La categoría de las oportunidades: de Ayoze Pérez a Bruno González y hasta Suso Santana

Ahora Primera Federación y antes Segunda B, el descenso del CD Tenerife a la tercera categoría nacional aumenta sustancialmente las opciones de que los canteranos encuentren acomodo en el primer equipo

Ayoze Pérez, en la temporada 12/13, la de su debut con el CD Tenerife en el marco de la Segunda B.

Ayoze Pérez, en la temporada 12/13, la de su debut con el CD Tenerife en el marco de la Segunda B. / EFE

Santa Cruz de Tenerife

Al margen del traumático golpe que ha supuesto para la afición blanquiazul, la caída del CD Tenerife al pozo del fútbol no profesional trae consigo, irremediablemente, un sensible descenso en el capítulo de ingresos que arrastra por completo a todas y cada una de las áreas de la entidad. Habrá, sin ir más lejos, mucho menor presupuesto para el Tenerife B y, el equipo femenino, que logró hace unos meses el ascenso a Primera Federación (la segunda categoría nacional), podría haber tenido que verse obligado a renunciar de no haberse cerrado el acuerdo de fusión con el Costa Adeje, que se hará cargo ahora de cerca de un 70% del coste total de la estructura femenina de la entidad. “No somos el enemigo, sino los salvadores”, manifestó Sergio Batista.

En el primer equipo masculino, el buque insignia del representativo, la diferencia con respecto a las recientes campañas en Segunda será enorme. Para empezar, pretemporada low cost en la Isla. Nada de periplos en centros de alto rendimiento de la España peninsular y, por supuesto, una plantilla adaptada al descenso de categoría: jugadores de Primera Federación con salarios de Primera Federación. Desvinculados se encuentran ya futbolistas como Ángel Rodríguez, Waldo Rubio o Yann Bodiger, varios de los profesionales mejor pagados de la plantilla 24/25 (Ángel el que más). Enric Gallego, que ingresaba también un importante salario, terminó contrato el 30 de junio y, toda vez que Cervera ha pedido su continuidad, seguiría una temporada más solo con un acuerdo muy a la baja.

Las nuevas piezas

Con casos como los de Luismi Cruz (ahora el futbolista con más altos emolumentos de todos los que cuentan con contrato en vigor), Maikel Mesa o José León todavía como incógnitas, se abre ahora, en el escenario de la 25/26, una ventana de oportunidades para profesionales que, de no haberse producido el desastre del descenso y por injusto que pueda parecer en según qué casos, difícilmente hubiesen tenido la oportunidad de defender la camiseta blanquiazul.

A la espera de la inminente oficialidad del fichaje de Ander Zoilo, el propio lateral izquierdo y casi todos los recién llegados (salvo el experimentado Marc Mateu) apenas hubiesen tenido posibilidades de ser opciones para un proyecto en Segunda. Mucho menos todos en el mismo mercado. Alternativas excelentes en Primera Federación, ¿hubiese tratado el representativo de cerrar las incorporaciones de Calavera o Juanjo Sánchez de haber continuado Bodiger o Aarón Martín? ¿Y el del guardameta Dani si hubiese seguido Edgar Badia? ¿El prometedor Jeremy Jorge o el consolidado Waldo?

El talento pujante, a escena

Quizá desalentadora en un primer momento, esta coyuntura, la de vacas flacas, es a la vez propicia para que los jóvenes, y los no tan jóvenes pero igualmente ambiciosos, se enfrenten a un desafío que les permita sacar a relucir todo su potencial. Su talento y su hambre. A Segunda también se llega subiendo. Si no, que se lo digan a Álvaro Cervera, que lo hizo comandando al Tenerife en la 12/13 después una primera temporada en la categoría de bronce y, antes, dos descensos seguidos. En aquella plantilla, la que manteó al míster en el césped del Municipal de L'hospitalet mientras sus gafas empañadas por las lágrimas saltaban por los aires, fueron muchos los futbolistas que encontraron el trampolín perfecto para hacer carrera.

Al margen de algún foráneo -ejemplo más claro el del a la postre capitán Javi Moyano-, aquel elenco diseñado por Quique Medina en los despachos quedará para siempre recordado por la cantidad de futbolistas isleños que aprovecharon al máximo la oportunidad que les brindó el descenso.

Portada de EL DÍA tras el ascenso del CD Tenerife a Segunda en la temporada 12/13.

Portada de EL DÍA tras el ascenso del CD Tenerife a Segunda en la temporada 12/13. / E.D.

Ayoze Pérez, del barro al Zarra

El caso más mediático, por supuesto, fue el de Ayoze Pérez. Ahora en el mejor momento de su carrera, quién sabe qué habría sido de su proyección de no haber podido entonces debutar con el primer equipo. Ayoze, con 19 años, disputó esa campaña 16 partidos con el representativo. Todos a partir del 21 de diciembre (incluidos los dos de la eliminatoria por el ascenso porque los campeones de grupo no subían directamente en la antigua Segunda B) para cerca de 900 minutos. Su mejor recuerdo, además de la gloria en Cataluña, el tanto frente al Alcalá que marcó en la jornada 36. El primero de los 17 que hizo con el Tenerife. La campaña siguiente, ese atacante tan delgado como escurridizo y talentoso que estaba previsto completase la vanguardia como última opción -estuvo incluso cerca de salir cedido ese verano- se convirtió en la pieza más cotizada de Segunda. Del barro de la Segunda B al verde de Newcastle. El resto es historia. La más reciente, la Eurocopa de 2024 con la selección española y el Zarra de la 24/25 con el Villarreal.

