Derrota en el 'hasta pronto' a Segunda del Tenerife en el Heliodoro
El Tenerife pierde su último partido en casa de la temporada de su descenso a Primera RFEF
El Real Oviedo, que compite por el ascenso, vence al aprovechar un error defensivo en la recta final del encuentro

CD Tenerife-Real Oviedo, en imágenes / María Pisaca

Terminó el recorrido del Tenerife por la Segunda División en el Heliodoro Rodríguez López, al menos hasta la temporada 26/27, la posterior a la que pasará en Primera RFEF con el único objetivo de ascender. Habrá que ver. El 'hasta pronto' no tuvo historia para los blanquiazules, pero sí mucha para el Real Oviedo, que vive en otro mundo, el de los equipos que están compitiendo por ascender, incluso por la vía directa. La despedida tuvo un toque de dignidad por la respuesta del equipo de Álvaro Cervera, pero no incluyó el 'premio' de consolación del triunfo. Se lo llevó la escuadra asturiana gracias a un regalo defensivo protagonizado por Landázuri. Nacho Vidal desenvolvió el obsequio para sentenciar en el minuto 73. No venció el que más lo mereció -nada nuevo en buena parte de este curso-, pero sí el único que tuvo la necesidad de ganar.
Cervera había avisado que en los dos partidos con algo en juego para el rival, el de este domingo y el siguiente ante en Almería, iba a evitar las pruebas en la alineación que sí había realizado en Cartagonova -Gabri Palmero y Jorge como titulares, por ejemplo-. Y así fue. Con la excepción de la presencia de Salvi Carrasco en lugar de Edgar Badia, que había tenido fiebre durante la semana, el entrenador eligió a sus futbolistas con más minutos, a los 'habituales'. La novedad estuvo en la ausencia de un delantero. El técnico armó el doble pivote con Aitor Sanz y Aarón Martín, puso por delante a Yann Bodiger, iniciando la presión y ejerciendo también de enganche, ensanchó con Luismi Cruz y Waldo Rubio en las bandas y sorprendió asignándole a Diarra el papel de falso nueve. Una fórmula no utilizada hasta ahora en una formación inicial. Al todoterreno Yussi le costó cogerle el pulso a esa función. Le puso interés, pero no es lo suyo.
Un gol anulado
Nombres aparte, el Tenerife consiguió que no se notara la diferencia de necesidades. De su parte, ninguna por estar descendido a Primera RFEF, solo la de tratar de agradar en su despedida del curso y de la categoría en casa. El peso lo debía llevar un Real Oviedo que había comenzado la penúltima jornada con opciones de conquistar una plaza de ascenso directo después de garantizarse su participación en el 'playoff'. Aunque fueron los de Veljko Paunovic los que arrancaron con la firme vocación de llevar la iniciativa y mandar, el duelo se fue equilibrando y no fue el reflejo de un anfitrión desenchufado o de vacaciones adelantadas y un adversario reactivado por tener opciones de atrapar el premio más valioso de Segunda División.
De hecho, el primer sobresalto en las áreas llegó en la asturiana en un ataque que terminó con el balón dentro de la portería de Aarón Escandell pero sin celebración tinerfeña por un detalle relevante, la salida del campo de la pelota en el centro antes de que se produjera el gol. En el minuto 3, el Oviedo ya se había dado cuenta de que el Tenerife no iba a facilitarle las cosas.
El tanto anulado tuvo su efecto en el desarrollo del partido. Los de Álvaro Cervera aprovecharon para seguir apretando, teniendo un poco más la posesión del balón, y su oponente se resguardó para minimizar errores: era cuestión de no conceder nada y de esperar su momento. En esta etapa, Bodiger rozó el 1-0 con un toque de cabeza a pase de Luismi con el que dirigió la bola al palo izquierdo de Escandell (7'). Sin pausa, Luismi lo intentó también por alto llegando desde atrás y cazando una asistencia procedente del carril izquierdo. Fuera por poco (8'). En un rato, el Tenerife había reunido muchos más méritos para marcar que un Oviedo que respondió con un centro de Rahim que no acertó a agarrar Salvi y que no pudo embocar Alemao (11'). Sin llegar a ser un intercambio de golpes, el duelo empezó a animarse. Pero, en realidad, había sido un despertar con falsa apariencia, ya que el juego comenzó a enredarse en el medio en un atasco compartido e interrumpido de manera puntual por Hassan con un chut raso y flojo que resolvió Salvi sin dificultades en el minuto 40, de camino al intermedio.
