La llegada de la primavera no es sinónimo de buenas noticias para el mundo de la montaña, pues al inminente cierre de las estaciones de esquí hay que añadir la aparición de los temidos aludes, fuertemente alimentados por las altas temperaturas, las lluvias primaverales y el deshielo.

Picos de Europa, la Sierra de Guadarrama así como los Pirineos Aragoneses y Navarros están en alerta por un riesgo alto de avalanchas, ya que en todos estos sistemas sigue habiendo mucha nieve y lo que es aún peor, cada vez está más blanda.

Atraídos por el buen tiempo, la primavera actúa como un anzuelo para miles de excursionistas con pocos conocimientos de montaña, que se aferran al sol como una garantía de seguridad para practicar el senderismo y el alpinismo. Nada más lejos de la realidad.

Fuentes de la Guardia Civil han informado a Efe del peligro que conlleva el ascenso de las temperaturas en las montañas españolas, que concentran por regla general un alto número de aludes primaverales.

Pirineos, principalmente el aragonés y el Valle de Arán, se lleva la palma como la zona más expuesta a las avalanchas debido a su clima y orografía.

Fue aquí donde el pasado 25 de marzo se produjo el episodio más traumático desde el comienzo de la primavera cuando una niña de 7 años falleció tras quedar sepultada por un alud en la estación de esquí de Formigal (Huesca), que ha motivado la apertura de una investigación judicial, según han explicado las fuentes.

No obstante, estos siniestros no son frecuentes en las estaciones españolas en virtud de los medios destinados a la seguridad de los esquiadores en un año especialmente intenso en cuanto a las precipitaciones.

Hasta el momento, "la combinación de nevadas y lluvias ha hecho que el manto nivoso esté bastante asentado", ha señalado Fernando Navarro, brigada del Servicio de Montaña de la Guardia Civil de Jaca (Huesca).

Pero esta situación puede variar radicalmente con la llegada de la primavera, puesto que a más temperatura mayor cantidad de agua se filtra por el manto y mayor riesgo de que se produzcan los aludes de fondo, que toman el relevo de los aludes de placa, más frecuentes en invierno.

Tampoco ayudan las lluvias primaverales, que incrementan de forma exponencial la falta de cohesión del manto nivoso con el suelo, y por consiguiente la aparición de aludes espontáneos de nieve húmeda en cotas medias y bajas, precisamente aquellas que registran un mayor número de afluencia de personas, como sucede en Guadarrama o Gredos.

Con una menor altitud que Sierra Nevada o Pirineos, las sierras del Sistema Central reúnen todos los requisitos potenciales para que se produzca un alud, por ser sistemas muy accesibles para todo el público, menos técnicos que las grandes cordilleras pero con pendientes importantes, de más de 30 grados, ingrediente clave en la aparición de aludes.

El riesgo es especialmente alto en las laderas contrarias a las que sopla el viento y las orientadas hacia el sol, principalmente por la tarde y en dirección sur.

"Las zonas de peligro las cruzaremos en subgrupos de no más de 4 personas y que no superen más de la mitad de los miembros del grupo", ha recomendado Navarro, con el fin de que en caso de alud al menos uno de los excursionistas quede fuera del radio de acción, que sería quien avisaría a los equipos de emergencias.

Uso de nuevas tecnologías

Ante esta situación, el oficial de la Guardia Civil ha indicado que las nuevas tecnologías como el Whatsapp y Facebook "ayudan y mucho" a localizar a los afectados siempre que haya cobertura, como es el caso de la montaña madrileña, donde gracias a los repetidores los mensajes de Whatsapp ofrecen una localización bastante exacta.

"Hemos localizado a extraviados porque sin decir nada a su familia, han colgado en su muro de Facebook la actividad que iban a realizar", ha agregado Navarro, que ha precisado que pese a que se están haciendo estudios científicos para poder localizar de manera exacta a un sepultado en un alud a través de su móvil por parte de sus compañeros, "aún queda un largo camino por recorrer".

¿Y qué hacer ante un alud? En contra de la creencia popular, no hay que nadar porque "esto podría introducirnos más en el movimiento envolvente de la nieve cuando está a punto de parar", sino que hay que salir por los laterales con un movimiento de sacacorcho, y en caso de quedar atrapado crear una cámara de aire frente a las vías respiratorias para aguantar dentro.

Con todo, el tiempo marca las posibilidades de éxito ante un rescate: los primeros 20 minutos son la clave.