El futuro de Aitor Sanz debe resolverse de forma inminente

«La respuesta la tiene solo Aitor». Iñaki Espizua, representante del futbolista más emblemático de la actual plantilla del representativo, emplaza al tinerfeñismo a esperar unos días para confirmar si el mediocampista madrileño estará enrolado en el proyecto de la resurrección. «Hay que ser cautos. En los próximos días se tomará una decisión, que le corresponde a él, porque es absolutamente obvio que se ha ganado ese derecho», apuntó ayer.

«Es un lujo de persona. Son ya muchísimos años de vinculación al Tenerife, lo siente como si fuera suyo. A nivel personal y deportivo, es un futbolista excelente», valoró Espizua, su representante de toda la vida. Además, puso de manifiesto el esfuerzo que ha estado haciendo el capitán para mantenerse al más alto nivel, sobreponiéndose incluso a lesiones tan graves como la última, que puso en entredicho su continuidad en la élite.

«Por sus condiciones, se tiene que cuidar muchísimo, a su edad, pero sobre todo por los problemas físicos que ha tenido en los últimos años. Vive para el fútbol y se cuida una barbaridad», resume el agente. En este sentido, Sanz ha tenido que jugar muchas veces infiltrado y al límite. «Ha venido arrastrando muchas veces el día a día con dolores, pero ha ido asumiéndolos con cierta normalidad. La mejor noticia es cómo llega al final de la competición.

Se ha probado y se ha demostrado a sí mismo. Él quería darse cuenta de que efectivamente le respondía el organismo para continuar en la brecha, y va a llegar a la última jornada con unas sensaciones muchísimo mejores de lo esperado. Eso le ayudará para decidir lo que se merece; él se ha ganado el derecho a elegir lo que quiere hacer en este momento», explicita Espizua.

Su representante ensalza a Aitor como «una persona de grupo, que trabaja orientado al equipo», y también muy competitivo. «No le gusta perder a nada y mantiene unos criterios de rectitud absoluta. En parámetros futbolísticos, puedo decir que son propios de un jugador de otra edad», añade. «Sin duda es un caso único el de Aitor Sanz. Sí que estaría posicionado, por estadísticas, entre los jugadores del fútbol nacional con un proceso tan longevo, con toda la exigencia y toda la responsabilidad desde el p unto de vista físico, psicológico y de grupo», explica.

En una carrera tan brillante, le ha faltado al madrileño tan solo un logro: ascender a Primera y jugar en la élite. «Ahí tenemos una espinita clavada los que aprecimos a Aitor Sanz. Se hubiera merecido formar parte del club selecto de profesionales de Primera. Tuvo oportunidades en su momento para aceptar esa posibilidad, pero es terriblemente fiel al club, a la ciudad y a la afición. Lo que le hacía más feliz era continuar en la Isla, y fue lo que hizo», responde su agente al preguntársele por la opción, desestimada, que tuvo para ir al Cádiz. Ahora, su gran anhelo es que el Tenerife suba otra vez, pero no está confirmado aún que sea con su concurso en activo.

«Los mejores son aquellos capaces de levantarse de forma inmediata cuando sufren situaciones así. Lamentarse solo genera mayor desazón. Cuando ha caído, uno tiene que levantarse a toda velocidad y por supuesto hay un mañana para devolver, con Aitor o sin Aitor, al Tenerife a la categoría profesional», sugiere Iñaki Espizua, cuyo propio mensaje deja en el aire una cuestión que debería resolverse a muy corto plazo. Más que nada, para que la afición sepa el domingo si está despidiendo, o no, a uno de sus grandes iconos.

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