Como cada víspera de Reyes, Patricia Hernández acudía al estadio Heliodoro Rodríguez López, en la capital tinerfeña, con sus padres y hermana para dar la bienvenida a las Majestades de Oriente. Entonces aterrizaban en helicóptero en el césped. Cada 5 de enero repetía el ritual: ocupaban el mismo sitio de la grada de Herradura desde el que veían jugar al CD Tenerife cada quince días y luego bajaban hasta la valla que delimitaba el terreno de juego para agasajar a los reyes.

Hace hoy treinta años, Patricia había escuchado el típico comentario de compañeras y amigas de clase que cuestionaban la veracidad de la identidad de los Reyes. Por eso, aquel viernes decidió salir de dudas. En presencia de su hermana Taciana, cuatro años más pequeña que ella, bajó corriendo y se puso cerca de sus majestades y cuando pasó delante Gaspar extendió la mano y decidió atrapar la del rey. Fueron milésimas de segundos. Con la mano del rey estrechando la suya lo miró a la cara y luego miró para atrás y allí estaba su padre. Ese día Patricia Hernández, con 9 años, descubrió que los reyes no son los padres. Ese momento no solo le marcó su vida sino que quedó inmortalizada en la fotografía de Primera página que publicó el periódico EL DÍA aquel sábado 6 de enero de 1990. Fue la profecía del rey Gaspar, porque a partir de ahí se han sucedido muchas, en especial desde que el pasado 14 de junio asumió el bastón de mando que la acredita como regidora de la capital. Esta tarde ya no estará en el sitio de Herradura como iba todos los años, sino sobre el césped para dar la bienvenida a sus Majestades como alcaldesa.

¿Y por qué Gaspar? Con sonrisa imperturbable e ingenuidad infantil la alcaldesa de Santa Cruz de Tenerife recuerda todavía hoy el día que precisamente el rey Gaspar la llamó por su nombre y le preguntó cómo se había portado; la conocía al parecer de referencias que le había llegado al monarca de Oriente de parte de Sergio Hernández de León, quien era amigo de su padre. "'¡Me llamó por mi nombre!, no me lo podía creer!", recuerda.

El Día de Reyes es un acontecimiento familiar de Patricia Hernández que preparaban desde octubre. Desde su domicilio familiar, en La Salud, bajaban al estadio, al que se accedía con entrada gratuita, y de ahí, a la Cabalgata. Si en el estadio siempre iban a Herradura, en la calle siempre elegían el mismo sitio en Méndez Núñez, cerca precisamente del salón de plenos que preside desde hace siete meses.

Entonces vecina de La Salud -en la actualidad vive en Ofra-, Patricia Hernández se trasladaba a diario hasta el colegio de La Pureza, en la rambla. "Nosotros le pedíamos poco a los Reyes", explica, para añadir que no siente una frustración especial por un determinado juguete que nunca llegó. "Pertenezco a una familia humilde. Los Reyes siempre nos dejaban ropa para ir al cine, algún libro -como un atlas- y recuerdo con cariño el año que encontré en mi zapato la casa de Pinypon. Dependía de la edad, pero los Reyes siempre nos han traído unos cuantos regalos. ¡También es verdad que nunca les pedí un poni", se ríe, para precisar: "Y me portaba muy bien".

Es imposible hablar de Navidad con la alcaldesa y que no recuerde las fiestas que organizaba Cepsa para los hijos y nietos -como era su caso- de los trabajadores de la empresa. Las compras que servía el economato, la tienda que regentaba Paco Martín en el barrio Azorín y la celebración familiar...

Patricia Hernández se reconoce monárquica, al menos por Navidad. Es más de los Reyes Magos que de Papá Noel. También permite otra confidencia personal: le gusta más regalar que recibir regalos. De ahí que comience a hablar con los pajes de sus Majestades de Oriente con varios meses de antelación, pensando lo que les va a pedir e imaginando la ilusión que despierta en el otro. En su familia es un día muy importante, precisa.

Las compañeras de clase de Patricia Hernández en el colegio La Pureza, que cada Navidad se reúnen para rememorar su infancia, recuerdan la ilusión que contagiaba. "Ella tocaba el violonchelo porque estudió muchos años música, incluso estuvo en el conservatorio", comentan sus correligionarias, que precisan que cada vez que las religiosas del colegio de La Pureza de María en la capital tinerfeña organizaban el festival de Navidad ella acudía con el instrumento para acompañar en el villancico de su clase. Junto a la música, también le gustaba el teatro, en el que se formó y participó.

Las compañeras de clase de Patricia la recuerdan precisamente porque cada Navidad tocaba el chelo, y porque jugaba a ser alcaldesa y hasta protagonizaba los mítines en el patio del cole. "Siempre quiso ser política", aseguran.

Patricia Hernández, que disfruta en la actualidad de sus abuelos -que residen en Candelaria-, asegura que, como alcaldesa, les pide alegría a los Reyes Magos para Santa Cruz, y admite su cuota de responsabilidad para hacer posible avanzar en la cohesión territorial y social, y no dejar toda la responsabilidad a sus Majestades. Su principal deseo: que el espíritu que reina estos días en Santa Cruz dure los más posible durante todo el año.

Confía en que los Reyes Magos la traten bien cuando visiten la próxima madrugada su casa porque se ha "portado bien. Algo me traerán", asegura. Admite que en la actualidad su impronta no se nota porque lleva seis meses al frente de la Corporación chicharrera. "Mi objetivo es recuperar todos los espacios públicos de toda la ciudad y eso precisa mucho tiempo y planificación. Ahora mismo estamos poniendo en hora las instalaciones que ya existen". Es la cuota de responsabilidad que asume como alcaldesa y que no delega en los Reyes Magos. "Llevar la calidad de vida a todas las casas de Santa Cruz, no solo al centro", sentencia con la vista puesta en los barrios. Y pone un ejemplo. De la misma forma que se ha rehabilitado el jardín infantil del parque García Sanabria, también se quiere exportar esa fórmula a otras zonas de la capital. "Espero que este año entren en servicio otros tres más".

Se muestra satisfecha por haber contribuido a darle un techo a algunas personas que estaban en el albergue y está a la espera de la respuesta de las entidades financieras, a las que les pidieron que cedieran viviendas para los vecinos con mayores necesidades. "Los chicharreros han dejado dinero en los bancos; es hora que las entidades también devuelvan parte de los beneficios a Santa Cruz de Tenerife".

Cierra el paréntesis de su programa de gobierno para la capital. Hoy, 5 de enero, volverá al estadio, pasará a comerse un bocadillo de La Garriga o en La Salle y pondrá rumbo a Méndez Núñez para ver pasar la Cabalgata junto a su hijo. "¡Y rapidito para casa, que tenemos que poner el vaso de leche y el plátano para los Reyes y recoger césped para que los camellos encuentren la comida!". Sin tregua, como cada 6 de enero, se levantarán al alba para ver los regalos de casa, luego tomar el roscón con el padre, visitar a los tíos y abuelos... y almorzar con la madre. El lado más humano de la alcaldesa.