La tarde de las despedidas fue también la de los pitos
Sonora protesta de la afición local contra los arbitrajes de toda la temporada

María Pisaca

Tarde de pitos, tarde de despedidas. La jornada del cierre de curso y del adiós (provisional) al fútbol profesional en el Heliodoro se convirtió también en un día reivindicativo. No quiso pasar la ocasión la afición del CD Tenerife, que tras sufrir tantos agravios arbitrales incluso amenazó con quebrar la unificación horaria –todos los partidos se jugaban a la vez– y sobrevoló en las horas previas que la pitada prevista hiciera pararse o retrasarse la celebración del choque. No ocurrió nada de eso, pero la sonora reclamación fue acogida de buen grado por una importante parte de la feligresía local, que se personó en el estadio con silbatos de todo tipo. Para hacerse oír.
La convocatoria había sido espontánea y a través de las redes. Después del enésimo atropello, sufrido una semana antes en Cartagena, la afición decidía pasar a la acción y hacerse protagonista. «Cada uno se expresa como quiere», añadía al final Enric Gallego, único portavoz de la plantilla insular que compareció ante los micrófonos. Álvaro Cervera también había dado su tácita aprobación el día antes. «Si no es nada que se salga de lo normal, me parece bien», apostilló el entrenador, ubicado en una posición distinta a la habitual por su sanción, que justamente había venido por protestar ante los arbitrajes.
Por lo demás, la afición respondió. No fueron más de 10.000, pero sí los suficientes como para no deslucir un día especial, el de la despedida a muchos futbolistas locales. Algunos como Ángel, que se va, no pudieron hacerlo sobre el terreno de juego; y el adiós de otros fue testimonial, como el de Teto, predispuesto a cambiar de aires en cuanto acabe este aciago curso; o Fer Medrano, a quien Cervera dio unos pocos minutos a modo de punto y final. Nadie discute que el madrileño se irá, como tampoco hay dudas respecto a Jeremy Mellot. En su caso, hubo incluso un amago de vuelta al ruedo para saborear sus últimos minutos como local en el Rodríguez López, un escenario donde ha vivido alegrías, sinsabores y días intrascentes como el de este domingo, cuando el resultado apenas contaba para los jugadores insulares. Con la temporada perdida desde hace semanas, el día fue triste.
También hubo margen para los interrogantes. Nadie sabe a ciencia cierta si se quedará Aitor Sanz, o si lo hará Enric Gallego. Éste último se limitó a contestar que no tiene «ni idea» de lo que ocurrirá con su futuro, con su contrato a punto de expirar. Antes, habrá un último momento para que luzcan la blanquiazul aquellos que cierran un capítulo y abrirán otro. El Tenerife se resetea en apenas una semana. Toca empezar casi de cero.
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