Dion Blake disfruta jugando en las fronteras porque considera que es ahí, en los límites, donde suceden las cosas más interesantes. Prefiere enseñar sus piezas a hablar sobre ellas, del mismo modo que nunca trabaja pensando en cuál será su próxima exposición. El artista, nacido en Zimbabwe y afincando en Tenerife, muestra Leave no stone unturned en la Sala de Arte Contemporáneo (SAC), espacio que el Gobierno de Canarias gestiona en los bajos de la santacrucera Casa de la Cultura, junto al parque de La Granja. Este proyecto, que estará disponible para su visita hasta el próximo 30 de octubre, reúne medio centenar de piezas realizadas durante los últimos tres años por este doctor en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna (ULL). Blake coquetea con los límites entre disciplinas y fantasea con las imperfecciones mientras reconoce que le cuesta poner palabras a sus procesos creativos. No habían pasado ni 24 horas desde que terminó de montar este proyecto en la Sala SAC cuando decidió volverse a meter en el taller para continuar trabajando, como siempre.

"Mi trabajo se nutre de sí mismo. Muchas veces hay una pieza que sale u otra que vuelve a entrar._La veo

desde otra perspectiva y al final termino transformándola o convirtiéndola en otra cosa totalmente distinta. Lo transformas o lo conviertes en otra cosa. Trabajo así, de forma circular", confiesa mientras echa un vistazo a la primera de las dos grandes salas de esta nueva exposición. Abierta al público desde el pasado 14 de septiembre, su inauguración estaba prevista para el pasado mes de abril. La declaración del estado de alarma por la pandemia de la covid-19 obligó a modificar esos planes. De igual modo, no fue posible organizar una inauguración oficial y el horario actual de la sala está también limitado por las condiciones sanitarias: de lunes a viernes de 11:00 a 14:00 horas. Los sábados, domingos y días festivos permanecerá cerrada.

Las piezas que conforman Leave no stone unturned llevan tiempo rondando en la cabeza y manos de Blake. "Empecé a trabajar en ellas desde hace bastante. De hecho, ya estaba metido en todo esto mucho antes de presentar el proyecto. Cuando lo escogieron ya empecé a pensar un poco en la exposición en sí. Terminé de montarlo todo un viernes y ya el sábado estaba en el taller trabajando en otra cosa. Tenía ganas", asegura el artista.

Blake trabaja y vive en Tenerife, donde se licenció en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna y se doctoró en 2003. Nacido y criado en el sur de África, fue educado formalmente en Europa y por eso su trabajo se sitúa siempre entre las fronteras físicas y culturales por las que siempre ha transitado. Es además un investigador infatigable capaz de experimentar con los más variados materiales.

Con más de veinte años de trayectoria, ha participado en varias exposiciones colectivas y protagonizado otras de forma individual. Entre ellas, y según los datos que facilitó el Gobierno de Canarias, las más relevantes ha sido Poco antes, Poco después, presentada en el Centro de Arte La Regenta (Las Palmas de Gran Canaria, 1999), en La Granja (Santa Cruz de Tenerife, 1999) y en la Sala Cruce (Madrid, 2000). También ha presentado su obra en la Feria ARCO de la mano de la desaparecida Sala Conca y en el Foro Atlántico de Pontevedra. Asimismo, sus individuales han podido verse en la mencionada Sala Conca (La Laguna), en Los Lavaderos (Santa Cruz de Tenerife) y en el Ateneo de La Laguna.

Blake asegura que trabaja mucho "de forma seriada" y que hasta tres líneas creativas distintas se cruzan en esta nueva exposición. "Soy incapaz de trabajar solo en una cosa, siempre estoy en varias cosas a la vez y por eso se nutren unas de otras", comenta. Emplear una única línea de investigación no va con Blake, un aspecto de su obra que en ocasiones he sido objeto de reflexión. "Creo que es una forma necesaria, al menos para mí. No puedo estar simplemente trabajando en una única línea. A veces es un poco una faena. Ya me han hecho comentarios al respecto y dicen que unas cosas no se parecen en nada a las otra. Es más cómodo para el público y para los comisarios una obra muy coherente, donde ves una pieza e identificas fácilmente a su autor", reconoce._

