Corría el año 247 de la Era de Diocleciano cuando Dionisio el Exiguo, un monje armenio o escita que vivía en Roma como abad de un monasterio, preparó unas tablas pascuales para indicar el calendario de la Semana Santa entre el 248 y el 270. En ellas introdujo la idea novedosa de fecharlas tomando como referencia el año en el que él, tras complicadas operaciones, había calculado que nació Jesús. Hacerlo siguiendo la Era de Diocleciano o, como decían los cristianos, la Era de los Mártires, no le gustaba, ya que el emperador Diocleciano había dejado un rastro de crueldad con los seguidores de la Iglesia asesinando vírgenes (en aquellos tiempos parece que las había) y creando muchos mártires.

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