En España hay estaciones de esquí grandes y pequeñas, con más o menos servicios o con mejores o peores accesos, y en espacios y latitudes diversas. Cada una tiene sus atractivos particulares, aunque ninguna de ellas se puede postular en la lista de las estaciones más extrañas del mundo.

En ese ranking, por motivos muy diversos, se encuentran, al menos, estas cinco:

1. Masik Pass (Corea del Norte)

En la nación más hermética del mundo, el aislamiento que sufre desde los años 60 la ha convertido en un país prácticamente rural, pero ¿y qué? Si Kim Jong-un quiere una estación de esquí, se abre una estación de esquí. Masik Pass fue inaugurada el 1 de enero de 2014, y pocos se explicaron de dónde podría haber sacado Pyonyang los materiales necesarios para construirla hasta que una empresa china reconoció haberles vendido los remontes de contrabando. Para la temporada invernal de 2015 se anunció que el gobierno norcoreano había suscrito asociaciones con más de 200 empresas internacionales para recibir a esquiadores extranjeros en sus pistas.

2. Oukaïmeden (Marruecos)

En plenos montes Atlas encontramos una estación un tanto, digamos, rudimentaria. Construida con telesillas retirados de estaciones de esquí españolas, Oukaïmeden es el resort más alto de África, con remontes entre los 2.500 y los 3.200 metros. Practicar el esquí en esta estación, situada a 75 kilómetros de Marrakech, puede ser catalogado como un intento de suicidio, y si no, mira el vídeo:

3. Erciyes (Turquía)

Las pistas de Erciyes se encuentran entre los 2.100 y los 3.000 metros de altitud, en las faldas del que es el pico más alto de la península turca de Anatolia, el Erciyes, con 3.916 metros. Lo curioso es que esta escarpada montaña es el cono de un volcán. No hay que preocuparse, que erupcionó por última vez en el 253 a.c. y se considera extinto. Las pistas se encuentran a 25 kilómetros al sur de la ciudad de Kyseri, que cuenta con el aeropuerto internacional de Erkilet.

4. Monte Hermón (Israel)

En plenos Altos del Golán, en Israel y junto a la frontera con Líbano y Siria, el país con la guerra más devastadora de hoy, se erige la estación del Monte Hermón. Dicen que desde su cima, en los días claros, se puede ver Damasco, a unos 40 kilómetros. La única estación israelí pretende satisfacer la demanda en el país de aficionados que difícilmente pueden acudir a los cercanos centros de esquí del Líbano. Eso sí, aquí a nadie se le pasa por la cabeza esquiar fuera de pista en el lado sirio, plagado de minas.

5. Shemshak (Irán)

La mayor parte del país es puro desierto, pero sí, Irán también tiene su propia pista de esquí. Yendo dos horas hacia el norte desde Teherán encontramos una estación en la que practicar el esquí se había convertido en la vía de escape ideal de la represión del régimen. Pero a principios de este año, quedó prohibido el esquí nocturno en el país porque el gobierno detectó 'conductas inmorales' en una celebración que tuvo lugar allí. Por lo que se puede ver en el siguiente vídeo, fue la clásica fiesta en la que los asistentes bailaban al son de la música del DJ. Demasiado occidental, por lo que se ve.