Entrevista | Eder Maestre Entrenador de la UD Tenerife Costa Adeje Egatesa

Eder Maestre: "Estamos en una situación que nos permite soñar"

En tiempo de parón por selecciones, el técnico vizcaíno repasa la actualidad del club blanquiazul, sus aspiraciones y sus primeros meses en la entidad, que están resultando ser muy exitosos

Eder Maestre, entrenador de la UD Tenerife Costa Adeje Egatesa.

Eder Maestre, entrenador de la UD Tenerife Costa Adeje Egatesa. / Andrea Melián

Santa Cruz de Tenerife

¿Qué valoración hace de sus primeros meses en el club?

La valoración es muy positiva. Llegábamos con unas expectativas que se han ido cumpliendo. Sí es cierto que siempre se presentan dificultades, pero está claro que estamos pudiendo sobreponernos. Veníamos con una plantilla que arrastraba dos lesiones de larga duración de jugadoras capitales como Natalia y Paola. A eso había que añadir la salida de Agus Barroso y la situación complicada de Thaís Ferreira, que ya se ha desvinculado. Es una jugadora que estaba con nosotros, pero en ningún momento pudimos disfrutar de ella. Estamos en una situación que nos permite soñar con poder hacer algo bonito a final de temporada.

Precisamente sobre Ferreira. ¿Qué ha sucedido exactamente?

Ha sido una situación un poco complicada. Después de conseguir la medalla nos notificó que no quería volver, que estaba en un proceso complicado a nivel personal. Hemos sido pacientes, pero al final, viendo que ella no tenía la capacidad emocional de regresar y asumir las exigencias que requiere el fútbol profesional, decidimos facilitarle una salida para que tenga la posibilidad de jugar donde decida en su país.

"Los miedos se han convertido en confianza y, ahora mismo, me encuentro en mi mejor momento en el sentido personal y en el profesional"

Usted llegó tras una amplia trayectoria, pero es la primera vez que dirige a un equipo como primer técnico en Primera.

Uno puede tener la confianza de verse capaz por tener el conocimiento, pero exista la incertidumbre porque sales de tu zona de confort, es tu primera exposición como primer entrenador en el fútbol profesional, estás lejos de casa, vas solo, tienes que integrarte en un staff que no conoces, hay una idiosincrasia de club y debes respetarla, dirigentes, sociedad... siempre vas con ese puntito de respeto y, la verdad, es que la experiencia ha cumplido con creces todas las expectativas. Los miedos se han convertido en confianza y, ahora mismo, me encuentro en mi mejor momento en el sentido personal y en el profesional.

Seguirá la próxima temporada, parece claro.

Firmé un año con opción a un segundo. [Se ríe]. Sí. Todos estamos muy contentos de cómo están yendo las cosas. Hablo por mí, ahora mismo estoy plenamente centrado en sacar adelante cada partido. Con 30 puntos, el objetivo de principio de temporada que era la permanencia, digamos que está garantizado. Claro, viéndonos en una posición en la que estamos a uno o dos partidos de los equipos de Champions... evidentemente, somos humildes y sabemos que son posiciones que no nos corresponden, pero bueno, estamos ahí y vemos que somos capaces de sacar los partidos. Eso te da confianza porque sientes que verdaderamente puedes ganar, aunque luego el fútbol ya se sabe cómo es.

"No es lo mismo el privilegio de ser que el privilegio de conseguir; nosotras estamos consiguiendo a través de un trabajo diario inmaculado"

¿Exigir el tercer puesto es mucho pedir?

La realidad es que estamos poniendo el listón demasiado alto. A mí no me gusta ser pinchaglobos, pero esto se lo digo también a las jugadoras. Estar ahí no significa que ese sea el lugar que nos corresponde. Nosotras empezamos la temporada sabiendo cuáles eran nuestros objetivos y que cada año es más difícil puntuar. Cuando digo que es más difícil, solo hay que repasar el perfil de jugadoras que tienen equipos como el Valencia o el Levante [los dos en descenso], que es un histórico del fútbol femenino. Tú miras el once del Levante y todas las jugadoras son de alta gama. Todas podrían estar en equipos con aspiraciones de Champions. Si ese es el equipo que está penúltimo y ojo, viene de ganar al Barcelona en el Yohan Cruyff después de no sé cuántos años invicto en ese estadio. Eso te pone en valor lo difícil que es, cada año, sacar puntos en una competición que crece muy rápido. Entonces, ¿estamos ahí? Sí. ¿Las expectativas deben estar ahí? Yo creo que no. Y de hecho, en la medida en que generemos presión sobre la expectativa, que no la ilusión, podemos cometer el error de entrar en una espiral de frustración. Una cosa es que te motive la emoción de la ilusión, que eso siempre es bonito, y otra que esa ilusión se convierta en expectativa, que puede acarrear frustración.

¿Es difícil convencer de eso a las jugadoras?

A mí, personalmente, no se me hace difícil. A mí me gusta hablar mucho con las jugadoras y hacer un trabajo emocional, de hacerles entender mi punto de vista, no perder el foco y saber que somos las mismas que empezamos. No es lo mismo el privilegio de ser que el privilegio de conseguir. Nosotras estamos consiguiendo a través de un trabajo diario inmaculado y, en el momento en el que eso desaparezca porque abrazamos la condición de ser, pues entonces igual empezamos a perder las cosas que nos han permitido estar ahí y soñar. Es un trabajo de picar piedra y de crear. De crear una mentalidad ganadora, que no es la que gana, sino la que sabe de dónde viene para saber cómo ganar, incluso cuando no se gana. Ahí está la clave. No es solo entrenar fútbol, es entrenar personas que tienen emociones y esas emociones van a mover su voluntad en una dirección u otra. Yo creo que este equipo está muy conectado. Es un equipo humilde y trabajador que sabe de dónde viene y a dónde quiere ir. La única forma por la cual nosotras podemos estar optando a esas cosas es siempre desde el soñar.

