Mario García (Cuba 1947) ha transformado a lo largo de su dilatada carrera el diseño de unos 700 periódicos, algunos tan influyentes como el The Wall Street Journal, The Washington Post o el Die Zeit. Acaba de llegar a España la traducción de su libro The Story (Thane & Prose), una obra en la que recopila su experiencia en la cocina de los medios impresos y avanza su idea del periodismo del futuro. Contesta por email desde Florida, donde está confinado por la pandemia. De bisabuelos canarios, nació en Cuba, desde donde emigró con su familia a Estados Unidos. Empezó de lavaplatos en un restaurante.

Autor, entre otros títulos, de Diseño y remodelación de periódicos (1984), auténtica biblia de la temática, de Mario García se puede decir que ha estado inmerso profesionalmente en las revoluciones que marcaron la prensa escrita del siglo XX. A él se debe la introducción del color en templos donde el blanco y negro nunca había hecho acto de presencia. También ofrece su receta para la crisis de los medios escritos, el "periodismo de interrupción". "El periódico impreso era algo que consultábamos sólo una vez al día. Esta es la revolución más radical puesto que golpea también a la narrativa de la noticia, la transforma", afirma en su obra. The Story se adentra en el periodismo multiplataforma, en particular en los trabajos realizados por Mario García en el entorno de los soportes móviles, cuyos diseños ilustran de manera meticulosa el libro.

¿Es posible hacer un diagnóstico global de la situación de los periódicos? ¿Hay varias velocidades con respecto a los cambios digitales?

Nunca es fácil lo de pronosticar. Estamos viviendo tiempos turbulentos con la covid-19, algo sin precedentes, y creo que esto va a acelerar procesos de cambio que ya se estaban viendo en los medios a nivel global. Ya muchas redacciones de todo el mundo han empezado a girar hacia lo que algunos llaman "digital primero", dando prioridad a la noticia que aparece a través de lo digital, y poniendo el énfasis en el móvil. Ya aceptamos que la persona consulta su teléfono móvil un promedio de 114 veces al día, muchas de ellas para ver qué hay de nuevo en las noticias.

¿Vivimos entonces un momento revolucionario?

Ha sido un proceso lento. En el 70% de las redacciones del mundo aún se crea el contenido pensando en el diario de papel, el que va a salir mañana, cuando nadie espera ya recibir noticias frescas de un diario impreso. Ahora bien, esta epidemia, el encierro en que nos ha metido a todos, nos ha llevado a conectarnos con mas interés y necesidad a nuestras plataformas móviles. Gente que no tenían mucho apego a sus teléfonos para consumir noticias, lo hace ahora. Se descubren diferentes maneras de usar estos móviles. Para algunos, los vídeos toman importancia. La dependencia del móvil crece. Un ejemplo de los cambios por la enfermedad son mis clientes en la India, un país donde todavía la gente disfruta al leer sus periódicos impresos. Pero con el virus, tocar el papel del periódico da miedo por temor al contagio. Como consecuencia de ello, los suscriptores pidieron que se les diera el periódico de cada día en versión PDF para leerlo en pantalla. ¿Cuántos de esos lectores regresarán al papel? ¿Qué cambios de conducta del lector veremos? El tiempo lo dirá, ya en la era postcovid 19. Pero no augura nada bueno para el diario impreso.

En The Story

El periodismo de hoy requiere más que el de hace diez años. Mantengo que no hay espacio para periodistas grises y perezosos, esos que consideran que se escribe el artículo una sola vez, y se adapta una versión a todas las plataformas. El buen periodista de hoy considera el potencial que cada plataforma puede ofrecer a su historia. Por ejemplo, cómo se puede explotar vídeo, animación y sonido en la presentación de la historia en el teléfono, mientras que usamos las fotos en la versión papel. No todos tienen el entrenamiento para hacerlo, y a muchos les falta el deseo. Desde hace cinco años entrenamos en Columbia University a esos futuros periodistas, todos en una redacción han de ser verdaderos periodistas de multiplataformas. Ese es el presente ya en muchas de las grandes redacciones del mundo.

Ha vivido enormes cambios tecnológicos en su carrera profesional, pero asegura que éste es el "más dramático". ¿Qué encierra ese calificativo?

