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Un Tenerife a lomos de la dinámica: seis triunfos en seis partidos

El equipo blanquiazul sufre para sacar adelante el duelo con un Zamora que se queda con un futbolista menos en el minuto 1. Enric anota al borde del descanso, Merchán empata en el minuto 54 y De Miguel y Nacho Gil decantan el encuentro cerca del final.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Santa Cruz de Tenerife

Había intervenido poco, siempre con criterio, eso sí. Incluso había tenido el gol en sus botas en el arranque de la segunda parte en un mano a mano con Fermín. Y a la siguiente, cuando el partido ya se encaminaba hacia un empate en el Heliodoro abrazado por un buen Zamora, compacto y ambicioso pese a jugar con un futbolista menos desde el primer minuto, no falló. Con 1-1, en el 82’, Jesús de Miguel estuvo donde debía para cazar un balón rechazado por el portero después de un remate de David.

Antes, al borde del descanso, había anotado Gallego. Y ya con el encuentro desatado, Nacho Gil hizo el 3-1. Pegada y espíritu ganador. Y lo que es más valioso, un pleno de puntuación del Tenerife: 18. Líder sin fallos y único invicto del Grupo 1. El otro era el Zamora.

La cuenta atrás había dejado una noticia inesperada, la baja de uno de los titulares fijos, una pieza básica para Cervera. Aitor Sanz ni siquiera entró en la convocatoria. El motivo, una sobrecarga en el isquiotibial derecho. El capitán fue sustituido por Calavera en un once que no incluyó más sorpresas -el brazalete, para Enric Gallego-. Volvió Landázuri después de faltar en Valdebebas por paternidad y salió León. De resto, los mismos.

Actualizada la pizarra, la noche no tardó en deparar emociones fuertes. Después de un contragolpe a modo de aviso del Zamora, conducido por Kike Márquez y mal resuelto por Eslava -o bien tapado por los centrales-, el balón pasó sin tregua de un área a otra para que Enric Gallego encarara a Fermín. El mano a mano quedó condicionado por un empujón de Athuman cuando el delantero se disponía a armar la pierna. La pelota salió a córner y Álvaro Cervera tomó la decisión de sacar la tarjeta del 'mini VAR' para que el árbitro revisara la jugada en el monitor. La moviola no dejó dudas para Rius Riu: penalti. Pero no solo eso, también roja directa al central. Mejor no podía empezar el partido para los blanquiazules. O sí, con un tempranero 1-0.

Faltaba ese detalle. Pero el arranque ideal no fue completo. Gallego asumió la responsabilidad y puso el bola sobre el punto de cal. El cronómetro ya había rebasado el minuto 5. Dirigió el golpeo a la izquierda del portero y no pudo salirse con la suya. Fermín se lanzó hacia ese lado y evitó el tanto. Un chasco con remedio, con mucho tiempo por delante y con un futbolista más en el césped.

Sin margen para lamentar nada, el Zamora aceptó su nueva realidad y se rearmó con un cambio -Luismi por Carbonell-. Conservar el 0-0 pasó a ser la misión prioritaria del conjunto entrenado por Juan Sabas. Pero sin despreciar la posibilidad de estirarse, sin dar la impresión de estar en inferioridad. Así lo demostró Mario con un remate al lateral de la red justo después del penalti fallado por Enric.

Y el Tenerife, a medias entre la precipitación -comprensible por el deseo de decantar pronto el duelo, dadas las circunstancias favorables- y la insistencia. Enric pasó página enseguida y culminó dos acciones ofensivas con remates que terminaron en nada (10' y 16'), el primero tras un afilado pase de David a modo de extremo. Más tarde, Gallego llegó a llevar el balón a la red, pero en una jugada en la que el asistente había levantado la bandera -con acierto-.

La perseverancia, poco productiva durante un tramo largo del primer tiempo, acabó dando resultado cuando parecía que el pulso iba a llegar al intermedio tal como había comenzado. Y fue por eso, por presencia, por pegada y también por un golpe de suerte, el de un despeje fallido de Luismi en la presión de Alassan que liberó el balón dentro del área para que Juanjo asistiera a Gallego. El delantero adelantó la bota y batió a un desesperado Fermín (1-0, minuto 47).

Lo más difícil ya estaba hecho. El Zamora, bien plantado pese a jugar con diez, iba a verse obligado a arriesgar en la segunda mitad. Terreno abonado para un Tenerife que sabe manejarse en esas circunstancias, un equipo al que también le iba a convenir buscar vías alternativas para agilizar los procedimientos y no dar la sensación de estar bloqueado. Porque el 1-0 estaba bien, pero no había sido producto de un plan ejecutado con eficacia: imprecisiones en pases fáciles y en el desarrollo de los ataques, poca participación de algunos jugadores -Nacho Gil, Jesús de Miguel- y la apariencia de que el Zamora estaba muy metido en el partido.

Cervera aprovechó la pausa para realizar ajustes, ni más ni menos que un triple cambio: José León, Javi Pérez y Cris Montes por Álvaro González, Juanjo Sánchez -los dos primeros habían visto tarjeta amarilla- y Alassan Gutiérrez. No debía estar conforme con la respuesta de su equipo. El nuevo Tenerife retomó el camino con decisión, obligando a Fermín a lucirse ante De Miguel, que había roto en velocidad persiguiendo un centro cruzado de Enric Gallego.

Y luego asomó Montes, debutante en el Heliodoro: conducción y chut al palo en una jugada anulada por falta en ataque. El mismo futbolista apareció en la foto del mazazo del Zamora. Tras una fría cobertura de Zoilo, Cris perdió el balón cerca del área y Merchán no desperdició el regalo. Remate directo a la escuadra y golazo (1-1, 54’). Empate justo, visto lo visto.

Exigido de verdad por primera vez en este curso, por el notable nivel del rival, el Tenerife se aferró a otro FAS. Por si acaso. Esta vez, por una caída en el área de Enric en plena pugna de un córner. Nada. Brazos en horizontal de Rius.

El equipo tinerfeño seguía con un futbolista más, pero el partido estaba abierto. Lo sabía el Zamora.

Pasado un rato sin que ocurriera nada relevante, Álvaro puso de su parte con dos relevos más, los últimos. Quitó a Calavera y a Gallego y apostó por Fabricio y Noel López (74’). Recarga de energía para intentarlo con otros matices, el principal, la ruptura del pontevedrés, que aplicó su velocidad para desestabilizar el armazón zamorano -solo un gol en contra hasta su visita al Rodríguez López-. En una de sus carreras, metió un centro desde la banda derecha que trató de enriquecer Montes con un remate que salió rebotado.

La jugada siguió con un intento de David Rodríguez, una parada de Fermín y la salvadora aparición de Jesús de Miguel para sellar el sexto triunfo de un Tenerife que amplió la renta en el alargue con una diana de Nacho Gil, un equipo que gana y sigue.

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