Eva Ugarte (Madrid, 1983) reconoce que Mira lo que has hecho ha sido un punto de inflexión en su carrera. "Me ha dado alas para volar", explica la actriz que ha sido, durante tres temporadas, la esposa televisiva de Berto. En esta última etapa de la ficción de Movistar+, nos muestra a una Sandra más vulnerable "que se arriesga y se equivoca, algo que tenía que aprender este personaje".

Sandra, igual que Berto, pasa por una crisis de identidad este año. En su caso, por un error en su trabajo como anestesista.

Tiene un susto y casi se carga a un paciente. Por eso decide dejar su trabajo temporalmente y volver a estudiar, con lo exigente que es ella. Acostumbrados a verla como una tía muy fuerte, aquí cambia de rol. Ahora es ella la que se arriesga y se equivoca, algo que tenía que aprender este personaje.

Rompe con la superwoman

Berto me dijo que una de las premisas de esta serie era no repetirse, así que había que mostrar más aristas. No solo a la Sandra superwoman, porque también tiene momentos de debilidad, de equivocarse y de perder.

¿No cree que es muy valiente a la hora de dar ese vuelco a su vida?

Ella se lo impone como una especie de castigo y eso hace que se arriesgue más a abrirse a otros mundos. Me interesaba mucho hablar de cómo las mujeres, a partir de los cuarenta y pico, con una vida estable, podían romper con todo y meterse en algo totalmente diferente. A veces nos creemos esa frase de 'Si yo ya llevo 50 años así, ¿para qué voy a cambiar?' ¿Y por qué no hacerlo? Hay que atender a los sentimientos y, si uno tiene un susto, a lo mejor se tiene que dar una vuelta y vivir una aventura.

¿Berto le dejó aportar muchas cosas a su personaje?

Ha escuchado mucho las cosas que yo iba viendo de Sandra. Cuando me llegaron los guiones de la primera temporada me dijeron: idea cosas del personaje, te dejaremos volar y te diremos hasta dónde.

Y usted lo ha hecho muy emocional.

Sandra tiene un corazón inmenso, muestra muchísimo amor por su familia y por la gente, y por eso tiene esas subidas de carácter. Si no, nos caería mal, porque sería una gruñona, y Sandra no lo es. En la segunda temporada Berto me preguntó con qué animal identificaría a Sandra. Yo la veía como una osa polar, que puede estar en el hielo, pero sus crías y su familia son lo más importante. Y a los osos les gusta mucho la miel, aunque sean muy agresivos. Y Berto sería un mono que se enreda, sube, baja... Y luego tendríamos a los niños, los tres lobitos.

En uno de los flashbacks

Tuve la suerte de que, en mi cole, una de las asignaturas era dramatización y hacíamos mucho teatro. En los recreos me implicaba creando y transformando obras. Y en BUP hacíamos una obra muy importante en navidades. Hice un papel protagonista y me hice famosa en el colegio. Me llamaban la Pepa por la zarzuela que protagonicé, Agua, azucarillos y aguardiente. Y yo era muy feliz. Me levanté una mañana, a los 14 años, y dije: voy a ser actriz. Y nunca ha habido otro plan. Ha habido mucha formación, pero nunca me he dedicado a otra cosa.

¿Es tan organizada como Sandra?

Nos organizamos de forma diferente. Yo soy muy organizada y tengo muchas cosas en la cabeza, en ese sentido soy muy alemana, pero nadie lo diría, porque por fuera soy como una bomba. Ambas nos complementamos y, a día de hoy, es el personaje al que más cariño le tengo de todos los que he hecho. Nunca había hecho un personaje que evolucionase tanto durante tres años.

¿Ha supuesto un antes y un después en su carrera?

Por supuesto. Mira lo que has hecho me ha dado alas y ha transformado mi carrera como siempre había soñado. Porque es el tipo de comedia que me gusta y ha sido un rodaje muy familiar. Da mucho gusto trabajar con esa confianza. No es lo mismo darte a conocer en una serie que no te entusiasma tanto como en otra en la que has puesto tu corazón.

La sintonía con Berto ha sido tan buena que incluso él pidió que ambos cobraran lo mismo.

Es una anécdota que decidí contar en La resistencia porque, como sabía que preguntaban por el dinero, creí que sería más interesante contar eso que explicar cuánto dinero tengo en el banco. Me pareció un buen ejemplo de que es posible que alguien diga: trabaja lo mismo que yo y tiene que cobrar lo mismo. Me pareció un gesto honorable y justo por parte de mi compañero en una serie en la que hemos puesto mucho de nosotros. Yo aquí no solo he sido actriz, sino que he compartido muchas ideas y propuestas. Y era una manera de reconocer que el hombre y la mujer tienen el derecho de cobrar lo mismo como personas, no en función del género.