El paso por los vestuarios no le metió velocidad al encuentro. Raro en el lado ovetense por su condición de candidato a dar el salto a Primera sin la necesidad de disputar la promoción. Y el Tenerife siguió a lo suyo, seguro atrás, sin fisuras y atento al menor despiste para morder. Con esta fórmula, al menos contó con una ocasión medio clara, una falta cercana a la frontal del área que ejecutó Waldo demasiado abierta (53').
Los primeros cambios
Cerca de la hora de juego, los entrenadores (Cervera en las cabinas de prensa por estar sancionado) entraron en acción. El local quitó a Waldo (ovacionado por el público en algo así como una despedida no anunciada) y apostó por Enric Gallego. Con el ariete en el campo, el multiusos Diarra se acopló la demarcación de interior izquierdo. Paunovic también retocó la alineación con un triple cambio: Luengo, Paraschiv y Cazorla al rescate de un Oviedo plano, nada profundo, sin la ambición que se suponía que iba a aplicar, dadas las circunstancias. Un movimiento de piezas y una modificación del sistema para aumentar el caudal ofensivo. La decisión acabaría dándole su premio.
Y en un partido así, sin grandes relieves y aletargado, también caben los regalos a modo de errores no forzados. Sin proponérselo, fue el as que tenía guardado el Oviedo en la manga. Y lo sacó con el permiso de Landázuri, autor de un dañino pase que se convirtió en una asistencia a Nacho Vidal, emergente en el área para definir delante de un desprotegido Salvi Carrasco (73').
Unos instantes antes, Cervera había ordenado dos relevos más, los de Teto y Dani Fernández por Aarón y Luismi Cruz, que también recibieron su dosis de aplausos en forma de 'gracias por todo'.
Discreta despedida
De repente, el cronómetro se plantó en el minuto 80 y ahí se aceleró todo, el final de la estancia del Tenerife en Segunda División como equipo local (le queda la visita al Almería) y un tránsito más cómodo y fiable del Real Oviedo hacia una victoria de esas que se entienden más desde el peso de las dinámicas que desde los méritos en el campo.
El cierre fue discreto. Aplausos para los blanquiazules por parte de un público que había expresado su descontento con los árbitros con una pitada en el inicio del partido y poco más. Ningún indicio claro de fin de etapa. Sí se quedó en el césped Jérémy Mellot para recorrer el campo y saludar a los espectadores que se habían acercado al perímetro del terreno. Seguramente seguirá su carrera profesional en otro destino. No será el único. A partir de ahora se irá aclarando el futuro. El Heliodoro cerró para Segunda División y abrirá en verano para Primera RFEF. Un 'hasta pronto' sin premio de consolación, si es que había.
Suscríbete para seguir leyendo
- Koldo García: «Lo que me jode es Canarias, no haber conseguido nada del presidente»
- Investigan el incendio de dos coches de la misma mujer en Tenerife
- La provincia de Santa Cruz de Tenerife se queda a oscuras: registra todos los ceros energéticos en Canarias
- El sur de Tenerife como un ring de boxeo: nueva pelea viral y a los curiosos solo les falta apostar
- De Parque Marítimo con piscinas a un charco natural: la propuesta final para la costa de Añaza 21 años después
- La muerte de una joven en un coche en Tenerife fue un crimen machista
- Así será el nuevo Paseo Litoral de Santa Cruz: restaurantes, terrazas de verano, carril bici, zonas de baño y parque infantil
- Arde un coche junto a una autopista en Tenerife