Yo llevo casi 50 años dedicado a mi profesión de periodista visual. Y la revolución de hoy, la digital/móvil, es la primera que afecta el periodismo en lo que se refiere a la manera de presentar las historias. Por ejemplo, cuando agregábamos color a un diario se alteraba la estética del mismo, pero no afectaba a la escritura de la historia. Esta de ahora es definitivamente la revolución que altera la redacción y la presentación de la noticia. La gran revolución. La que nos presenta el reto más alto. La que va a marcar el futuro del periodismo porque esta revolución llega al corazón de lo que hacemos y cómo lo hacemos. Supone un gran reto y una gran oportunidad.

Ha trabajado en la transformación de una 700 cabeceras a lo largo de su carrera, ¿cuál es la que más disgustos le supuso?

Dos destacan como las más difíciles: en Alemania, Die Zeit, el periódico de los intelectuales, que en 1994 no tenia aún fotos ni color. Fue una batalla monumental incorporar estos elementos y convencer a un equipo de periodistas alemanes, todos genios en sus especialidades, de que las fotos y el color no iban a restar autoridad y credibilidad a Die Zeit. Lo logramos, hoy es uno de los periódicos mas exitosos, tanto en papel como en digital... El segundo fue el gran The Wall Street Journal, también un diario con muchas páginas llenas de texto, con el que colaboré en el proceso de llevarlo al color. Un reto enorme, con muchos de esos fabulosos periodistas financieros rogándome que no pintara mucho con color las páginas, por miedo a que se convirtiera en un periódico callejero más. Todo se hizo con discreción, gran éxito, y puede ver en el libro los ejemplos.

Usted ofrece conocimientos para adaptar los periódicos al mundo actual, pero la compra de los contenidos por parte de los lectores sigue siendo una barrera. En Estados Unidos ha sido más rápido, la suscripción ha sido más veloz, mientras que en España es un proceso que está empezando. ¿Quién tiene la culpa?

Esta es la gran pregunta que intriga y mantiene a muchos publishers de diarios despiertos durante la noche. Lo que se da gratis al principio es difícil empezar a cobrarlo luego. Este es el caso. Hay mucha información gratuita en el mundo, y esto hace que nuestros lectores no quieran pagar. La buena noticia es que ya más del 45% de los lectores a nivel global pagan por algún tipo de contenido. Ya sé que no es suficiente, pero es mejor que hace cinco años. En Estados Unidos, más del 60% ya pagan por contenidos. España se mueve lenta en esto, al igual que América Latina, pero van en la dirección correcta. Es un asunto de mucha paciencia. Hay historias de éxito, como The New York Times o The Washington Post. Poco a poco se abandona la idea de sobrevivir con anuncios y urge ganar suscriptores que paguen. También más publicidad digital. Es un proceso.

Su trabajo no es rupturista, tiene en cuenta la tradición, los años de vida de un periódico, ¿qué aporta esa tradición en un contexto de digitalización acelerada?

La marca de un diario es una de las cosas mas valiosas. En mis proyectos nunca dejo de poner el énfasis en este tema. Antes de empezar un proyecto me meto de lleno en los archivos para conocer qué hace este diario, esta marca popular, vigente, que es parte de la vida de los lectores. Un diario se convierte en un miembro de la familia, sin duda. Yo al llevar un diario al futuro, doy la mano al pasado, a esa marca que todos reconocen, aunque no consuman su contenido en el presente. Hay maneras de hacer revivir una marca. Yo no soy de sumergirme en la nostalgia del ayer, pero si creo firmemente que cada diario tiene riquezas en su pasado que merece destacar al ir hacia el futuro.

Una de sus teorías es el periodismo de interrupción, es decir, leer, dejar y volver al móvil. Habla de una estructura narrativa y de unas titulaciones especificas para mantener la atención del lector, ¿pero es un modelo apto para cualquier contenido, digamos para un artículo de pensamiento, o se trata más bien de un modelo para una información de emergencia?

Hoy tenemos varias formas de hacer periodismo. Un ensayo de pensamiento y reflexión sobre un tema debe ser presentado de manera tradicional, pero los editores y periodistas creativos encuentran criterios diferentes de presentar estos temas de forma más atractiva. Por ejemplo, los podcasts son muy populares, o que el comentarista lea su artículo. Hay maneras de incorporar vídeos que destacan visualmente el tema para las plataformas digitales. Pero hay una cosa que recalco en el libro: si el contenido es bueno, si la historia es de interés, se ha ganado la parte principal de la batalla.