Hace unos años que Blake ha empezado a darse cuenta de un aspecto muy especial en su forma de enfrentarse a la creación. Siente —y es una pálpito que además va en aumento— que dependiendo de en el momento en el que se encuentre, en el idioma en el que se expresen sus pensamientos en cada momento, los resultados van cambiando. "Me he dado cuenta de que a veces estoy pensando en inglés y otras veces en castellano. Estoy convencido de que los resultados son distintos en función de eso. Hasta hace poco no me había dado cuenta y todavía no sé muy bien en qué se diferencian pero estoy seguro de que algo pasa con eso. Es lógico, el lenguaje lo es todo. Creo que cuando pienso en español las piezas son más analíticas o científicas, si se quiere. Cuando trabajo en inglés, todo es más visceral o instintivo", afirma. En su opinión, un cerebro bilingüe como el suyo transita también en esa frontera entre idiomas y eso, en su caso, se traduce en obras distintas y en resultados variados. "A veces los idiomas se mezclan, incluso. Estaba pensando en escribir un pequeño ensayo sobre esto porque creo que es un asunto muy interesante. De la misma forma que hay escritores que no utilizan su lengua materna, yo también puedo pensar en distintos idiomas", añade.

Pese a que buena parte del medio centenar de piezas que forman parte de esta exposición podrían clasificarse como esculturas, cuando Blake las mira solo ve pintura. "Soy pintor, hice la especialidad de pintura y para mí esto es pintura. Siempre me ha gustado investigar, he pintado con cartón y he usado materiales reciclados. Siempre me ha gustado buscar los límites y quizás haya quien vea esto y piense que es escultura. Realmente eso tiene importancia. Hoy en día las fronteras están difusas".

Esas ganas de pintar le llevaron a experimentar también con el cemento, que forma parte de casi la totalidad de los cuadros que cuelgan hasta final de mes en la SAC. Pintura, cemento, vendajes y madera se funden para dar vida a piezas que en muchas ocasiones fueron realizadas directamente en el suelo de su taller. "Aunque parecen muy delicadas, las he hecho con mucha energía. Son, incluso, trabajos muy violentos. No utilicé pincel, empleé una espátula china y añadí capa sobre capa. Es casi un proceso de sedimentación. Hay entre 20 y 30 capas de cemento fino sobre la madera, aunque algunas tienen tela también", explica.

El de sus cuadros es un proceso de prueba y error donde Blake se concentra en conseguir las texturas y colores que desea. Todo se aplica a la vez: color y cemento. "Tardé muchísimo en ellas porque ha sido a la vez un proceso de investigación. Al secarse el cemento el color cambiaba muchísimo. Me costó mucho tiempo lograr controlar el color que quería, las mezclas", aclara.

La madera y las piezas recicladas son otra de las constantes en su trabajo. "Pinto, fabrico y ensamblo con material variado desechado y recuperado, principalmente madera y cartón".

Blake asegura que está muy contento con el resultado de esta exposición. Es consciente de que las muestras públicas de su trabajo son bastante escasas si se tiene en cuenta que ya suma más de dos décadas de trabajo. Lo único que le pesa en Leave no stone unturned es haber tenido que prescindir de muchas de sus creaciones. "Tuve que hacer una criba espectacular. Aquí hay solo una cuarta parte de lo que tenía y cuesta mucho escoger. Afortunadamente tuve un compañero, un amigo que actuó como comisario, Juan Carlos Batista, que me ayudó mucho. Cuesta mucho quitar una pieza en la que a lo mejor has estado uno o dos meses trabajando. Pero había otras piezas pequeñas que necesitan muchísimo espacio", insiste.

El suelo de la SAC se ha plagado con piezas de colores inauditos, gotas de creación que se reparten por el suelo. Son obras hermosas y a la vez imperfectas: el sello del artista. "Me gustan las imperfecciones, es otra constante en mi obra. Es verdad que lo roto es muy humano, no somos perfectos y a lo mejor es por eso", confiesa Blake.

Leave no stone unturned no solo se vio afectada por la pandemia en el cambio de fecha y en las restricciones de horario. La necesidad de materiales del confinamiento llevó a Blake a emplear cuadros antiguos para volver a pintar sobre ellos. Forman parte de esa sedimentación artística. Son tesoros creativos ocultos en las paredes de la SAC.