La última y tecnológica generación del 98 ha crecido en un mundo de redes sociales donde quien no tiene un perfil aspira a tenerlo. Fotolog, Tuenti, Facebook, Snapchat y ahora Instagram son habitualmente usadas por estos jóvenes. Seis de ellos aportan su testimonio sobre su relación con los filtros de Instagram, una tendencia que algunos definen como pasatiempo pero que otros reconocen que acaba yendo más allá.

Carmen Olivares: "Existe una presión social por la perfección, tengo ciertos problemas de autoestima o disforia dependiendo del día, y uso sobre todo aplicaciones como Photoshop antes de publicar fotos donde soy el centro de atención -normalmente si es con amigos, no-, pero suelo blanquearme los dientes. Son dos minutos y te ahorras la presión que conlleva dejarlos".

María Ávila: "Uso de vez en cuando filtros, son creativos y divertidos. Es curioso poder verte con algún rasgo con el que no estás familiarizado, son herramientas cada vez más desarrolladas que te permiten verte con alteraciones a tiempo real sin mayor complejidad que aplicar el filtro. Sí es verdad que hay gente que luego no se reconocen sin ellos, yo no siento que esté en ese punto, los uso como pasatiempo".

Leire González: "Suelo usar de vez en cuando filtros por diversión, salen memes que me hacen mucha gracia. Pero es cierto que cuando tengo un día donde me veo particularmente bien, uso la cámara normal e inconscientemente cambio a la de aplicaciones como Instagram. No sé a qué se debe, pero supongo que mi cerebro se ha acostumbrado a la imagen limpia que dejan los filtros. Me veo mejor con filtros sutiles o que incorporan elementos como pestañas que sin ellos aunque vaya maquillada".

Clara García: "Cuando introdujeron los filtros que modifican los rasgos faciales, los usaba como algo divertido y para ver cómo quedaban. Pero cuando los usas asiduamente te ves mejor y al final te cuesta colgar una foto sin ese filtro. A mí me ha pasado, finalmente tan solo me reconocía con ellos. Me di cuenta de la gravedad del asunto cuando un amigo respondió a una historia que colgué usando uno de esos filtros diciéndome que no parecía yo. Creo que los filtros tan exagerados son una adicción y pueden suponer un problema para gente con poca autoestima, sobre todo para los adolescentes".

Laia García: "Suelo usar filtros que favorezcan mis rasgos faciales. Creo que los filtros de Instagram se crearon para divertir, como lo hacen aquellos que deforman del todo la cara o los que distorsionan la voz. Pero ahora se puede apreciar un aumento de los que modifican la cara según los estándares de belleza actuales y que disimulan imperfecciones como puede ser el acné. Al fin y al cabo se trata de una red social en la que la imagen cuenta mucho y es normal que se utilizen este tipo de efectos".

Pau Ruano Alarcón: "Suelo usar filtros por dos motivos: porque me hacen gracia -como ponerme un tuit de Pedro Sánchez en la cabeza- o porque me gusta cómo me quedan. Muy rara vez subo un selfi sin haber utilizado un filtro, no me siento cómodo sin ellos. A veces tengo problemas de autoestima y supongo que por eso los acabo empleando. El filtro le añade un toque, pero solo lo utilizo en las historias; si son fotos del perfil, como mucho tienen algún retoque de color.