La residencia real de La Mareta estará fundida a fuego y lava para siempre en el corazón de Juan Carlos I. Lanzarote ha jugado un papel muy especial en la vida del emérito: en la isla conejera se refugió en 1993 para superar la muerte de su padre, Don Juan de Borbón, y el 1 de enero del año 2000, precisamente en la misma casona de Teguise, fallecía mientras dormía doña María de las Mercedes Borbón y Orleans, madre del exregente.

Aquella triste situación, además, coincide con otro momento que, visto ahora con el tiempo, también debe revolver en lo más profundo los sentimientos de Juan Carlos I ya que se dieron cita en La Mareta todos los integrantes de la por entonces extensa Familia Real cuando eran, de cara a la galería, una familia feliz y sin problemas legales, como es el caso de Iñaki Urdangarín, que en aquel posado antes las imponentes puertas verdes de la mansión estaba junto a la Infanta Cristina siendo aún duques de Palma -junto a dos de sus hijos-; la Infanta Elena y Jaime de Marichalar con su hijos; los entonces Príncipes de Asturias con su hija mayor, la Infanta Leonor de Borbón y Ortiz aún bebé; la propia María de las Mercedes y, junto a ellos, las hermanas de don Juan Carlos, Pilar y Margarita de Borbón, con sus respectivas familias y la hermana de doña Sofía, Irene de Grecia.

Por esa misma puerta, cosas del destino, saldrían en un coche fúnebre los restos de doña María hace 20 años, una imagen que aún se recuerda entre los vecinos de la isla, que siempre tuvo mucha afinidad por el ex monarca ahora en el punto de mira por sus supuestas irregularidades financieras.

Tres veces vinieron Dos Juan Carlos y Doña Sofía a Lanzarote. La primera, en 1973, cuanto todavía eran príncipes y acudieron con sus hijos, apenas unos niños, a Parque Nacional de Timanfaya, donde disfrutaron de las tradicionales excursiones en camello. "No son exigentes para nada, comen lo que comemos nosotros todos los días y, eso, muy cordial, muy amigables", explicó en su momento el empresario turístico y vicepresidente de Asolan, Francisco Martínez, que fue designado por el Gobierno central como acompañante oficial.

"La primera ocasión fue en la visita que hicieron a La Graciosa los reyes con los ministros. Ellos pidieron un almuerzo para los invitados que venían y a la vez para todos los ciudadanos de La Graciosa. Preparamos pescado y comida típica de aquí", señaló Martínez por entonces a La Voz de Lanzarote. Recordaba al Rey como curioso y campechano. "Una relación fantástica, muy normal, muy cordia y muy curioso el Rey con Lanzarote, que no paraba de hacer preguntas. Yo, personalmente, me lleve una impresión estupenda de él", apuntaba sobre el cariño que siempre demostró el emérito por la isla de los volcanes, una tierra donde algunos se atreven .a afirmar que las visitas del rey no fueron tan solo las que se publican sino que en el ámbito privado se sucedieron muchas más que no trascendieron y que tuvieron como acompañante a algún dignatario árabe.

La Mareta, residencia regalado por el Rey Hussein de Jordania, se convirtió en el hogar conejero de la Familia Real. Fue una cesión del el rey Hussein de Jordania a Juan Carlos I en 1989, por lo que las instalaciones pasaron a formar parte de Patrimonio Nacional. El monarca hachemita mandó construir el palacio a finales de los años setenta, pero nunca se hospedó en él, a pesar de sus frecuentes visitas a la isla canaria. Uno de sus hijos fue el único miembro de la familia real jordana que utilizó la residencia para disfrutar de su luna de miel.

Una vez pasó a estar en manos del rey emérito, por allí han pasado también otros personajes reconocidos. El primer mandatario que utilizó La Mareta fue el excanciller alemán Helmut Kohl, que se alojó en ella durante la cumbre hispano-alemana celebrada en Lanzarote en mayo de 1992. En agosto de ese mismo año pasaron tres semanas en La Mareta el expresidente de la URSS, Mijail Gorbachov y su esposa Raisa, quienes cada tarde efectuaban prolongadas marchas a pie a lo largo del litoral de Costa Teguise.

En 2006, seis años después, Juan Carlos recorrió de nuevo las siete islas para conmemorar el centenario de la visita realizada por el abuelo del Rey, Alfonso XIII, a las Islas en 1906, y paró por última vez, hasta ahora, en Lanzarote para inaugurar el nuevo Centro de Salud de Titerroy, además de acudir a una recepción oficial en el Hotel Meliá Salinas donde se dieron cita buena parte de la sociedad de Lanzarote. Don Juan Carlos se dirigió a sus invitados y resaltó en su discurso el desarrollo alcanzado en Canarias. Una tierra "muy querida" por la familia Real española que "ha sabido avanzar con éxito y superar sus dificultades", en palabras del Monarca.