El CD Tenerife ante el reto de ascender a la primera

l CDTenerife solo consiguió una vez lo que intentará la próxima temporada, recuperar una categoría perdida en un año. Ese récord permitió a los blanquiazules retornar a Segunda División en 1986, con un Javier Pérez recién llegado a la presidencia del club y un equipo ganador preparado por Martín Marrero.

La celebración del ascenso con Cervera en Hospitalet.

La celebración del ascenso con Cervera en Hospitalet. / CD Tenerife

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Santa Cruz de Tenerife

El ascenso como único objetivo. Ya sea por la vía directa, como campeón de grupo, o recorriendo el camino más largo, el de las dos eliminatorias de la promoción. El CD Tenerife iniciará con esa obligación la temporada que comenzará a finales de agosto. El retorno a Segunda sí o sí. No será una experiencia nueva para un club de casi 103 años de existencia y que se adentró en el circuito nacional en 1953. Ya son ocho los descensos que ha tenido que gestionar, sin contar el que se confirmó el 10 de mayo. Solo una vez volvió a la primera.

Si hubiera que copiar uno de esos antecedentes sería el de la campaña 1986/87, comenzada con la novedad de la presencia en los despachos y el palco de Javier Pérez y su Alternativa Blanquiazul, la corriente que salió al rescate de la entidad en un momento delicado económica y deportivamente. El equipo había caído a Segunda B soportando una deuda de unos 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros), pero la nueva directiva, sustituta de la comandada por José López Gómez, supo dar en la tecla en todo desde el principio. De entrada, diseñando una plantilla que dio los resultados inmediatos. Máxima eficacia para cruzar la meta como líder de una Segunda B que se concentró en un único grupo formado por 22 equipos. Con Martín Marrero como entrenador y fichajes como Felipe Hernández Tata, Salvador Mesa, Víctor Celso, Salvador Campello, Juan Carlos Bernard, Lope Acosta o Isidro García, con el regreso de David Amaral tras su paso por el Binéfar y la permanencia de Peio Aguirreoa, Toño Hernández, Quique Medina, Julio Suárez, Chalo, Francesc Sirvent, Kiko de Diego, José Ramón, Luis González , Toño Reyes y Celestino Suárez, aquel Tenerife superó a todos los participantes en puntuación (solo cuatro derrotas en 42 jornadas) y subió a Segunda junto a Lérida, Granada y Burgos.

Fue la única vez que el Tenerife logró recuperar una categoría perdida en el primer intento. Además, colocó esa base para desarrollar luego su etapa más exitosa, con el salto a Primera de 1989 y la posterior década al más alto nivel.

Un par de años

Tampoco hubo que esperar mucho para ver al equipo escalar de Segunda a Primera en 2001 y de Segunda B a Segunda en 2013; un par de temporadas en cada caso.

El precedente más lejano fue otra obra que llevó el sello de Javier Pérez, en ese caso con Santiago Llorente en la dirección deportiva y Rafael Benítez en el banquillo. Tras una maniobra de aproximación fallida en el curso 99/00, con Mauro Sandreani, Fernando Castro Santos y Ángel Cappa tratando de acercar al equipo a la parte alta de la clasificación, el Tenerife recuperó su plaza en Primera pese a la alta competencia generada por sus rivales directos, Sevilla, Betis –que también subieron– y Atlético de Madrid. El gol de Hugo Morales en Leganés devolvió al representativo a la competición principal tras solo dos años de ausencia.

Fue el mismo tiempo que transcurrió para que el Tenerife escapara de Segunda División B en 2013. En un desplome sin precedentes en su historia, el club encadenó dos descensos seguidos y pasó de Primera a la categoría de bronce en el menor margen posible. Presidido por Miguel Concepción y con Pedro Cordero en la dirección deportiva, el Tenerife se quedó a las puertas del ascenso en la campaña 2011/12. Se le escurrió en la eliminatoria disputada ante la Ponferradina con Quique Medina en el banquillo. El sustituto de Andrés García Tébar, que había cogido el testigo de Antonio Calderón, fue esencial en el siguiente intento, pero no ejerciendo la función de técnico, sino la de encargado de elegir los fichajes. Para empezar, Quique acertó con la contratación de un nuevo entrenador, Álvaro Cervera. De forma paralela, aprovechó el potencial de la plantilla que había quedado y la mejoró con jugadores como Javi Moyano, Íñigo Ros, Suso Santana, Cristo Martín o Bruno González, los tres últimos, canteranos de ida y vuelta a casa. La mezcla cuajó y, después de ser campeón del Grupo I, el Tenerife subió a Segunda al superar al Hospitalet en el cruce entre dos de los cuatro líderes.

El destino ha querido que Cervera asuma un reto similar, no como un debutante sino como el segundo entrenador con más partidos del Tenerife dirigidos, 134, por los 160 de José Luis Oltra. Álvaro ya conoce el camino. En la 12/13 lo recorrió con 20 triunfos, trece empates y cinco derrotas en la fase regular y con el 3-1 al Hospitalet en el Heliodoro y el 1-0 en el campo Feixa Llarga el 2 de junio de 2013.

Con más paciencia

Los otros regresos se resistieron mucho más. El más largo duró ni más ni menos que 27 años, desde 1962 a 1989 para volver a competir en Primera División. El siguiente, de siete temporadas, las que se consumieron desde el descenso a Segunda de 2002 y el ascenso a Primera de 2009 con Oltra al frente. Mucho antes, a finales de los 70 y principios de los 80, el Tenerife gastó cinco campañas para dejar atrás la Segunda B. En 1983 se abrió una nueva etapa a cargo de una plantilla preparada por José Ramón Fuertes. Y queda la única etapa del club en Tercera –de ámbito nacional–, consistente en tres cursos, del 68/69 al 70/71.

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