La temporada de los escándalos en el CD Tenerife: carrusel de juntas, filtraciones en redes y una tablet que voló

La temporada que está a punto de tocar a su fin pasará a los anales de la historia blanquiazul como la más surrealista de todas. Normal que el desenlace deportivo haya sido el descenso, por cuanto ha habido episodios que producían «cierta vergüenza» incluso a los propios futbolistas del primer equipo, como así revelaba la semana pasada el capitán del representativo, Aitor Sanz.

Todo comenzó con el proceso de selección del entrenador que inició la temporada, Óscar Cano, que se hizo contraviniendo todas las opiniones de los profesionales deportivos de la entidad y en una decisión unipersonal del máximo accionista, José Miguel Garrido. Lo hizo en medio de una gran contestación por parte de la afición y a las peñas. A éstas últimas, las emplazó a reunirse con él en el hotel Mencey para contarles noticias relacionadas con fichajes y política deportiva sin pasar por el filtro de los medios de comunicación.

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Estupor

Posteriormente se produjo otra decisión que provocó estupor dentro y fuera del vestuario: la venta de Álex Corredera al fútbol ruso cuando ya el mercado estaba cerrado para firmar a un recambio de garantías. La temporada no pudo comenzar peor y a la quinta jornada cayó Cano, fulminado tras una derrota en Eibar.

A las pocas semanas, Garrido se presentó alterado y sin avisar en el hotel de concentración del equipo en Córdoba. La escena fue tan desagradable que la tablet de un futbolista (Teto) acabó volando en la sala de juntas donde se produjo la reunión de Garrido con su plantilla.

Cuenta fake

Ante los jugadores, el inversor madrileño había llegado a romper un billete de 50 euros para escenificar que se estaba jugando su dinero. Antes, durante el verano, su entorno tuvo abierta una cuenta fake en la red X donde se arremetía contra futbolistas del propio equipo, periodistas y otras figuras relacionadas con el club.

Cuando quien administraba esta cuenta pasó a amenazar a terceros, el entonces presidente Paulino Rivero decidió tomar cartas en el asunto. Todo ello en medio de un carrusel de juntas y acusaciones entre accionistas. Es la temporada de los escándalos en el CD Tenerife.

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