Los contratos del CD Tenerife

Entre la realidad y las palabras

Jeremy Mellot ha sido el último de los futbolistas del representativo en presumir públicamente de su compromiso –nadie lo duda– intachable con el club. Pero eso no quiere decir que vaya a quedarse. Una posible caída a Primera RFEF cambia las coordenadas para muchos jugadores con contrato.

Mellot, en la zona mixta de Riazor el pasado domingo. | CDT

Mellot, en la zona mixta de Riazor el pasado domingo. | CDT

manoj daswani

Santa Cruz de Tenerife

Aunque evidentemente el foco está en competir de la mejor manera posible y apurar las opciones de milagro que aún le quedan al CD Tenerife, en el pensamiento de muchos aficionados ya ha sobrevolado la duda respecto al futuro de algunos futbolistas blanquiazules en caso de que se sustancie el indeseado descenso al fútbol no profesional. Devuelven a la actualidad este debate las declaraciones de algunos jugadores que se dicen «encantados» de sentarse a hablar con el club y que no hacen ascos, al menos públicamente, a la opción de defender la indumentaria del representativo incluso fuera de la Segunda División. El último en manifestarse en este sentido ha sido Jeremy Mellot, que salió al paso el domingo de los rumores que apuntan que ya habría firmado con otro club. Señaló el francés que tiene dos años más de contrato y no descartó que vaya a quedarse. Lo hizo con cierta tibieza, pues bien sabe que un posible descenso cambia las coordenadas para casi todos.

Días antes, también había hecho declaraciones sobre su porvenir profesional el grancanario Fabio González, con contrato solo hasta junio, y que asegura que en el Tenerife se siente «muy cómodo y como si estuviera en casa», a muy escasos kilómetros de su isla natal.

La realidad, y ahí es donde cobran un papel esencial la pericia y los conocimientos de Manu Guill, nuevo director deportivo del representativo, y que será presentado en junio, es que muy probablemente el probable descenso deje pocos supervivientes en nómina. Dice la experiencia de otros clubes que han sufrido el traumático aterrizaje en Primera RFEF que las economías de los clubes recién descendidos no pueden permitirse más que sostener a un puñado de jugadores de los que tenían en la categoría profesional. Además, es lógico pensar que muchas de las declaraciones realizadas por los futbolistas en este tiempo de incertidumbre sobre el futuro tienen más que ver con una posición de respeto o con una pose; más que con la opción real de que vayan a jugar con el Tenerife también si desciende. De todas formas, cada caso presenta sus peculiaridades y asteriscos. Por poner solo un ejemplo, no hay nada que ver entre la posición o el caché de Luismi Cruz que el de Teto o David. O con el caso especialísimo del emblemático capitán, Aitor Sanz, que se enfrenta a un debate crucial en su vida: seguir o retirarse.

De todos los jugadores cuyo porvenir profesional pueda estar en duda, el que más claro lo tiene es Maikel Mesa. «Hice un esfuerzo grande por volver a casa y es aquí donde quiero estar», ha verbalizado en numerosas oportunidades. En su caso, no solo demuestra compromiso y fidelidad con palabras; también con hechos. Junto a Aitor, ha sido el único jugador del plantel que se ha rebajado –sin publicidad ni alardes– voluntariamente sus emolumentos para esta temporada. Si hubiese que apostar, el nombre de Mesa sería fijo en la configuración del plantel para el curso venidero.

Más complicado es que sigan nombres como Luismi Cruz o Sergio González. Ambos han declarado que están dispuestos a continuar. En el caso del futbolista de Puerto de Santa María, ya tuvo pretendientes en el mercado invernal. «Ahora mismo no estoy pensando en eso; yo soy jugdaor del Tenerife, tengo contrato y hasta que el club quiera voy a estar aquí», ha dicho el gaditano. En realidad, no miente. La pelota estará en el tejado del club, al que probablemente le convenga una cesión como la que ya está contemplada en su contrato en caso de descenso; o incluso un traspaso. Parece difícil pensar que Cruz continúe, lo mismo que un Sergio con cláusula de extinción automática si el representativo sale del fútbol profesional. Aún así, el polifuncional jugador cartagenero ha evidenciado una actitud y un talante incomensurables. También en su verbo: «Ya se verá a final de año, yo estoy dispuesto a hablar».

Medrano saldrá seguro, pero habrá que negociar. Lo mismo que con Juande Rivas o Adri Guerrero, en cuyos contratos no se redactó un epígrafe para su salida por descenso. En estos casos de extrema urgencia y necesidad, la canariedad es un factor a tener en cuenta. «Tengo contrato», son las dos palabras que utilizan Teto y David Rodríguez para contestar sobre sus respectivas situaciones profesionales. Ángel también está dispuesto a quedarse, o a renunciar a la plaza en los despachos que le garantiza el acuerdo que alcanzó para volver a casa. Y César tiene un año más.

No obstante, el que más cauto ha sido a la hora de hablar de la temporada próxima es Aitor. La veteranía es un grado y no ha querido ser tan atrevido como el accionista de referencia Rayco García, que le ve dentro del proyecto 25/26. n

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