Tinerfeñista por una luna de miel

El viaje a la Isla que hicieron sus padres y la camiseta del Tenerife que le llevaron de regalo a su hermano le marcaron para siempre. Así se hizo acérrimo blanquiazul un valenciano de nombre Iván Marco.

Iván Marco, en su última visita al Heliodoro.

Iván Marco, en su última visita al Heliodoro. / ED

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Santa Cruz de Tenerife

Historias de aficionados blanquiazules hay miles, pero pocas expresan con tanta nitidez cómo el sentimiento y la pasión por el CD Tenerife se multiplica en la distancia. Iván Marco Dols (Valencia, 21 años) se hizo del representativo por casualidades de la vida. Fue así porque sus padres eligieron la Isla como destino de su luna de miel y, durante su estancia en la Isla, le compraron la equipación del equipo a su hermano mayor.

«Luego, cuando yo nací, solo quería ponerme la camiseta del Tenerife y a partir de ahí la mayoría de años me compraban las camisetas del equipo, que, por aquel entonces, era muy complicado conseguirlas», relata Iván, que fue viendo crecer su entusiasmo por un equipo que no era de los grandes, tampoco de los más mediáticos.

Conforme fue alimentándose su tinerfeñismo, este joven seguidor valenciano sintió la necesidad de ver a su equipo in situ. «Mis padres nos llevaban a verlo cuando estaba más o menos cerca», recuerda. Poco después, empezó a desplazarse junto a su hermano. «Siempre que podíamos», remarca.

Su anecdotario de recuerdos blanquiazules está repleto de vivencias inolvidables. «De pequeño, tendría seis o siete años, yo jugaba en el Valencia y me hicieron una entrevista preguntándome cosas de mi club. Me preguntaron quién era mi futbolista favorito y dije que Nino. Fue la primera vez que noté asombro por decir que yo era del Tenerife», relata.

Su pasión se ha ido contagiando hasta el punto de que, a la hora de hacer planes, sus amigos se apuntan a ver al Tenerife con él. «Hemos ido a Leganés, Elche, Zaragoza, Girona… Éste último fue el de la ida de la final por el ascenso. Conseguimos las entradas gracias a la Peña Ibérica y así fue que nos hicimos socios», cuenta Iván, quien ejerce como coordinador y entrenador de cantera en un equipo de fútbol.

Subraya Ivanchu, que así le llaman, que ha hecho auténticas locuras por su equipo. En Girona, en Leganés… «Pero sin duda el viaje de mi vida fue a Tenerife. Un martes me dicen que no tengo que entrenar el fin de semana ya que aquí estábamos de fiestas, por las Fallas. Daba la casualidad que el Tenerife jugaba en casa y era contra Las Palmas, así que nos compramos el vuelo, cogimos el hotel al lado del campo y fuimos al Heliodoro». Un aficionado que había conocido en Montilivi le dio «una bienvenida impresionante», y luego recuerda emocionarse al ver el impresionante mosaico con el que la grada recibió a los futbolistas.

Se fue Ivanchu Marco con un montón de recuerdos, regalos de camisetas antiguas del club de sus amores y, lo más importante, amistades en casi todas las peñas. Cuenta en la distancia que su tinerfeñismo va mucho más allá de resultados o categorías. Sin ir más lejos, hace unas semanas se acercó a Cartagena cuando el equipo ya estaba descendido. «¿Qué le vamos a hacer? Cuando se habla de sentimientos, son algo inexplicable», responde. Y ya cuenta los días para que se sepa en qué grupo encajarán al representativo, con la idea de seguirlo ahora también en Primera RFEF. Y todo por un viaje de novios.

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