El Costa Adeje que usted tiene en la cabeza, ¿está cerca o todavía queda margen de mejor?

Un equipo es un proceso vivo, un elemento vivo en plena construcción. Al final, la jugadora es la que da vida a todo. Cuando uno busca generar ciertas socioafectividades a nivel de juego, tiene que proponer un tejido colectivo que potencie las virtudes de la jugadora y que mitigue las áreas de mejora. Claro que debe haber una esencia, una forma que respete tu idiosincrasia. En ese sentido, sí que veo un bloque que cada vez se acerca más a lo que a mí me gusta: equipos fuertes, agresivos, que tienen la humildad para saber cuándo tienen que defender en bloque bajo pero, a la mínima que pueden aprietan alto, que miran hacia delante, que dominan los diferentes registros. A mí me gustan los equipos verticales, pero que tengan buen pie y hagan uso del balón. No el pase para ser ostentoso, para acumular, sino el pase como un medio para progresar. En ese sentido, el equipo está conectando con esas pequeñas cosas que, casualmente, casan con la idea del Costa Adeje Tenerife. Ser aguerridas, luchadoras, apretar siempre alto. El lema es Somos Guerreras. Esa forma que tengo de ver el fútbol creo que conecta con la que ha tenido el club.

"El Costa Adeje Tenerife tiene muchas carencias a nivel de infraestructuras si lo comparas con ciertos equipos, pero en esas dificultades radica su mayor grandeza"

Su último club había sido la Real Sociedad, ¿nota mucha diferencia en los medios de los que dispone? ¿Hay déficit de infraestructuras en el Costa Adeje?

Mira, cuando repasas mi trayectoria tiendes a ir a estructuras como Sestao River, Eibar o Real Sociedad, pero hay que recordar que yo empecé en el Zalla. Zalla no es más que un pueblo de 8.000 habitantes. Eso es barro. Yo estoy muy orgulloso de haber completado todo mi periplo formativo como entrenador pasando por todas las categorías del fútbol base del Zalla. Ahí, uno es un hombre orquesta. Llegas el primero, te vas el último, inflas balones, recoges petos, planificas entrenamientos y, además, a veces de toca llevar a los niños a casa. Cuando has vivido tantos años en esas situaciones, con esas dificultades, llegas a otras estructuras con mejores medios y te encuentras con gente que, como solo ha vivido esa realidad se queda de lo que no tiene, uno lo ve diferente. Yo he sido un superviviente. Es cierto que la perspectiva que te da haber pasado la mitad de tu vida en un club con esas limitaciones hace que sepas valorar más lo que tienes. Sinceramente, el Costa Adeje Tenerife tiene muchas carencias a nivel de infraestructuras si lo comparas con ciertos equipos, pero en esas dificultades radica su mayor grandeza, que es la capacidad de encontrar intangibles que no se ven, pero mueven mucho. Es energía, ganas de trabajar, esa una mentalidad ganadora que debemos preservar.

Venimos de la resolución del caso Rubiales y de la reciente polémica que protagonizó Mapi León, del Barcelona. ¿No le da pena que el fútbol femenino sea noticia por estas cosas?

Sí. Es triste. Es triste porque hay infinitas historias suficientemente buenas y bonitas como para que el fútbol femenino pudiese resonar de una forma positiva para seguir construyendo un futuro mejor. Las noticias que últimamente más trascienden son de connotación negativa. No es lo ideal y hace daño. Con este tipo de acontecimientos la marca se daña. Se tarda mucho en construir y muy poco en destruir. Si verdaderamente queremos que esto vaya hacia delante y crezca como merece, tenemos que ser mucho más inteligentes y tratar de crear un ecosistema con energía positiva. No parece que en el corto plazo eso se esté consiguiendo.

«A María José Pérez la admiro y la respeto; se lo gana con trabajo»

«¡Uf!», exclama Maestre cuando escucha el nombre de María José Pérez. El técnico admira a la futbolista. Y el sentimiento es mutuo. El preparador confiesa haberse rendido ante la mentalidad de una jugadora que siempre quiere más. Así lo cuenta. «Mira, cuando yo llegué tenía claro cómo quería que el equipo jugase, pero sobre todo, cómo quería que entrenase. Hemos trabajado mucho para evolucionar el proceso de entrenamiento hacia exigencias superiores y claro, ese nivel de sacrificio... una jugadora como ella, con su edad y su trayectoria y que viene todos los días desde el Norte, cuando ves cómo entrena cada día, es emocionante. Para una persona como yo, que valora el proceso más que el resultado, es algo digno de admirar. Ella, como figura que es, podría negarse. Yo he vivido eso, el clásico veterano que viene de los mejores sitios y no quiere correr. Ella es la que más corre, viene la primera y se va la última. Sus registros, que son completamente objetivos medidos, son mejores que los de jugadoras de 20 años. Eso es incuestionable porque hay un GPS que lo mide todo. Ella se gana todo lo que tiene desde el trabajo. Si la que ha sido todo, la que es emblema, entrena así, el liderazgo positivo es impresionante. Cómo no van a correr las demás. La respeto y la admiro. Es ahí donde futuras generaciones se tienen que fijar».

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