Bruno, el jefe de la zaga

De la finura y el talento a la fuerza y la potencia. De la punta de lanza a la retaguardia. De María Jiménez a Las Galletas. De Ayoze Pérez a Bruno González. El zaguero de Arona fue otro esos proyectos interesantes que apenas necesitó tiempo para demostrar que la Segunda B se le quedaba pequeña. Su trayectoria con el primer equipo, eso sí, había comenzado en la 10/11 a las órdenes, cómo no, de David Amaral. Bruno debutó con los mayores en el derbi de la segunda vuelta frente al combinado amarillo. Aquel de la jornada 42. El de los ataúdes en la grada del Gran Canaria. Ese en del que algunos se borraron. Allí estuvo Bruno. La siguiente campaña a préstamo en el Teruel, Bruno regresó a la Isla en verano de 2012 con la convicción de que, con 22 años, estaba preparado para ser importante. Y lo fue. Lo jugó casi todo durante dos cursos seguidos (casi 3.500 entre ambas) y acabó fichando por el Betis. Subió a Primera en su primer año con la verdiblanca a las órdenes de Pepe Mel y jugó en la élite siete temporadas seguidas entre Betis, Getafe, Levante y Valladolid.

Alberto, otro pilar defensivo

Menos exitosa, pero igual de prolífica, ha sido la carrera del majorero Alberto Jiménez. Fue Cervera quien hizo debutar al de Fuerteventura (también en la 12/13). Al igual que Ayoze Pérez, Alberto encontró continuidad a partir de la segunda parte de la temporada, aunque su cambio de rol fue radical. En blanco hasta la jornada 24, el de La Oliva fue titular en la 25 (a mediados de febrero) y lo jugó casi todo de ahí en adelante. Solo se perdió, por acumulación de cartulinas amarillas, la última jornada del campeonato regular. 17 partidos en total y en todos titular. Formando tándem de menceyes con Bruno en el eje de la zaga, muy pocos han olvidado el gol que anotó en el triunfo clave frente al Oviedo (1-2 vía remontada en la jornada 34) desde la misma línea del centro del campo. Aunque con mal final (él y Javi Alonso, que pagaron el pato por alguno más, fueron desafortunados protagonistas de un episodio extradeportivo durante la pospandemia y Alberto se dejó ir a partir de entonces), fueron 215 duelos en blanco y azul para un futbolista cuyo potencial nunca estuvo en duda. “Si él quisiera, estaría jugando en Primera División”, dijo sobre él Aritz López Garai. Ahora pilar fundamental en el Castellón, Alberto renovó este verano con el combinado albinegro hasta junio de 2028.

Bruno y Yeray González celebran el ascenso a Segunda.

Bruno y Yeray González celebran el ascenso a Segunda. / EFE

Suso, un caso excepcional

Si bien para futbolistas como Ayoze, Bruno o Alberto aquel descenso a Segunda B quebró por completo el casi insorteable techo de cristal entre el primer equipo y el filial, hubo en aquella campaña un caso excepcional: el de un tinerfeño que, precisamente porque se había topado con el muro tiempo atrás, necesitó volar lejos (muy lejos) para poder tener la oportunidad de demostrar su valía. Vaya si lo hizo. Ahora es leyenda, pero antes de poder asentarse en el Tenerife, Suso Santana tuvo que dar un buen rodeo: del calor del Raqui San Isidrio y el Fuerteventura al frío del Hearts escocés, en el que militó durante tres campañas hasta que, en verano de 2021, Quique Medina le pidió que volviese a la Isla para devolver al club en el que siempre soñó jugar a Segunda. Suso, que en la 06/07 había jugado 23 partidos en el representativo antes de ser descartado por Oltra el siguiente verano, no dudó ni un segundo. Tenía entonces dos misiones: ascender con el Tenerife y encontrar el éxito en su redención particular. Triunfó en ambas. En total, diez temporadas y 337 partidos oficiales, quinto en el ranking histórico de la entidad hasta que Ramis decidió prescindir de él y Juan Carlos Cordero dio el visto bueno.

Suso Santana celebra un gol en su  última temporada como futbolista.

Suso Santana celebra un gol en su última temporada como futbolista. / C.D.T.

Los otros

En aquella plantilla, la que confeccionó Medina con menos dinero del que había dispuesto Pedro Cordero el verano anterior pero que sí consiguió el objetivo del ascenso, hubo también espacio para otros futbolistas que, sin llegar a poder asentarse en el propio Tenerife y tampoco en Primera o Segunda División, fueron capces de hacer carrera en la precisamente extinta Segunda B. Son los casos del defensa central Ayoze Placeres (había debutado con Amaral y participado en 13 partidos en la 11/12), el lateral izquierdo icodense Jesús Álvaro (al que una grave lesión apartó a la fuerza de la práctica deportiva en 2022 y quien ahora apuesta por la gastronomía como medio de vida), el guardameta Roberto Gutiérrez (jugó 31 partidos en Segunda en la 13/14 después de que Cervera apartase a Sergio Aragoneses de la portería), el majorero Abel Suárez (otra amplia trayectoria en Segunda B) o el realejero Yeray González, que participó en casi 30 partidos la campaña del ascenso y al que el club acabó descartando pese a haberle prometido -ese mismo verano- el contrato profesional que se había ganado sobre el verde. Yeray, las últimas campañas en el Marino y ahora en el San Miguel, ascendió a Segunda con la Cultural y Deportiva Leonesa en la 16/17 jugando 40 duelos. En la 17/18 participó en los 42.  

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