El Tenerife empata ante el Cacereño en un partido irregular
Termina la racha de victorias del Tenerife con una igualada en un encuentro condicionado por el mal estado del terreno. Gol de Enric en el primer ataque anulado por mano. Zoilo salva el 1-0 sobre la línea.

Cacereño-CD Tenerife / LOF

La novedad en el Príncipe Felipe, en la séptima jornada, fue que el Tenerife no ganó (0-0). Los blanquiazules lo habían sumado todo hasta la visita al Cacereño. No vencieron, pero tampoco perdieron. En un partido áspero y condicionado por el irregular estado del terreno de juego, el equipo de Álvaro Cervera dio otro paso adelante, más corto esta vez. Un paso que también sirve. Sobre todo en un duelo de este tipo, fuera de casa, con un fútbol sobre arrugas y ante un rival motivado por recibir al líder; o sea, un enfrentamiento más del estilo que se podía intuir en Primera RFEF.
Partiendo de la idea de que la racha de triunfos no iba a ser eterna, la lectura positiva podría ser esa, que el Tenerife puntuó en una tarde que no fue redonda y en la que la contundencia en ataque brilló por su ausencia. Porque en defensa sí la mantuvo. Otra portería a cero, y ya van cinco –dos goles en contra–. Y lo que más interesa, conservó la renta con el segundo clasificado: más cinco sobre el Celta B.
Gol anulado
En su primera presencia en el estadio Príncipe Felipe –abrió este domingo por primera vez este curso tras una reforma–, el Tenerife se encontró con un Cacereño que se armó con tres centrales y dos laterales. Normal. Los números del equipo blanquiazul son imponentes y su rival pensó que tampoco iba a ser cuestión de facilitarle las cosas. La prioridad de los locales, al menos en el arranque, fue la de proteger su portería, contrarrestar la temible pegada tinerfeña. Y luego, sin la necesidad de inventar nada, fiarlo todo a algún contragolpe o un acercamiento a balón parado. Dicho de otra manera, simplificar procedimientos sin renunciar a nada. En una de esas, los extremeños avisaron hasta el punto de obligar a Dani Martín a estirar el brazo para sacar una pelota que se dirigía la escuadra tras un toque de cabeza de Berlanga (7’). Fue la respuesta a un gol del Tenerife que no valió anotado por Enric Gallego tres minutos antes tras una aparatosa maniobra a un metro de la línea de fondo con la que el delantero llegó a rozar el balón con la mano. Pudo haber rematado con la bota, con la rodilla, con lo que fuera sin cometer falta... pero la bola fue a parar a la parte que no debía y el árbitro detectó la infracción al acercarse a la banda y mirar la repetición en la pantalla. El centro, por cierto, un regalo ofrecido por Gil en un golpeo de saque esquina.
El campo, de mal en peor
El partido no tardó en desperezarse. Pero ese inicio tampoco fue un anticipo de un intercambio de golpes ni de un despliegue ofensivo incontenible por parte del Tenerife. Por lo visto, al Cacereño le interesaba que fuera así. Se aplicó en bloquear a su rival, que tuvo como adversidad añadida la superficie –lo mismo que los locales–. En apariencia, el campo estaba perfecto con su reluciente césped recién plantado. Eso, antes de empezara a rodar el balón. Pero no debía estar lo suficiente maduro y se fue levantando con cada pisada. Cervera ya había dejado caer su temor de que pudiera ocurrir algo así.
Peor para un Tenerife obligado a elaborar, a genera ataques en estático, a armarse de paciencia y a mover la bola de un lado a otro para intentar hallar algún resquicio por el que colarse por el muro verde. Dicho sea de paso, tampoco es que esa sea su principal virtud, pero no le queda otra en una competición en la que los demás suelen asumir el papel de equipo pequeño. Lo intentó Nacho en el minuto 20 con un chut cruzado que sacó Nieves a córner (20’). Y un poco más tarde probaron suerte Juanjo, con un remate alto desde la frontal del área (25’), y Enric, a la media vuelta y con el mismo resultado que su compañero (27’). Zarpazos aislados, con poca ventaja en la ejecución, que no ofrecieron ninguna garantía a la hora de salir de la espesura planteada por el Cacereño, con toda la intención para ser el primero en no caer frente al líder.
Pero la dinámica no derivó hacia un fútbol más fluido. Más bien, al contrario. En el tramo transcurrido hasta el intermedio, el Tenerife se fue sintiendo cada vez más incómodo. Apenas intervenían jugadores diferenciales, como el goleador Jesús de Miguel. Tampoco Cris, titular por primera vez. O Nacho, que se fue apagando. Y los de Cáceres aprovecharon para estirarse, para asomar en el campo contrario con alguna falta lejana recibida con aplausos por el público. No hubo ninguna consecuencia para el Tenerife, solo dos tarjetas amarillas, una para Landázuri y otra para Zoilo. Detalles que, dadas las circunstancias, podían tener su influencia por el riesgo de perder opciones con alguna expulsión.
La segunda parte
El panorama no mejoró tras el intermedio. Al menos, para el Tenerife. Sí para un Cacereño que fue creciendo poco a poco. Salió de la cueva y se animó a pisar el campo contrario con más decisión y frecuencia. A oleadas, sin llegar a mojar, pero generando cada vez más ruido. Y de los blanquiazules, muy poco. Sin control en el medio y muy pocas intervenciones de los extremos o la pareja de nueves.
Así, a base de empuje, de centros y de algún córner que otro, el Cacereño acarició el 1-0 en el minuto 63. Deco sacó de esquina y Sanchís se elevó para enviar el balón entre los palos, con Dani batido. Apareció Zoilo para despejar.
A esas alturas, Cervera ya había decidido realizar cambios. Cuando pudo, quitó a Cris Montes y a Enric y puso a Fabricio y a Noel. Prescindió de un delantero para escalonar mejor al equipo, con el brasileño intentando generar por delante de Aitor Sanz y Juanjo, y Noel pisando el acelerador por la derecha. Un nuevo plan enfrentado a unas condiciones nada propicias por el estado de un campo que iba a peor.
Más cambios y una expulsión
De entrada, el entrenador consiguió que se equilibrara el pulso, que el Cacereño tuviera que volver a preocuparse por mirar hacia atrás. Pero tampoco fue suficiente para que el partido se volcara hacia el campo local. Para afilar un poco más el once, Cervera hizo debutar a Jeremy Jorge (75’). El grancanario sustituyó a Nacho para revitalizar la banda izquierda tinerfeña. Y luego, apostó por Javi Pérez y Fran Sabina: Juanjo y Aitor, fuera (84’).
Buenas intenciones reñidas con un contexto nada propicio, ni siquiera cuando el rival perdió a Iván al ver roja directa por una entrada a Jeremy. Un 0-0 como mal menor. Un punto que también vale.
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