz...

Con el tiempo te vas acostumbrando a todo y te vas poniendo de acuerdo contigo mismo en un montón de terrenos, pero de joven yo quería tener una voz más grave y profunda, como la de Constantino Romero. Me oía cuando me grababan y pensaba: no me gusta nada mi voz, qué absurda. ¡Y mira tú por dónde al final la vida me ha regalado que mi voz haya sido uno de los medios más importantes en mi trabajo en el teatro, la tele y el cine!

¿No le resulta extraño en la serie decirle papá a Imanol Arias, que es de su edad?

Al principio sí que nos daba un poco de risa. Pero el trabajo de caracterización es extraordinario, y luego está reforzado con un trabajo de postproducción de digitalización con el que envejecen aún más a los personajes y que consigue que la diferencia de edad entre nosotros parezca real. Además, Ana [Duato] e Imanol han compuesto muy bien a los personajes con su manera de hablar, de moverse...

Usted iba para arquitecto, lo mismo que su padre.

Empecé a estudiar arquitectura, pero a la vez entré en la Escuela de Teatro, porque quería tener un plan B si no servía para actor. La arquitectura me gustaba desde pequeño, que me sentaba con mi padre cuando estaba diseñando algún edificio. Ahora me sigue interesando. Cuando voy de viaje me fijo más en los edificios que en los museos.

Y la saga continúa. Su hija sigue sus pasos y también es actriz.

Hemos hecho una especie de familia Trapp en casa. Mi mujer, Mapi Sagaseta, también es actriz y ahora estamos haciendo Macbeth en el Teatro María Guerrero, y dentro de poco estrenamos en el Fernán Gómez una comedia, Rita. Y nuestra hija ha dado sus primeros pasos como actriz, está estudiando, tomando clases de canto y de baile, y ya tiene un proyecto para hacer el musical Grease la temporada que viene en Madrid. En nuestra casa no falta el arte.

Vamos, que no estará de acuerdo con los que recomiendan no mezclar la familia con los negocios.

Es nuestro caso es al revés. Cuando mi mujer y yo hemos trabajado juntos hemos estado hasta mejor como pareja, porque compartes más cosas. Y con mi hija, con la que hice Billy Elliot, me ha pasado igual.