En una conversación con Joe Zeff que recoge en The Story

¡Espero que no! Nos hemos dado cuenta que no hay sustituto para el periodista que selecciona noticias y le da las vueltas necesarias para hacerla mas atractiva y fácil de digerir. Al mismo tiempo, creo que tenemos que usar data, que la tenemos disponible para identificar contenidos que atraen, formas de periodismo que son mas populares. Esas herramientas creo que deben ser utilizadas.

Le provocaría un buen disgusto la robotización... Su libro siempre está atravesado por una pieza clave de las redacciones: la historia.

En efecto, la razón por la que he titulado el libro La Historia ( The Story) es porque estoy convencido que lo único que no ha cambiado, en el medio siglo que llevó en el periodismo, es que si se tiene una buena historia se puede lograr el resto, no importa en que dispositivo ni el estilo. La gente añora y aprecia una buena historia. Y las que tienen el elemento humano son las mejores. Hoy por hoy, con esta epidemia, le recuerdo a mis estudiantes que busquen historias bajo el tema de "vidas interrumpidas". Hay miles de historias que yacen esperando ser descubiertas durante esta epidemia que nos ha forzado al aislamiento y a la distancia social. Como humanos añoramos contacto con otros. Hay material para historias sobre esto por mucho tiempo.

¿Usted hace una diferenciación entre historias de piernas largas e historias de piernas cortas? ¿Cuál es la diferencia en su concepción del periodismo?

Hay historias cada día que nuestro público quiere seguir. Cada vez que se acerca al teléfono busca a ver qué hay de nuevo con esa noticia, esas son historias de piernas largas, las que hay que actualizar constantemente. Las de piernas cortas tienen una vida mas corta. El buen editor, el buen content manager o gestor de contenidos sabe cómo identificar estas historias.

He leído que usted llegó de Cuba sin sus padres y que desde los siete años trabajó de freganchín en un restaurante. Reconoce, además, que esta experiencia le ha dado una resistencia tremenda.

Llegue de Cuba a Estados Unidos a los 14 años, por lo que represento el llamado sueño americano. Ser refugiado en un país extraño, sin hablar el idioma en aquel momento, pues te prepara rápidamente para convertirte en adulto. Y creo que aprendí muchas lecciones: "Mañana siempre va a ser mejor, no todo es ni tan bueno ni tan malo como parece"... ¡Algo que me ayuda hoy con esta epidemia! Y hay mucha gente buena y bondadosa en este mundo. Soy optimista tanto en lo personal como en lo profesional. De niño refugiado nunca deje de soñar: "Mañana sale el sol, siempre alguien te tiende una mano". Nunca debemos caer en el desespero total, porque algo buenísimo te espera al cruzar la esquina. Aún hoy, no importa lo que pase, sigo esta pauta.

¿Cuánto tiempo le queda al papel? ¿Llevamos enterrando los periódicos desde hace años?

Yo creo que siempre va a existir el diario de papel. Creo que los diarios de lunes a viernes en papel van a desaparecer, pero los de fin de semana se van a quedar. La gente quiere desconectarse, tirarse en la hamaca, leer sin interrupciones. Y le digo más: mi libro, The Story, tiene una edición impresa mucho más cara que la digital que se vende muy bien, la gente quiere tener el libro en sus manos, incluso hasta uno que fue totalmente concebido para ser consumido en el móvil. Ningún medio elimina totalmente a otro medio. Cuando los diarios surgieron, unos dos siglos atrás, pensaban que nadie más leería libros, y no ocurrió. Después al llegar la radio, eliminaría los diarios, nada que ver. Y después la televisión... Vivimos y hemos de vivir en un mundo multimedia, y las personas usamos hasta tres de estas plataformas en el curso del día. Pero los diarios de papel no son ya los protagonistas.

Sus antepasados proceden de Canarias...

Sí, mis bisabuelos eran canarios. Mi bisabuelo materno vino de La Gomera, y mi bisabuela de Gran Canaria, y se conocieron en el barco hacia Cuba. Yo me siento muy orgulloso de esos antepasados. Le tengo un afecto muy especial a Canarias, y espero regresar algún día.