Yaiza Pinillos recuerda que siempre, desde muy pequeña, se sintió atraída hacia las artes plásticas y la creación. "Jamás dejé de dibujar, de diseñar, de inventar historias", explica. Por eso ha encontrado en el diseño de vestuario el oficio perfecto, un trabajo del que se confiesa totalmente enamorada. "Que de repente descubriese que existe una profesión que engloba todo lo que me gusta fue para mí como una epifanía".

La inspiración para sus diseños procede de algo tan amplio y tan difícil de definir como es el arte, el arte aplicado a cada caso. "En lo conceptual, encuentro gran ayuda en los temas mitológicos, en lo alegórico y en lo literario", reconoce. Todos aquéllos análisis de obras que realizó durante sus estudios de Historia del Arte despertaron en ella una suerte de intuición para proyectar ideas y plasmarlas visualmente: "Me dedico a plasmar con el mayor acierto posible temas universales que ayuden al artista a que el público conecte con lo que está ocurriendo en escena: el milagro de la comunión con el espectador".

Aunque el cine y la televisión es un campo amplio, reconoce que no suele hacer ese tipo de encargos porque ofrecen unas "posibilidades de vestuario creativo limitadas". "Los temas que abordan suelen ser de actualidad y piden un vestuario más cercano al estilismo que al diseño creativo", añade. Las artes escénicas le proporcionan un campo de acción mucho más amplio aunque, si pudiera formular un deseo, estaría encantada de trabajar en una serie como El cuento de la criada "o en cualquier distopía con buen presupuesto para poder hacerlo bien". La posibilidad de aprender con cada uno de sus proyectos es otra de las cosas que más le gustan de su trabajo. "Intento aprender con todos ellos, innovar; eso los hace mucho más atractivos para mí a la hora de llevarlos a cabo y creo que se traduce también en la calidad y resultado visual en escena", concluye la diseñadora.